Solanell, éxodo urbanita

Edificación de Solanell | Cooperativa Reviure Solanell

En el año 1200 se dio en el vizcondado de Castellbó un momento histórico que marcó todo el siglo XIII en la zona. Los cátaros se instalaron en este lugar y comenzaron a ser populares. La filosofía cátara es un movimiento cristiano de carácter gnóstico de un sector de la iglesia que no apoya al papado de Roma y muestra su descontento.

Pueblo y filosofía comenzaron una relación cuando acuden los barones del norte de Francia a occitania para eliminar dicha herejía. Lo que hicieron en su mayoría fue trasladarse al mencionado vizcondado de Castellbó, en Lleida. Este condado era un estado pirenaico independiente y sirvió como refugio a los cátaros.

El movimiento religioso caló entre la población que habitaba la zona. “Algunas de las familias nobles que vivían en el pueblo, y eran señores feudales, simpatizaron con esta filosofía. Por lo tanto fue muy importante en Solanell y en todo el vizcondado de Castellbó” expresa el historiador, socio y miembro integrante de la junta de Revivir Solanell, David Gracia.

La historia de Solanell, en el Alt Urgell, es anterior al momento ya citado de los cátaros. Tiene su origen antes del año 1000. En concreto, los primeros documentos sitúan el nacimiento del enclave en el siglo IX. Es un pueblo milenario que nace antes de la reconquista, según las conclusiones de los investigadores.

Éxodo rural

Edificaciones de Solanell | Cooperativa Reviure Solanell

El último habitante de Solanell se marchó del pueblo en el 1972, aunque antes de ello, los fue perdiendo poco a poco. El motivo del abandono de las casas es el éxodo rural que surge con los vecinos de la zona. Entre los años 50 y 70 del siglo XX comienza en Cataluña un nuevo desarrollo de la industria textil. Las fábricas abren sus instalaciones en las grandes ciudades y aparece así un nuevo modelo de negocio.

Solanell era un pueblo que se dedicaba a las actividades ganaderas y el cultivo de la tierra. A mediados del siglo XX, muchos de los lugareños ya no querían o podían dedicarse al sector primario. La solución pasó por marchar a las urbes. La recompensa era un sueldo fijo. Antes, sufrían una fuerte inestabilidad económica, por lo que los ingresos estables les generaban una enorme tranquilidad.

Paisaje y caballos de Solanell | Cooperativa Reviure Solanell

Como muchos otros pueblos del vizcondado de Castellbó, y de toda España, Solanell sufrió la despoblación a mediados del siglo XX, pero no siempre fue así. Antes de la Guerra Civil la localidad estaba habitada por más vecinos. No fue una época fácil, pero el lugar consiguió mantenerse. Las circunstancias cambian a finales de la guerra y principios de la posguerra.

En Solanell se vivió el fenómeno de los maquis, patrullas guerrilleras que pretendían luchar contra el franquismo. Eso provocó en muchos pueblos del pirineo, también aquí, una printa tendencia de los vecinos a mudarse. Un motivo más para asistir a núcleos urbanos como Barcelona, Tarragona y Lleida.

“Este fenómeno implicaba que se quemaran las casas, que hubieran tiroteos e incluso muertos. Por ello, provoca que en Solanell se diera la despoblación. Con el trauma que supuso las muertes, casas quemadas y tiroteos en los habitantes, estos decidieron marcharse del lugar a otras poblaciones” declara el historiador, David Gracia.

Reviure Solanell, una oportunidad imprevista

Hace una década, cuando Saül Garreta descubre el pueblo, la historia del mismo se ve alterada irremediablemente. Este arquitecto catalán se encuentra una localidad completamente en ruinas, pero apuesta por ella. Adquiere la mayor parte de las casas y comienza a reconstruirlas. “Saül consideró que no quería construir urbanizaciones. Es lo que todos pretenden hacer con este tipo de lugares, convertirlos en algo turístico. Él quiere recuperar el pueblo y el espíritu original del pueblo”, expone Gracia.

