Ruta por el río más largo de España

Cada vez más inclinados hacia las rutas largas por carretera, por interior o por costa, por montaña o por la meseta, es imposible resistir la tentación de recorrer de este modo el río más largo de España. Tomar la carretera y, en la medida de lo posible, seguir su curso, descubriendo poblaciones, monumentos y espacios naturales a los que tal vez de otro modo no se llegaría. Allá vamos.

¿Cuál es el río más largo de España?

Puede haber una cierta confusión a la hora de hablar del río más largo de España. Si bien es cierto que el Tajo es el más largo de la península, con una longitud de 1092 kilómetros, tan solo recorre España durante 857. El río Ebro, por su parte, nace y muere en el país, bañando siete comunidades autónomas. Con sus 930 kilómetros, el Ebro puede considerarse el río más largo de España. Es, así, el protagonista de esta ruta que tiene todas estas paradas.

El nacimiento del Ebro y su paso por Cantabria

Nacimiento del río Ebro
Nacimiento del río Ebro. | Shutterstock

El río Ebro nace en Cantabria, en un entorno en el que solo puede nacer un gigante así. Entre fresnos y chopos, custodiado por una pequeña estatua de la Virgen del Pilar, el Centro de Interpretación Río Ebro proporcionará al viajero las claves para entender todo lo relativo al río más largo de España.

La carretera, tras el inicio de la ruta, conduce hasta Arroyo, un pequeño pueblo que habita en la orilla del embalse del Ebro. Su construcción supuso la desaparición de pueblos, por lo que estas aguas fueron observadas durante el siglo pasado prácticamente como el enemigo. Hoy Arroyo conserva la memoria de un lugar de belleza innegable, pero pasado doloroso.

El discurrir del río conduce entonces hacia un entorno repleto de construcciones de otro tiempo. Merece la pena aparcar el coche y descubrir el molino de La Renegada o los de Barcena de Ebro, un pueblo pequeño pero con mucho encanto, así como la iglesia de San Cristóbal o la ermita de la Virgen de Otero. El conjunto conforma uno de los paisajes más bonitos que se pueden encontrar en este recorrido. Todo el entorno del municipio de Valderredible merece la pena.

Sorprenderán los templos rupestres que pueden encontrarse en el trayecto. La necrópolis de San Pantaleón, ubicada en la cima y los alrededores de un pequeño promontorio calizo, presenta todo tipo de tumbas todavía visibles. Una iglesia cuya planta quedó grabada en roca todavía preside el conjunto. Hay que desviarse ligeramente para descubrir otros templos rupestres, como la ermita de San Acisclo y Santa Victoria. Pero otros, como la iglesia rupestre de la Virgen del Carmen, descansan a orillas del Ebro.

El Ebro en su paso por Castilla y León

Cascada de Orbaneja del Castillo
Cascada de Orbaneja del Castillo. | Shutterstock

Seguramente la estampa más popular del Ebro en Castilla y León sea la que forma junto al impresionante pueblo de Orbaneja del Castillo. El atronador sonido del agua y la imagen del río partiendo la localidad en dos es inolvidable para cualquiera que tenga ocasión de contemplarla. De Orbaneja del Castillo hemos hablado largo y tendido. Merece la pena visitar este pueblo, sin duda uno de los más bonitos de España.

Tras dejar atrás los diferentes miradores en los que disfrutar de los cañones del Ebro, la siguiente parada puede ser el monasterio de Santa María de Ríoseco. En realidad, son un conjunto de ruinas, pero el paso del tiempo y la decadencia no ha anulado su belleza ni su monumentalidad. Habitado durante siglos, fue a comienzos del XIX cuando comenzó su declive.

La Ruta del Arte, en el valle de Valdivielso, permite aunar a la perfección naturaleza y expresión artística. 15 obras del escultor Carlos Armiño, sin perder de vista las aguas del gigante fluvial, acompañan al paseante por el Camino Natural del Ebro. Por último, lejos de este espacio pero todavía en Castilla y León, espera Frías. La ciudad más pequeña de España es a todos los efectos un pueblo de apenas 300 habitantes. Encaramado en un peñasco, vigila el Ebro desde las alturas y deja una de las estampas más bonitas de esta ruta que persigue el río más largo de España.

