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Qué ver en San Sebastián: cultura y monumentos junto al mar

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Reconstruida durante el siglo XIX a inspiración francesa, San Sebastián se convirtió a principios del siglo XX en uno de los principales destinos turísticos de Europa. Actualmente, la Bella Ea tiene uno de los panoramas festivos, gastronómicos y culturales más atractivos de España. Estas líneas quieren servir como repaso, y como homenaje, de la historia y los lugares que ver en San Sebastián-Donostia.

Hay mucho que ver en San Sebastian, una de las ciudades más bellas del continente. Entre sus encantos se encuentra su rica arquitectura, las largas avenidas y los monumentos como el Peine del Mar. Además, La Concha, Zurriola y Ondarreta conforman una terna de playas de primer nivel. Por otro lado, la ciudad es fin de una etapa clave del Camino del Norte a Santiago: la primera. Estas líneas quieren repasar, y homenajear, la historia y los lugares de San Sebastián.

La historia de San Sebastián

Actual ayuntamiento de San Sebastián
Actual ayuntamiento de San Sebastián. | Shutterstock

Antes de recorrer sus rincones, hay que conocer un poco su larga historia. Esta comenzó con el monasterio llamado San Sebastián el Antiguo, que data del año 1014, adscrito a la abadía de Leyre, en Navarra. Más tarde, en 1180, el rey navarro Sancho el Sabio. El monarca favoreció el desarrollo local mediante un fuero a la aldea asentada al pie del monte Urgull.

Como el resto de Guipúzcoa, el territorio se incorporaría al reino de Castilla en 1200. Fue elegida como una de las cuatro villas forales en las que, de manera rotatoria, residían los representantes regionales. Uno era el corregidor, designado por el rey, y el otro el diputado general, elegido por las Juntas de los representantes municipales. Su lejanía de las rutas terrestres que conectaban Castilla con los puertos de Deba y Hondarribia propició que la pesca constituyese la principal actividad de sus habitantes. Otra fuente de ingresos secundaria provino del paso de peregrinos que realizaban el Camino del Norte a Santiago.

Durante 1282 fue uno de los puertos que fundó la Hermandad de las Marismas de Castilla. Dicha asociación conformó una res de ayuda mutua frente a navíos enemigos. Esta plaza fuerte resistió repetidos ataques de corsarios, por lo que en 1522 recibió el título de “noble y leal“. Mucho más adelante, en 1719, un gran ejército francés la ocupó durante dos años.

Llegado 1728 se concedió el privilegio de comerciar con Venezuela mediante la Real Compañía Guipuzcoana de Caracas. Tal derecho reavivó a la sociedad mercantil, que a su vez reanimó la actividad portuaria. En 1794 y en 1808 la ciudad se entregó sin lucha a los invasores franceses. Por ello, los donostiarras fueron acusados de traición, ya que obtuvieron grandes beneficios de los suministros a las tropas invasoras. Al reconquistarse la ciudad, el 31 de agosto de 1813, fue saqueada e incendiada. Solo la calle cuyo nombre era tal fecha sobrevivió. Por ello es uno de los lugares que siempre hay que ver en San Sebastián-Donostia, porque da una idea de ese periodo de tiempo.

Durante el siglo XIX los donostiarras abrazaron la causa liberal, desarrollándose como ciudad cosmopolita. Alcanzado 1854, se convirtió en capital de provincia y en 1863 se le retiró la categoría de “plaza fuerte“. Así, se derribaron sus murallas. El Plan de Expansión de Antonio Cortázar de 1864 configuró un modelo urbanístico al estilo de París o de Viena.

En 1885, la reina regente Maria Cristina comenzó a veranear en San Sebastián. Por dicho motivo, la aristocracia europea acudió a tomar baños de mar y a jugar en su suntuoso casino. Se desató una frenética actividad constructiva, desecándose las marismas de Amara y canalizándose el cauce del río. Además, también se levantaron suntuosos edificios y atracciones.

