La semidiosa ecologista que dio vida a la posidonia

Mar Intermedio según los árabes, Mare Nostrum para los romanos, Mar Blanco para los turcos y el Gran Verde para los egipcios. El mar Mediterráneo ha tenido muchos nombres y ha dejado rendidos a unos cuantos ante la belleza de sus costas y ecosistemas. Esta masa de agua ha sido también escenario de batallas navales, ruta de migrantes y decorado de las crueles aventuras de piratas berberiscos. Además de un lugar de vacaciones, Odisea y una canción de Serrat. Y es que la avanzada edad del Mediterráneo da para mucha historia y mucha leyenda, como la de Posidonia.

Una barca en las aguas cristalinas de Formentera. Gracias a la posidonia el mar tiene este color. | Shutterstock

Basilio Rodríguez, autor del libro Cuaderno mediterráneo, historias mitos y leyendas comentó en un artículo de El País lo siguiente: “Yo creo que la mitología tiene una actualidad absoluta. Es el reflejo de nuestra sociedad porque los mitos representan los deseos y los sueños de los pueblos”. Esperamos que esta afirmación no sea cierta en algunas de las leyendas de resultados turbulentos que contaremos a lo largo de estas semanas, pero sí en el caso de la que hoy introducimos: la leyenda de Posidonia y el mito de las Nereidas.

La leyenda de Posidonia y el mar

A orillas del mar Mediterráneo, ese que baña las costas del sur de Europa, norte de África y parte de Asia, nace la posidonia, una planta acuática de una importancia bestial y que es exclusiva de este mar. Aunque muchos piensan que es un alga, no es así. Se trata de una planta terrestre que se adaptó al medio marino y a la que se conoce como el pulmón del Mediterráneo. Tanto es así que su capacidad para actuar como sumidero de CO2 supera a la de la selva amazónica.

Ilustración de la planta acuática posidonia | Fuente propia

Gracias a la posidonia las aguas adquieren ese cariz transparente que tanto nos gusta y que es reclamo turístico de millones de personas. Los bosques que forman esta planta son también el hogar de una gran biodiversidad de especies. La verdad es que podríamos seguir hablando de sus características hasta la extenuación, pero baste decir que es una planta de vital importancia.

Pues bien, pasando al mito, este cuenta que el origen de esta planta no está en aburridos procesos biológicos, sino que es la herencia que nos dejó la semidiosa Posidonia, hija del mismísimo Poseidón. Ya sabemos que los dioses griegos estaban un poco despendolados, así que el dios del mar Mediterráneo no iba a ser menos. De este modo, aunque la mujer del dios era Anfitrite, Posidonia fue fruto del romance entre Poseidón y la ninfa marina Halia.

Al menos es lo que cuenta el autor y catedrático de botánica Pedro S. Castillo en su libro Posidonia y el mar. Según esta narración, cuando Posidonia creció se convirtió en la encargada de aclimatar una especie de planta que se convertiría en la más preciada del Mediterráneo. Esta era, claro está, la posidonia, la cual se encargó también de preservar.

La posidonia ayuda a proteger las costas de la erosión | Shutterstock

En España tuvimos suerte y Posidonia nos bendijo con multitud de praderas de esta planta, que también ayuda a proteger las playas de la erosión. De hecho, en las islas Baleares se encontró en el año 2006 una planta posidonia de cerca de ocho kilómetros de largo y con más de 100.000 años a la que se le atribuye el honor de ser uno de los organismos más longevos del mundo.

Las Nereidas: las hippies del Mediterráneo

La leyenda de Posidonia y el mar se desarrolla en una época en la que las Nereidas, conocidas como ninfas del Mediterráneo, surcaban las aguas. Eran 50 y representaban los rasgos más amables del mar. Galatea era la espuma, Glaucónome personificaba el color verde de las aguas, Menipe la línea que unía mar y cielo… Estas figuras mitológicas han sido representadas como mujeres desnudas a lomos de animales marinos o mitológicos y a veces como sirenas, depende de la versión. Nosotros preferimos imaginárnoslas con piernas y a lomos de los hipocampos, criaturas cuyo aspecto era el de un caballito de mar gigante. Eran también de una deslumbrante belleza, como solo son las protagonistas de los mitos.

Ilustración de la Nereida Ploto en el libro Posidonia y el mar | Anabel García

Las Nereidas vivían bajo el mar y se pasaban el tiempo bailando alrededor de su padre Nereo. Solo subían a la superficie para ayudar a algún marinero que lo necesitara y, además, siempre se lo tomaban como un juego. También velaban, según la historia de  Pedro S. Castillo, por la conservación del mar junto con Posidonia. Podríamos decir que eran algo así como las hippies del Mediterráneo. Imaginaos la estampa: 50 mujeres desnudas al son de la música en las profundidades marinas o a lomos de delfines. Fantasía en estado puro.

El legado de Posidonia en peligro

A pesar de todos los esfuerzos de Posidonia y las Nereidas, el mar Mediterráneo es uno de los más contaminados del planeta. Desde el año 1960 ha habido una reducción de la planta de entre un 13% y un 38%. La contaminación, la introducción de una especie de alga invasora y, en definitiva, la acción de los humanos no mitológicos son los principales responsables. Por suerte, en los últimos años se han puesto en marcha varias iniciativas con la intención de preservar el legado de la semidiosa ecologista.

Peces nadando entre las posidonias de Cabo de Gata, hogar de gran variedad de especies | Shutterstock

A partir de ahora, cuando te des un baño en las cristalinas aguas de Baleares o en las bonitas calas de Costa Brava recuerda que la calidad de las aguas es consecuencia directa de los dioses. Ah, y si aparece un tiburón, no temas, pues las Nereidas irán seguro en tu rescate.

En las costas de Cataluña las posidonias también asoman sus hojas en las calas y preservan a sus playas de la erosión. Es ahí, en las orillas de Villanueva y Geltrú, donde otra leyenda tuvo lugar hace mucho tiempo. Pero esa es otra historia...