Diario de surf en Cantabria: una semana de ola en ola

Hace más de 50 años, el nadador santanderino Jesús Fiochi vio un documental de surf sobre las aguas de Hawái y quedó inmediatamente prendado del movimiento de aquellos magos del mar. Mientras tanto, allá por los 70, algunos integrantes del Centro de Investigaciones Submarinas experimentaban con las olas en la playa de El Sardinero. No es que estuvieran analizando el agua con un microscopio ni nada parecido, no. Sino que probaban la movilidad de los plankings, unas pequeñas tablas de madera con las que se podía coger olas bocabajo, casi como si se tratara de una especie de bodyboard.

Ambas historias tienen un mismo punto en común: Cantabria. Y ambas historias supusieron también un momento de inflexión para la llegada del surf tanto a Cantabria como al resto de España. Ese fue el principio. Ahora, este deporte se ha convertido en todo un estilo de vida en la costa del Cantábrico, una forma diferente de conocer la comunidad de los paisajes infinitos. Eso hacemos en este artículo, recorrer Cantabria de playa en playa, de ola en ola, y con una tabla siempre bajo del brazo. 

mapa surf cantabria

Día 1: de Castro Urdiales a Berria para hacer surf en Cantabria

El viaje comienza lo más al este de la comunidad cántabra, en su límite con el País Vasco: en el municipio de Castro Urdiales. Aquí hay varias playas que se prestan a la tarea: Mioño, Brazomar, Arenillas, Sonabia y Oriñón. Esta última dispone de una muy buena ola izquierda y está recomendada para los sufistas de nivel medio. El resto son, sin embargo, para principiantes. Pero hoy, en esta zona, el mar no se presta a la faena. Así que a mirar las previsiones de olas en Surf Forecast, herramienta básica de cualquier amante de este deporte, a ver en qué otra parte puede hacerse hoy surf en Cantabria.

Antes, sin embargo, Castro Urdiales obliga a una rápida visita por su impresionante conjunto monumental, que engloba a la iglesia de Santa María de la Asunción, el castillo-faro y la ermita de Santa Ana. Porque hacer surf es también una excusa para hacer turismo. Ya después de recorrer el municipio, la aplicación marca el camino: hoy el surf se hará en Berria.

Playa de Berria, Cantabria

En esta playa perteneciente al municipio de Santoña las corrientes marinas campan a sus anchas como si quisieran arrastrar a sus bañistas hasta la misma línea del horizonte. Al llegar, una bandera amarilla se agita en el puesto del socorrista, mientras algunas personas dan un paseo por la orilla. Es un sitio bonito, rodeada por dos humedales y dos montes de colores verdes: la Punta del Brusco en el oeste y el monte del Buciero al este.

Pero, a pesar de las condiciones, el mar no está vacío. Todo lo contrario: una horda de personas rema encima de enormes tablas hacia dentro. Se trata de los surferos. Aficionados, profesionales y novatos se enfrentan a un mar en el que, cuando las condiciones son buenas, las olas son rápidas e, incluso, llegan a formar pequeños tubos. Así se introducen los deportistas a la batalla, con la ilusión de, quizás, cabalgar alguna ola a la que acompañar hasta la orilla como si ellos también fuesen agua...  

Día 2: buscar olas, descubrir Liencres

Playa del Ris

En el segundo día de este recorrido de surf por Cantabria, el sol resplandece como pocos días en el norte. La previsión de olas es buena en la playa de Ris, Noja. Pero, al llegar, el mar duerme tan quieto como una roca. Las previsiones de olas a veces fallan y esta vez se han equivocado de pleno. Aquí, en este trocito de la reserva natural de las Marismas de Santoña, no se puede hacer hoy surf. Pero, al buscar de nuevo, la playa de Canallave, en Liencres, se presenta como una buena alternativa. Parece que no habrá ningún día en que la primera opción sea la correcta. 

Así, después de conducir poco más de 40 minutos, asoma el municipio de Liencres, donde detrás de sus dunas se extienden las playas de Canallave y Valdearenas, comunicadas entre sí cuando la marea es baja. Esta zona, playas incluidas, forma parte del parque natural de las Dunas de Liencres, un espacio protegido de Cantabria de gran belleza. Como la marea es alta, ambas playas se muestran separadas por el agua como si nunca hubieran estado comunicadas. 

Playa de Canallave en Liencres

En Canallaves, de tradición surfera, las olas se levantan sobre el fondo de arena. Pero para buscarlas, hay que adentrarse a la derecha de la playa. El agua baña las rocas y muchos surfistas no se atreven a entrar. Eso sí, los que lo hacen gozarán de una buena jornada: en solitario, frente a las dunas y bajo el atardecer. Si no hubiera sido por el fallo en la previsión, Liencres seguiría siendo un lugar desconocido, y qué triste hubiera sido… 

Día 3: El Sardinero conduce a Langre

En el año 1965, Jesús Fiochi encargó una tabla de surf a una fábrica de la localidad francesa de Bayona. Cuando por fin la tuvo en sus manos, sin tener aún ninguna idea sobre este deporte, pero con amplios conocimientos sobre la natación, Fiochi se presentó en El Sardinero con la intención de hacer lo que le indicaban las instrucciones del artilugio: ponerse de pie sobre la tabla después de coger una ola. Con un traje de buzo, el nadador consiguió coger aquel día su primera ola. Después, vendrían muchas más. 

