El Somorrostro, el barrio que desapareció pegado a la Barceloneta

Como un fantasma del que nadie se acuerda, el barrio de Somorrostro es en el siglo XXI apenas un susurro, una especie de dinosaurio que pasó por la Tierra, pero del que ya ni siquiera queda esqueleto ni vestigio que acredite que, en efecto, existió y estuvo vivo. Somorrostro no está. La fábrica con la que limitaba tampoco. Su ausencia, para qué mentir, no se hace notar demasiado. Muchos no saben que en la playa de Somorrostro, pegada a la Barceloneta, antes había un barrio. Aún menos los millones de turistas que recorren este espacio cada año...

Recuperar la memoria

Con la celebración de los Juegos Olímpicos de 1992 todo lo que podía quedar de Somorrostro fue enterrado con alevosía. Por suerte, gracias a iniciativas vecinales y a aquellos que nunca olvidaron, la memoria del barrio de Somorrostro se fue recuperando poco a poco con la ayuda de libros, exposiciones...

Así, en 2011 se rebautizó a un tramo de la playa de la Barceloneta como playa del Somorrostro, con su correspondiente placa, aquella que acredita que este arrabal existió y fue real. “Todo esto es bonito ahora. Incluso los turistas vienen aquí, pero entonces nadie quería venir a la playa del Somorrostro. Era como si tuviéramos la peste”, afirma Agustí Mataró en el documental, también antiguo vecino del suburbio.

Quizás, el inicio del presente artículo sea, entonces, erróneo. Porque de Somorrostro sí quedan vestigios. En las playa que pisaron muchos años atrás decenas de miles de trabajadores condenados a la precariedad y en el nombre de la playa, que es homenaje de lo que nunca se debió de olvidar.