Murallas de Lugo: historia, poderío y supervivencia

Siglos antes de Cristo varios de los mejores intelectuales griegos propusieron diversos lugares que un buen heleno debería ver. Ayer, buscados por los ciudadanos griegos para tener síndromes de Stendhal, la historia se tragó a todos menos uno. Si usted tiene problemas encontrando algo similar en España, quizá podamos ayudarle. Pasando al tuteo, aquí tienes las siete maravillas de la España antigua. Bueno, todas no, solo la primera, que es el conjunto de murallas de Lugo.

Como el resto de miembros de esta lista, la muralla de Lugo tiene aura. Un aura que le viene de su historia, de su poderío y de haber sobrevivido. Porque como en la lista de Antípatro de Sidón, Estrabón o Herodoto, todas estas maravillas puedes verlas con tus ojos. Como ellos, nos hemos guiado por la poética y la belleza que nos transmiten más que por criterios técnicos. Así es más bonito. Concretamente, nuestro hito lucense rebosa espíritu militar. Los muros de la antigua Lucus han sobrevivido milagrosamente a guerras y al peor enemigo de los recintos defensivos, los ensanches.

¿Por qué fue importante la muralla de Lugo?

La muralla de Lugo une a las dos ciudades

Hay muchas versiones sobre en qué se cimentó Roma. Ingeniería, avances militares, industria, derecho… Una visión pragmática sería decir que se basó en los impuestos. Llegaban a un lugar, negociaban con las poblaciones autóctonas y daban dos opciones. O me pagas, conservas cierta autonomía y te romanizas un poco o te hago desaparecer. En Gallaecia, provincia del noroeste español que incluye cómo no a Galicia, la transición de ser libres a romanos duró poco.

Cómo afectó eso a la muralla de Lugo parece claro. A principios del siglo I Lucus Augusti era una realidad. En toda Galicia, se vio en castros como Santa Trega, Roma caló rápido. Todo le salió a pedir de boca al reciente imperio. El lugar estaba hasta las trancas de oro y ellos eran grandes mineros. Que se lo digan al Bierzo. De esta forma el territorio se mantuvo poblado y bajo la lupa de la Ciudad Eterna. Lucus prosperó conectada a Braga y Astorga. Todo esto llevó a que cuando hizo falta protección la ciudad contara con una respuesta rápida.

Esas protecciones fueron vitales porque protegían un enclave vital. Una obra enorme con una disposición misteriosa. Tan importante ha sido que esta capital gallega ha crecido siempre ateniéndose a ella. Además, dado que sobrevivió, se puede decir que el muro fue un éxito.

¿Cómo empezó la historia de la muralla de Lugo?

Muralla romana de Lugo

La muralla de Lugo se levantó en el siglo III, una época muy mala para el imperio. Crisis de todo tipo tenían a Roma en el caos. En este contexto, unas murallas impresionantes ayudan. Así que manos a la obra. Se levantaron a lo largo de décadas 2.117 metros de muros, cinco puertas, más de 80 torres… Varios metros de grosor en los muros hacían frente a las armas de asedio de la época.

Hay que tener en cuenta que el Imperio Romano tenía un sistema defensivo externo portentoso pero diluido. Destacamentos de frontera y defensas profundas guardaban el paso a su territorio. Pero las fugas eran peores que las que se ven en películas de submarinos alemanes. Los bárbaros, fueran suevos o godos, se colaban continuamente. Si apretaban y llegaban a zonas internas, las pobres ciudades eran saqueadas con impunidad. De ahí que Lugo quisiera protegerse.

Las obras se alargaron desde mediados del siglo III a principios del IV. Según la web de Patrimonio del Ministerio de Cultura y Deporte, fue un evento continuo. De ahí la uniformidad del conjunto. La historia de esta maravilla de la antigua España comenzó para proteger una propiedad imperial. Propósito que solo duraría lo que el imperio. Poco. Luego pasó a servir a la ciudad, a la que ha dado forma.

¿Cómo ha llegado la muralla de Lugo así a nuestros días?

Interior de la muralla de Lugo

Cualquiera se pregunta cómo carallo ha sido capaz una muralla entera, romana encima, de sobrevivir al progreso. Porque este es el que mató a las murallas. Si no servían para proteger de la guerra con la aparición de la pólvora, para qué dejarlas entorpeciendo el desarrollo urbano. Sería por lo que fuera, pero en el caso de Lugo, gracias.

Apenas ha sufrido modificaciones a lo largo de la historia. Pasó a los visigodos, de ellos a los asturianos y de ahí a los musulmanes. De vuelta a manos cristianas, el declive era claro pero la urbe sobrevivía. Sus murallas también. El recinto protegía la plaza mayor y la catedral, así como buena parte de la población. Cabe destacar que los romanos dejaron terrenos vacíos intramuros y zonas habitadas fuera, tendencia que se mantuvo.

En la Edad Moderna se abrieron cinco puertas más para adaptarse a los tiempos. También prosperaron casas adosadas a los muros. Estos edificios fueron “limpiados” por proyectos del siglo XX. Así, sin razones claras, la muralla de Lugo llegó a la actualidad siendo un ejemplar único e íntegro en todo el territorio del antiguo Imperio Romano.

¿Por qué nos sigue alucinando la muralla de Lugo?

Paseo de ronda

Que la muralla de Lugo nos parece una maravilla no es algo subjetivo del todo. No en vano, la UNESCO la ha declarado Patrimonio de la Humanidad. El conjunto lo completan más vestigios romanos, como domus con mosaicos o termas. Cerca de la ciudad está el misterioso templo de Santa Eulalia de Bóveda, quizá romano quizá visigodo. Vamos, que ir a esta capital gallega supone darse un baño de Roma.

A su aura contribuye que se integre en la ciudad a la perfección. Transitar su paseo de guardia o mirar a través de uno de sus cubos lo deja claro. Mejor vivirlo que contarlo. También ayuda que el Camino Primitivo pase por la ciudad, siguiendo la calzada romana y atravesando puertas originales, como la de San Pedro. Además, la ruta jacobea es la más original conservada, por la que un antiguo rey asturiano viajó a Santiago. Si querías ancestralidad, toma dos cazos.

Todos los motivos que os hemos contado hacen que, al menos para nosotros, la muralla de Lugo sea una de las maravillas de la España Antigua. Aviso de spoiler, Roma va a seguir teniendo peso, pero no penséis que será la única civilización presente. Que por mucho que impusieran su cultura, las anteriores dejaron restos igual de eternos que los suyos. De momento, eso sí, al césar lo que es del césar, nos rendimos a estos muros.