La llamada Belle Époque donostiarra tuvo su cumbre durante la Primera Guerra Mundial. Numerosas personalidades extranjeras huyeron del conflicto y San Sebastián se transformó en el lugar más chic de Europa. Este periodo de bonanza comenzó a desvanecerse en 1925, cuando el juego fue ilegalizado. Debido a ello, las arcas municipales perdieron sus ingresos del casino y el hipódromo. No obstante, ese ambiente sofisticado todavía puede apreciarse en la Donostia actual.

Qué ver en San Sebastián: lugares imprescindibles y rincones secretos

Una ciudad elegante de calles estrechas

Catedral de San Sebastián
Catedral de San Sebastián. | Shutterstock

Nuestro recorrido por los lugares que hay que ver en San Sebastián-Donostia comienza en la plaza Easo. Pueden verse edificios modernistas, legado de una época dorada en la que Donostia fue conocida como “la París del Sur”. En dirección norte, queda la calle Easo y el primer centro expositivo importante donostiarra: el Koldo Mitxelena Kulturunea.

Muy próxima se encuentra la Catedral del Buen Pastor. Se trata de un edificio neogótico de 1897, de inspiración germánica elevado a la categoría de catedral en 1953. Llama la atención su torre de 75 metros de altura, con su remate en forma de aguja, y también la Cruz de la Paz que preside la fachada central. Tomando la calle de San Martín se llega al río Urumea, para caminar por su ribera. Desde el paseo de los Fueros al de la República Argentina se aprecian edificios de fin de siglo XIX, como el Hotel María Cristina, al lado del parque Okendo. Un poco antes, en el siglo XVIII, se levantó la Basílica de Santa María del Coro, con su riquísima portada de estilo rococó. El edificio preside la concurrida calle Mayor, donde se encuentra el interesante Museo Diocesano.

Los puentes son asimismo bellos elementos que ver en San Sebastián. Por ejemplo, el puente de María Cristina, de 1904, que está decorado con cerámicas de Daniel Zuloaga y esculturas de Mariano Benlliure. Al mismo tiempo destacan el puente de Santa Catalina, de 1872, y el modernista puente de Zurriola, de 1921. Cruzando este último se llega al barrio de Gros, con su playa de Zurriola, muy indicada para hacer surf y la única que permite el nudismo. Hay que prestar atención al Palacio de Congresos del Kursaal, de 1999. Diseñado por diseñado por Rafael Moneo, posee más de 10000 paneles de cristal traslúcido y una estructura de doble cubo. El conjunto alberga exposiciones y espectáculos todo el año.

San Sebastián y cultura, siempre de la mano

Calles de San Sebastián
Calles de San Sebastián. | Shutterstock

Paseando se alcanza la plaza de la Constitución, porticada y con balcones corridos. Sirvió como antiguo coso taurino, como atestiguan los números pintados en cada balcón. El edificio más antiguo que podemos ver en San Sebastián es la iglesia de San Vicente, del siglo XVI. En su fachada lateral brilla la imponente escultura La Piedad de Jorge Oteiza,de 1999.

En la vecina plaza Zuloaga se encuentra el principal museo que hay que ver en San Sebastián: el museo de San Telmo. Éste antiguo convento de dominicos, del siglo XVI, es un lugar imprescindible que ver en San Sebastián. Se trata de una excelente muestra etnográfica y audiovisual que alberga obras de arte de grandes autores. Impacta la nave de su iglesia, recubierta por 17 enormes lienzos, del artista José María Sert, sobre la historia de los guipuzcoanos. Es la mejor visita cultural de la ciudad y puede ocupar hasta cuatro horas. Por otro lado, el Teatro Victoria Eugenia es una edificación neoplateresca, que actualmente funciona como la sede del Festival Internacional de Cine, uno de los más importantes del mundo.