Edificación de Solanell | Cooperativa Reviure Solanell

Nace así la cooperativa Reviure Solanell, Revivir Solanell en castellano. Este proyecto tiene como objetivo, según David “reconstruir el máximo de casas, poder incluso vivir como una comunidad de vecinos”. Añade que “lo más bonito de ir a vivir a un pueblo es que en las casas que te rodean haya gente viviendo, niños jugando, que haya vida. Eso es a lo que nosotros aspiramos recuperar el pueblo, pero recuperarlo desde un punto de vista humano”.

El proceso de reconstrucción no está siendo algo fácil y rápido. Son casas grandes con paredes elevadas de gran magnitud. La mayor parte están sin tejado. Vigas y tabiques se han empezado a caer. En Solanell aún queda mucho trabajo por hacer a nivel de reconstrucción física, pero se han conseguido recuperar cuatro casas.

Edificación de Solanell | Cooperativa Reviure Solanell

Los primeros nuevos vecinos de Solanell

A día de hoy, en estas viviendas ya hay vecinos instalados. “La población flotante de Solanell es de unas 10 personas, pero empadronados hay unos 4”, afirma Gracia. Entre el vecindario se encuentra una persona muy especial. Flora Sala, junto con su familia, reside en una de las casas. Es hija del pueblo, uno de los últimos nacimientos que se dieron en Solanell, de lo que surge una gran conexión afectiva.

Según David Gracia, “La gente cada vez está más abierta a vivir de este modo rural”. Solanell cuenta con todos los suministros básicos, a disposición de todos. Tiene incluso conexión a Internet, reclamo para que los urbanitas acudan a vivir o visitar el pueblo. Con estas necesidades cubiertas, desde la cooperativa confían en que el éxodo proveniente de la gran ciudad es posible.

La implicación de David Gracia con el proyecto comienza con sus investigaciones. Es historiador y conoce el enclave gracias a la observación histórica que ha realizado. El pueblo aparecía en mucha documentación que encontraba en los archivos. Es a partir de este momento cuando se entusiasma con la iniciativa. “Me pareció interesante no solo recuperar su pueblo físicamente hablando”, afirma.

Edificación de Solanell | Cooperativa Reviure Solanell

También participa escribiendo artículos sobre la historia del pueblo. Además, no solo colabora en las actividades de carácter lúdico, sino que interviene en la restauración de algunos de sus edificios, de sus calles y de algunos de sus muros. Entre las actividades lúdicas se encuentra la celebración de la fiesta mayor en octubre. Festividad que se aprovecha para invitar a gente de la zona e hijos del lugar.

Revive el anecdotario

Entre los edificios en uso, Solanell cuenta con un refugio que se llama el “Gallo negro”. Toma este nombre en honor de una historia popular que ha pervivido a pesar de los años. Por tal nombre era conocido el capellán o rector del pueblo entre los 50 y los 70. “Era una persona que protagonizó algunas anécdotas relacionadas con unos temas, así pícaros de la época. A partir de ahí se creó como una leyenda, aunque sucedió de verdad, pero la voz popular exagera las anécdotas y las convierte en leyendas o en mitos”, recuerda David.

Paisaje nevado de Solanell | Cooperativa Reviure Solanell

Por Solanell ha pasado el tiempo. Se nota no solo en las casas que aún están en ruinas, sino en todas las vivencias que ha registrado su terreno. Ha conseguido volver a tener vecinos en sus hogares, algo que parecía tan imposible como la victoria de los cátaros. Justo ahora, se trata de un movimiento de población contrario al habitual el que trae esperanza a este bello rincón catalán. Uno que confía en el éxodo urbanita para terminar de recuperarse y renacer más aún.

Edificación de Solanell | Cooperativa Reviure Solanell

“En este proceso nos ha marcado mucho el hecho de recuperar el pueblo en todo el sentido. Recuperar su historia y sus anécdotas, como la de la orden de San Juan de Jerusalén que era una orden vecina de los templarios. La lleyenda el Gallo Negro o el asentamiento de la filosofía cátara”, sentencia David Gracia.