El río Ebro en su paso por La Rioja

San Vicente de la Sonsierra
San Vicente de la Sonsierra. | Shutterstock

En su paso por La Rioja, el río Ebro atraviesa localidades tan interesantes como Briones o San Vicente de la Sonsierra. Briones, situada en un pequeño cerro, está declarado Conjunto Histórico-Artístico por su trazado medieval y la conservación de algunos edificios de importante valor arquitectónico. San Vicente de la Sonsierra, situado en la otra orilla del Ebro, también en lo alto de un altozano, destaca en este paisaje riojano con monumentos tan interesantes como la iglesia de Santa María la Mayor.

El Ebro serpentea en este punto entre La Rioja y Euskadi, dando forma a la frontera y decantándose al final por la primera comunidad. Llega así a Logroño, parada imprescindible del Camino de Santiago en su vertiente francesa. De esta ciudad puede destacarse la siempre abarrotada calle Laurel, la concatedral de Santa María de la Redonda o el parque del Ebro, desde donde se puede admirar, precisamente, el río.

La Rioja es, claro, tierra de bodegas, así que en el camino hacia Navarra, sin abandonar el objetivo de esta ruta, puede uno detenerse en los diferentes enclaves que han hecho de esta tierra la tierra dedicada al vino por excelencia. Justo en la frontera con la siguiente comunidad autónoma, la Reserva Natural de los Sotos del Ebro en Alfaro es el complemento perfecto para las caudalosas aguas que condicionan el paisaje en su totalidad.

Navarra y el río Ebro, un romance breve

Tudela
Tudela. | Shutterstock

En su paso por Navarra, el río Ebro atraviesa uno de sus enclaves más reconocidos: Tudela. En esta ciudad el viajero encontrará uno de los puentes más antiguos sobre el río, que tuvo reconstrucciones posteriores pero originalmente data del siglo XI. Casi nada. Antes de abandonar Navarra, aprovechando el cruce de fronteras hacia Aragón e incluso aunque haya que desviarse un poco, no hay que dejar de descubrir el impresionante paisaje de las Bárdenas Reales.

El paso del río Ebro por Aragón

Zaragoza
Zaragoza. | Shutterstock

Una vez en Aragón, el Ebro conduce al viajero por paisajes de todo tipo hasta llegar a Zaragoza, uno de esos rincones irremediablemente condicionados por el río. Sobra decir que la capital aragonesa es una de esas ciudades en las que quedarse durante días, paseando con tranquilidad las calles que rodean la impresionante catedral-basílica de Nuestra Señora del Pilar.

El Ebro parte Zaragoza en dos y después sigue su camino hacia pequeñas localidades como Velilla de Ebro, un pueblo con todas las de la ley. Toma aquí un doble camino, desdoblándose casi como si quisiera acercarse a la población, generando una bonita imagen. Más imágenes bonitas: la de la ermita de la Magdalena, situada en la isla de mismo nombre, en el embalse de Mequinenza, que también es conocido como el mar de Aragón. En este punto el Ebro tiene la forma de una serpiente. Siseando se llega, poco a poco, al castillo de Mequinenza, situado en lo alto de una colina, dominando la confluencia de los ríos Ebro, Segre y Cinca.

La muerte del Ebro: su desembocadura en el mar de Cataluña

Paisaje en la desembocadura del río Ebro.
Paisaje en la desembocadura del río Ebro. | Shutterstock

Aunque es tentador conocer otros cursos, el primero sigue siendo el protagonista y con él nos quedamos para adentrarnos en Cataluña, donde termina muriendo. La sorpresa es mayúscula cuando uno llega a Miravet, otro de esos enclaves de postal de esta ruta. Uno de los pueblos más bonitos de España no lo es solo en la distancia, aunque sea sin duda su imagen más popular. Sus calles medievales son preciosas y están coronadas por un impresionante castillo templario.

La muerte del Ebro queda ya cerca, pero todavía tiene un último regalo. En su tramo final de vida conforma el Parque Natural del Delta del Ebro, el mayor humedal de Cataluña y uno de los hábitats acuáticos más importantes del Mediterráneo occidental. Aquí acaba esta ruta protagonizada por numerosas localidades y monumentos, pero, sobre todo, por el río más largo de España. Si el viajero se ha quedado con ganas de más carretera, siempre puede animarse con esta que recorre las formas de la costa mediterránea española.