Las playas y el puerto de San Sebastián

Playa de La Concha
Playa de La Concha. | Shutterstock

Las playas de La Concha y Ondarreta, esta última considerada la más aristocrática de la ciudad, son también lugares que ver en San Sebastián sí o sí. La barandilla del paseo es el símbolo de la ciudad. Por otro lado, el paseo marítimo de La Concha es el lugar más famoso de Donostia. Su emblemáticas barandilla, farolas y relojes del siglo XIX conforman un todo espléndido. Además, alberga el Balneario de la Perla del Océano y una antigua casa de baños de madera construida en tiempos de la belle époque.

En el puerto de San Sebastián, los viejos barcos pesqueros conviven con embarcaciones de recreo. Al fondo del mismo quedan el importante acuario y el museo Naval, ubicado en la antigua casa-torre del Consulado, del siglo XVIII.

El recorrido por el paseo marítimo de la Concha se inicia junto al Bulevar. El arranque se sitúa frente al antiguo casino modernista que ahora es el ayuntamiento, de 1887. Sorprenden también los Jardines de Alberdi Eder y el vecino Real Club Náutico, de 1930 y arquitectura racionalista parecida a un barco. Más adelante, el hotel de Londres, edificio representativo de la belle époque donostiarra, marca su figura con una elegante fachada rematada en cúpula.

La playa de La Concha termina en el Pico del Loro, un promontorio rocoso sobre el que se alza el Palacio de Miramar. Tal espacio fue construido en estilo inglés para la reina María Cristina de Habsburgo. El palacio está rodeado de un bello parque abierto al público. Después del Pico del Loro uno se topa ya con la playa de Ondarreta y con el barrio de El Antiguo, inundado de magníficos chalets de los antiguos veraneantes.

La gastronomía de San Sebastián

Desde este extremo de la ciudad toca ahora disfrutar del oeste de la ciudad. A través de la alameda del Boulevard, bajo cuyo pavimento está la muralla de la ciudad, se alcanza el casco antiguo, situado entre esta y el monte Urgull. Es la zona de mayor ambiente. Sus calles estrechas están repletas de bares y restaurantes que explican por qué San Sebastián es una gran capital gastronómica, con el Basque Culinary Center a la cabeza.

Los alrededores de San Sebastián

Monte Igueldo, San Sebastián
El espectacular monte Igueldo, mirador natural. | Shutterstock

Una vista que no hay que perderse en San Sebastián es la del mirador del monte Urgull. Puede ascenderse desde Santa María del Coro o desde el mismo puerto. Además de la escultura del Sagrado Corazón, destacan el castillo de la Mota, ocupado por la Casa de la Historia, o el cementerio de los Ingleses. Asimismo, son de mérito las Baterías de las Damas y del Gobernador.

La ciudad la cierra el monte Igueldo, en cuya parte alta está el anacrónico Parque de Atracciones de principios de siglo XX. Su visita, subiendo en funicular, permite disfrutar de otra maravillosa vista de San Sebastián. Sobre todo si coincide con la hora del atardecer, cuando se encienden los faroles que iluminan los paseos de la Concha y Miraconcha. Entonces, el mar refleja el óvalo de las playas como una diadema dorada que ciñe la ciudad. Como curiosidad, por aquí abandonan los peregrinos, aunque a pie, la ciudad para proseguir el Camino del Norte.

Por último, a los pies del Igueldo, se halla uno de los monumentos donostiarras más visitados: el Peine del Viento, una obra de 1977, cuyo autor es Eduardo Chillida. Se compone de tres estructuras de hierro que emergen de la roca retorciéndose en su abrazo, una lucha constante contra el aire y contra el mar.

Y si uno quiere seguir explorando los alrededores de San Sebastián, lo tiene fácil. La provincia de Gipuzkoa es riquísima en pueblos y naturaleza, y a menos de una hora de San Sebastián pueden disfrutarse de escapadas muy satisfactorias.