Misterio de una discriminación milenaria

Los agotes, la comunidad más misteriosa del Baztán. Marginados durante siglos por unos vecinos que les atribuyeron decenas de orígenes y razones de ser para repudiarlos. Algunos los debían considerar descendientes de los godos que no abandonaron nunca el arrianismo. Para otros, eran cátaros que tuvieron que escapar de la persecución en Francia solo para verse sometidos a la mayor de las discriminaciones en territorio hispano. Delincuentes huidizos, leprosos, siervos del diablo... A lo largo de los siglos se han conformado un sinfín de relatos. Solo en las últimas décadas, cuando los prejuicios han ido cayendo, se ha podido arrojar algo de luz sobre su identidad. Pero las cuestiones en torno a su origen siguen sin aclararse. Así que, sí: los agotes forman la comunidad más misteriosa del valle del Baztán.

Muchas hipótesis, pocas certezas

Valle del Baztán
Valle del Baztán. | Shutterstock

Se puede empezar por rescatar la única evidencia incontestable sobre este asunto: los agotes están presentes en el valle del Baztán desde el siglo XII. Este hecho descarta una de las teorías manejadas, la que los vincula a las comunidades cátaras huidas de Francia. Sí es cierto que un importante número de cátaros se escondió en los Pirineos, pero la cruzada cátara se inició con la llegada del siglo XIII. Ya había, por entonces, agotes asentados y discriminados en el Baztán.

También en los últimos siglos se ha descartado la posibilidad de que se tratase de una comunidad de leprosos. La escritora Toti Martínez de Lezea, cuyo principal foco de trabajo son las novelas centradas en el medievo español y europeo, resume en esta conversación lo insuficiente de esta hipótesis: “se decía de ellos que eran leprosos, o descendientes de leprosos, lo cual es incierto ya que existían leproserías y todos los enfermos estaban obligados a vivir en ellas”. Los agotes, a pesar de la marginación sufrida, no dejaban de formar parte de una sociedad en la que participaban. Dentro de los límites y las normas impuestas, pero participaban.

En Francia eran conocidos como cagots y a su costa se escribieron canciones. Como aquella que dice “prefiero ver a mi hijo podrido por la lepra que su alma cristiana dañada por la raza de los cagots”. Esta es quizá la teoría más manejada: la que afirma que los agotes eran herejes reconvertidos. Esto explicaría el mal trato por parte de la Iglesia. También las leyendas que han trascendido con respecto a su aspecto o su modo de vida. Por entonces, en plena Edad Media, aquellos que no profesaban la fe católica eran tratados con desprecio, quedaban confinados a núcleos cerrados y en la medida de lo posible alejados del resto, cuando no expulsados. 

Estos agotes podían haberse convertido, quizá efectivamente desde el arrianismo, pero si las dudas seguían existiendo en torno a ellos entonces no podían ser aceptados. Así lo aseguró Xabier Santxotena, orgulloso descendiente de esta comunidad, en Diario Vasco: “los agotes descendían de los antiguos godos, arrianos, y por lo tanto herejes, y tocados por el catarismo”.

Una cosa sí está clara: no hay que confundir términos ni conceptos. “No somos una raza, sino un gremio”, sentenció Santxotena, en otra entrevista concedida a El Español. Los agotes no eran diferentes de sus vecinos, por mucho que lo fueran sus creencias o sus costumbres.

Un gremio marginado

Agotes en tiempos modernos
Agotes en tiempos modernos. | Jmenj, Wikimedia

Sea como fuere, lo que sí puede saberse es que se asentaron en Bozate. Este pequeño barrio de Arizkun, en el valle de Baztán, todavía está vinculado a este grupo. Es un lugar “tranquilo, rodeado de bosques, a orilla del río Baztán”, cuenta Santxotena en la página dedicada a su comunidad. Y continúa: “barrio solidario, hermanado, obligados a la endogamia, mezclados con agotes, sobre todo con agotes de otras comunidades. Barrio alegre donde el sentido musical destaca en su gente”. También Pío Baroja, tiempo antes, destacó este aspecto artístico de los agotes en su obra Las horas solitarias. En esta obra escribió al agote como “un tipo centro europeo o del norte. Hay viejos en Bozate que parecen retratos de Durero, de aire germánico. También hay otros de cara más alargada y morena que recuerdan al gitano”.

Los agotes estuvieron desde el inicio vinculados a gremios medievales de artesanos y trabajadores de la piedra. Estas profesiones no les valieron para obtener el reconocimiento de sus vecinos, más centrados en ese origen hoy incierto y en las leyendas que arrastraban. El trabajo de investigación de Eduardo de Velasco, Los agotes del Pirineo, explica bien cómo era este rechazo: “esos desdichados, jamás han obtenido cargos públicos de ningún género, ni han intervenido de modo alguno en la administración del país que habitaban, ni se han unido en matrimonio con los demás naturales, ni han alternado con ellos en los actos más comunes de la vida. Tenían en el templo un lugar aparte, cementerios distintos, y pesaba sobre ellos un estigma maldito, que de generación en generación venía transmitiéndose sin saber nadie en qué se fundaba, ni de qué procedía, ni cuáles hechos justificaban tan singular conducta”.

