El trágico salto de una novia que dinamitó una tradición de Castellón

Para el Mediterráneo la posidonia es uno de sus más valiosas posesiones. Para el matrimonio de Vilanova, gracias al que nació la ciudad, su libertad fue su más ansiada recompensa. En la cueva submarina del Cantal aguarda también un tesoro, aunque este en estado literal. Todas las leyendas del Mare Nostrum han escondido hasta ahora sus propias riquezas, cada cual a su manera. En este episodio no iba a ser menos. A la historia del salto de la novia no le falta de nada. Tragedia, estupidez humana y pasión a partes iguales en una historia en la que los protagonistas lucharon por su propio tesoro: el del amor.

Una tradición “de lo más coherente”

Hace mucho tiempo, en las entrañas del municipio castellonense de Navajas, tenía lugar una tradición que se venía celebrando desde tiempos remotos. De esta manera, las parejas que iban a casarse debían de pasar una prueba para demostrar su amor. Consistía en saltar de una orilla a otra del río Palancia en su parte más estrecha delante de todos los vecinos del pueblo. Bueno, en realidad, era una prueba que solo debían de pasar las novias, no así los futuros maridos, que se limitaban a mirar el espectáculo.

Casca del Brezal
Casca del Brezal, también conocida como el salto de la novia | Shutterstock

Si la prometida conseguía sortear el mal trago significaba que el matrimonio tendría futuro. Sin embargo, si caía al agua o se amedrentaba antes de saltar, la pareja no funcionaría y, por tanto, la boda se cancelaba. Muchas novias superaron la prueba, sin embargo, otras resbalaban, condenando la relación. Si era torpe, ruptura. Si tenía miedo a saltar, ruptura. Si tenía una pierna rota, algún problema motriz o alguna discapacidad física permanente… Ah, se siente. Está claro que la cosa no iba a salir bien.

La leyenda del salto de la novia

Hubo una pareja que destacó por encima de todas las demás, porque gracias a ella se canceló dicha tradición. Cuenta la leyenda que un chico moreno y de ojos verdes iba a contraer matrimonio con una mujer de cabellos dorados y ojos color miel. Ambos jóvenes estaban hasta las trancas el uno por el otro. Y lo sabían. No necesitaban pasar por aquella tradición para demostrárselo. Sin embargo, bien es sabido que la sangre es más espesa que el agua. Por eso los novios no querían disgustar a su familia y vecinos, que creían fervientemente en la tradición de Navajas.

Así, el día de la ceremonia, novios y colindantes se acercaron, previamente al casamiento, a las orillas del Palancia. Las aguas corrían raudas y bravas por el caudal del río, la gente comentaba que aquel día Palancia se mostraba enfurecido. Pero nadie detuvo aquel hábito. ¿Cómo iban a saber los demás, si no, que los amantes se querían? Por otro lado, un asunto en extremo crucial para los que no formaban parte de aquella relación…

Río Palancia a su paso por Navajas
Río Palancia a su paso por Navajas | Wikimedia

La novia, que no pensaba renunciar a su prometido, no dudó. Ante los ojos curiosos de todos y la mirada aterrorizada del chico, saltó de una orilla a otra. Pero ocurrió lo predecible: la novia resbaló y cayó al río. Inmediatamente, su prometido saltó al agua para socorrer a su amada. Ambos lucharon y lucharon contra las aguas del Palancia con la intención de salir del embrollo, pero la corriente les arrastró con fuerza y jamás volvieron a salir del cauce.

Los vecinos miraron horrorizados la escena y cuando los cadáveres de ambos novios aparecieron río abajo, inertes y entrelazados, se dieron al fin cuenta. Aquella tradición era tan absurda y peligrosa que nunca más se volvió a realizar. La cascada del Brezal es desde entonces el velo plateado que caía por el traje de la novia en aquel fatídico día, como lo hace hoy por el río Palancia, y que acoge al novio, convertido en piedra.

Ilustración del salto de la novia
Ilustración del salto de la novia | Paula Garvi

Más allá de la leyenda del salto de la novia

Aunque la historia del salto de la novia no sea probablemente más que un mito, la cascada a la que da nombre, la del Brazal, sí es real y puede visitarse. El salto cuenta con nada menos que unos 60 metros de caída y le da el toque de gracia a un hermoso paisaje que fusiona los parques de la sierra Calderona y la de Espadán. Frente a la cascada, el monte Rascaña y, en su interior, la cueva del Reloj. Ambos lugares de interés turístico.

Pueblo de Navajas
Pueblo de Navajas | Shutterstock

Además, en los alrededores de la cascada hay disponibles varias rutas de senderismo, ideales para conocer el paraje natural, y a tan solo un kilómetro se asienta el pueblo de Navajas. El municipio alberga varios edificios de interés turístico, como la torre de Altomira o la ermita de la Esperanza. Cabe destacar que aquí se encuentra también el olmo más antiguo del mundo, con más de 380 años de vida.

Más tragedias

Como la vida está llena de desgracias, no muy lejos de Navajas, ya en la provincia de Alicante, tuvo lugar otro trágico suceso. Allí, en las alturas de la montaña de Puig Campana llama la atención un enorme y perfecto tajo visible desde el propio nivel del suelo. Pero, ¿cómo es posible que exista una hendidura de tal calibre allí? La respuesta está en las manos de Roldán, un gigante que se enamoró de una joven, por la que dio todo…