Playa de Langre, Cantabria

Hoy la playa de El Sardinero se ha convertido en el epicentro del surf en la ciudad de Santander, así que no es extraño que forme parte de esta ruta de surf por Cantabria. Sin embargo, al llegar a la ciudad, aparcar se hace complicado. La playa está llena y la gente se acumula en sus accesos. Para coger una ola habrá que luchar con uñas y dientes con el resto de surferos y tener mucho cuidado de no llevarse a ningún bañista por delante. Quizás hoy no sea el mejor de los días para surfear aquí. Habrá que cambiar. De nuevo, Surf Forecast marca el camino: hay buena previsión en Langre, así que habrá que probar allí.

Así es como, después de 40 minutos en coche, Langre, ubicada en el municipio del mismo nombre, se asoma tras el custodio de un impresionante acantilado de unos 25 metros de altura. Sus corrientes y la orientación de la playa la convierten en una buena opción para los surfistas. Aquí, sus visitantes no encontrarán ni tiendas ni escuelas, aunque sí un buen lugar para practicar snorkel en su lado más occidental. Su ola puede alcanzar una considerable altura, aunque el recorrido no es demasiado largo

Día 4: Somo, meca del surf en Cantabria

Aunque fue en la playa de El Sardinero el lugar donde Fiochi cogió su primera ola, poco después fue en la de Somo. Aquí, la cultura surfera echó raíces enseguida. La primera escuela y la primera tienda de surf de España abrieron sus puertas en este enclave de Ribamontán al Mar. Somo también se constituyó como la primera reserva natural de surf en el país y es referente de este deporte en toda España. 

Surferos pasean a orillas de la playa de Somo

A unos 20 minutos de la capital cántabra y con la posibilidad de llegar aquí a través del avión, gracias al aeropuerto de Santander-Seve Ballesteros, la playa de Somo comunica con la de Loredo a lo largo de seis kilómetros de longitud. Es un lugar ideal para aprender surf en Cantabria, sobre todo en verano, cuando las olas son más pequeñas, o para mejorar la técnica.

Luego, después de disfrutar de un magnífico atardecer con la bahía de Santander como fondo, es obligado darse una vuelta por las calles del pueblo, donde el surf no acaba. Tiendas, bares de estética surfera, un skatepark o el paseo de las Estrellas del Surf son algunas de las sorpresas que esperan en tierra.

Día 5: Una playa de locos

Playa los locos

En el municipio de Suances son varias las playas en las que se puede surfear, como la de la Concha. Sin embargo, hay una que se destaca por hallarse a los pies de un acantilado y estar siempre salpicada de un fuerte oleaje. Antiguamente, se decía que solo se bañarían en ella los locos. Y así quedó el nombre: playa de Los Locos. Sin embargo, en la actualidad este enclave ya no tiene un acceso tan complicado, aunque sí largo. Para llegar a ella hay que bajar unas escaleras eternas. Pero el camino merece la pena: el paisaje es impresionante.

En el agua quedan, efectivamente, los locos o, lo que es lo mismo, los surferos. Aunque no hay que olvidar que no es igual bañarse sin nada que con un elemento de flotabilidad como la tabla de surf.  De hecho, en Los Locos hay surfistas de todos los niveles, incluso niños.

Día 6: tranquilidad en Luaña

Playa de Luaña

Es el sexto día. El agua ya pesa en las piernas y los neoprenos llevan mojados casi una semana sin interrupción. Por eso hoy el surf dura menos. Un par de horas en una nueva playa: Luaña. Esta vez ha habido que desplazarse hasta Alfoz de Lloredo, donde una pequeña ribera recibe al visitante entre el ya acostumbrado color verde y el olor a sal. Aquí, el atractivo principal reside en la tranquilidad. Cuando la marea baja, asoma en la orilla una zona rocosa. Cabalgar olas un par de horas y, después, a recoger. Mañana es el último día y el cuerpo pide un descanso del agua.

Pero irse del mar no supone el fin del día ni mucho menos porque muy cerca de Luaña, a ocho kilómetros en coche, está Comillas, donde el día puede alargarse hasta lo inimaginable con una visita por sus edificios medievales y barrocos. Sin olvidar, claro, su legado modernista, donde destaca el Palacio del marqués de Comillas.

Día 7: San Vicente de la Barquera, turismo y surf en Cantabria

Desplazarse a San Vicente de la Barquera no es solo una buena opción para surfear, sino que es una magnífica opción para visitar. Situada en la costa occidental cantábrica, el municipio se enclava en el bello Parque Natural de Oyambre. Además, San Vicente cuenta con un destacado patrimonio monumental, que fue declarado Conjunto Histórico Artístico. El castillo del Rey, la iglesia de Santa María de los Ángeles o el convento de San Luis son algunos de los monumentos a visitar. También destaca la muralla que fortifica a la que en su día fue una villa medieval. 

Pero aparte de su riqueza arquitectónica y natural, San Vicente de la Barquera es una conocida zona de surf en Cantabria, donde, de hecho, termina nuestra ruta. La playa por excelencia para su práctica, así como la más transitada por bañistas y turistas, es la de Merón. Con cuatro kilómetros, el litoral se divide en cinco partes: El Puntal, El Rosal, Bederna, Peñas Negras y, por supuesto, Merón. A mar abierto, esta playa recibe un oleaje constante durante todo el año y la bandera azul, distintivo de calidad, ondea en su arena.

Surfistas en San Vicente de la Barquera

En este último día, San Vicente de la Barquera sorprende por el gran número de deportistas en sus aguas, como en pocas de Cantabria. Por suerte, la zona es amplia. Los surfistas esperan sentados en sus tablas a que el agua se levante. Mientras, respiran el salitre del aire y disfrutan de la vista de los Picos de Europa a su derecha. De repente, una ola asoma por el horizonte. Los surfistas se tumban en sus tablas y se preparan para pelear por ella.