Los agotes tenían prohibido pisar la hierba, por miedo a que se pudriera tras su contacto. Por esta misma razón no podían tocar la fruta en el mercado. Tampoco se bebía de un vaso del que previamente hubiera bebido un agote, pues contenía veneno. Debían llevar distintivos que les señalaran como miembros de esta comunidad marginal. “También se decía que eran los carpinteros que fabricaron la cruz en la que murió Cristo, que tenían rabo, que hedían y otras sandeces por el estilo”, explicó Toti Martínez de Lezea. Se tiene constancia de un pleito interpuesto por una familia de agotes después de que, a mediados del siglo XVII, se les prohibiese pescar truchas en el río común. Parte de estas denuncias y conflictos quedan recogidos en el estudio de Florencio Idoate, Agotes en los valles de Roncal y Baztán. Como en los anteriores, no hay explicación para tanta discriminación.

El misterio de una marginación

Palacio Goyeneche en Nuevo Baztán
Palacio Goyeneche en Nuevo Baztán. | Shutterstock

Si esta historia sigue llamando la atención de investigadores y comunicadores es porque todavía no hay una respuesta clara a la pregunta que sustenta este texto y otros muchos: ¿a qué se debía ese rechazo que sufrían los agotes? ¿Qué les diferenciaba de sus vecinos? ¿Qué pudo ser tan grave como para que la aversión no menguara con el paso de los siglos? Todavía a finales del XVII, el cabeza de una familia noble de la zona, Pedro de Ursúa, tuvo que defender ante las cortes de Castilla y Aragón los derechos de esta comunidad. ¿Por qué este noble sí los reconocía mientras que el pueblo los rechazaba?

Otro nombre de importancia, Juan de Goyeneche, amigo del mismísimo rey Carlos II, quedó vinculado a este grupo. La creencia popular asegura que el poblado de Nuevo Baztán, hoy municipio madrileño, fue fundado a partir de una colonia de navarros. Entre ellos estaban incluidos varios agotes. Goyeneche les habría ofrecido una nueva oportunidad lejos de la marginalidad del valle, en este nuevo Baztán en el que trabajarían como constructores y escribientes. No hay registros de apellidos agotes en el censo de población de comienzos del siglo XVIII, cuando se fundó Nuevo Baztán, pero nunca se ha descartado esta posibilidad.

No sería hasta el siglo XIX cuando finalmente se consideró que la situación de los agotes debía cambiar, tras una firme intervención de las Cortes de Navarra. Estas reconocieron lo anteriormente expuesto: su incierto origen, el maltrato recibido y su igualdad frente a sus vecinos. “Los tres Estados de este Reino de Nabarra que estamos juntos y congregados celebrando Cortes generales por mandado de V. M. decimos: que en este nuestro fidelísimo reino se conoce, aunque en número bastante corto, cierta clase de gente, llamada Agotes, á la cual se atribuye diverso origen, según la variedad de opiniones, y el P. Moret en los Anales de este Reino, T. 3, página 119, congetura ser descendientes de las reliquias disipadas del gran ejército de Albigenses, que fué derrotado en el año de 1214 por el Conde Simón de Monforte, junto al Castillo de Murello, sito á las márgenes del Garona; y aunque positivamente no consta su origen, esas y otras congeturas y vulgares tradiciones han sido causa, de que hasta ahora se les haya tratado con notorio desprecio, reputándolos viles, y excluyéndolos de todos los oficios públicos, y aún puede decirse que del trato social y civil”, comienza el texto, recogido en el estudio de Eduardo de Velasco.

Y sigue así: “pero considerando nosotros, no ser justo que se tolere por más tiempo una costumbre nada conforme á los principios de nuestra Sacrosanta Religión, contraria á las Reglas de la Sana política, é injusta por sí misma, pues que los llamados Agotes son Católicos, y son Nabarros, como todos los demás, hemos creido propio de nuestra obligación elevarlo todo á la superior noticia de V. M. para que esta desgraciada porción de vuestros fieles súbditos, sea restituida á la consideración pública, que le es debida, y se estreche en fraternales lazos con todas las demás, sin distinción ninguna, y á ese fin: Suplicamos rendidamente á V. M. se digne concedernos por Ley, que á nadie se llame Agote, sopena de injuriador, el que tal digere, y que los denominados hasta ahora tales, hallándose avecindados en los Pueblos ó sus Barrios, ó Arrabales, sean reputados como los demás vecinos, ó habitantes, para todos los efectos y oficios, según la clase á que deban corresponder”.

Valle del Baztán
Valle del Baztán. | Shutterstock

Los prejuicios, a partir de este punto, fueron cayendo. Bozate es hoy un barrio más del valle del Baztán, pero el recuerdo de lo que un día sucedió en esas tierras está muy presente. Los mismos descendientes de esa comunidad marginada no quieren que se olvide su historia. Con este fin, Xabier Santxotena levantó el Parque Museo Santxotena, una simbiosis de arte y naturaleza que es, sobre todo, un homenaje a los agotes. Siguen habitando el valle del Baztán y aunque ya lo hacen en condiciones de igualdad, todavía tienen el peso del misterio sobre ellos.