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Qué ver en Belmonte, escenario de películas presidido por un gran castillo

Qué ver en Belmote

Belmonte fue el lugar de nacimiento de Fray Luis de León, príncipe de los poetas líricos españoles, pero poco rastro queda en el lugar de tan ilustre hijo. El protagonismo lo acapara ahora su imponente castillo, en el que dejaron marca dos importantes personajes históricos: Juan Pacheco y Eugenia de Montijo. Con todo esto, la visita a Belmonte puede ocupar un día completo.

Un poco de historia de Belmonte

Panorámica de Belmonte
Panorámica de Belmonte. | Shutterstock

La historia de Belmonte es más que interesante. En 1976 se realizaron unas excavaciones en la Colegiata de Belmonte que desenterraron restos de una iglesia visigótica, probablemente del siglo V. Esto prueba la antigüedad de la población. El lugar fue después conocido con el nombre de Bellomonte, del que derivaría el término actual. Sin embargo, no entró a formar parte de la historia hasta el año 1323, cuando el Infante Don Juan Manuel construyó su palacio residencial, hoy en ruinas.

En 1398, durante el gran reparto de mercedes del rey Enrique III, la villa fue entregada a Don Juan Fernández Pacheco, primer señor de Belmonte, por “ser persona de gran importancia para la guerra”. El señorío fue heredado por su hija María y, más tarde, por su primogénito Juan Pacheco, primer marqués de Villena. Este último mandó edificar un castillo sobre el cerro de San Cristóbal. También quiso ampliar la iglesia, que más tarde logró elevar a la categoría de colegiata. La asociación con los Villena aportó una prosperidad a la villa que se mantendría hasta el siglo XVIII.

En el siglo XX el municipio se convirtió en escenario de numerosas películas, como El Cid, producida por Samuel Bronston. Coproducciones internacionales como Los señores del acero, de Paul Verhoeven, o largometrajes españoles como El crimen de Cuenca, de Pilar Miró, Las hijas del Cid, de Miguel Iglesias, y El caballero Don Quijote, de Manuel Gutiérrez Aragón, se ambientaron aquí. También forma parte de la versión animada de El Señor de los Anillos, del año 1978.

Qué ver en Belmonte

Castillo de Belmonte
Castillo de Belmonte. | Shutterstock

La hermosa villa de Belmonte creció a la sombra del castillo y de la colegiata. El protagonista indiscutible de su casco histórico, que ha sido declarado Bien de Interés Cultural, es precisamente el castillo, monumento que hay que ver sin duda en Belmonte. Fue construido por el intrigante noble Juan Pacheco, el feroz enemigo de la joven Isabel de Castilla, entre 1456 y 1470 sobre otra fortificación más modesta. El edificio es de estilo gótico de transición al plateresco, aunque con una clara influencia mudéjar. Fue restaurado en el siglo XIX por Eugenia de Montijo, condesa de Teba. Ella lo utilizó como residencia tras perder el trono imperial de Francia. Consta de un cuerpo principal y de una pared exterior que lo ciñe por completo. Desde aquí arrancan las murallas de la villa.

Parte de esta muralla se puede contemplar hoy en día, pues se conservan dos tramos y varias de sus puertas. El conjunto está formado por una planta estrellada en cuyas seis puntas se levantan otros tantos torreones cilíndricos. Es una construcción atípica y única en la arquitectura civil y militar.

La iglesia Colegial de San Bartolomé también se conoce como La Colegiata. Es el otro edificio más sobresaliente dentro del conjunto monumental de la localidad. Se trata de una magnífica construcción gótico-renacentista de grandes dimensiones. En ella se puede admirar, entre otras obras, la pila bautismal de Fray Luis de León. Sin lugar a dudas, una de las maravillas de la Colegiata es la sillería del coro. Egas Cueman la labró en 1454 para la catedral de Cuenca. Se instaló aquí en 1757. Situado junto a ella, en el barrio alto de la villa, se encuentra el palacio-alcázar del Infante Don Juan Manuel. Se inició en el siglo XIV y está compuesto por iglesia, convento y claustro.

Otros monumentos que ver en Belmonte

Otras edificaciones religiosas de gran interés que ver en Belmonte son, primero, el convento de los Trinitarios, construcción del siglo XV que sirve de fachada a la Plaza de Enrique Fernández. Segundo, la ermita de Nuestra Señora de Gracia. Alberga en su interior una talla de la Virgen de gran valor artístico. Tercero, el antiguo convento de los Jesuitas. Se terminó en 1627 bajo los auspicios de doña Francisca de León. En su origen fue un complejo de edificios de gran volumen. Hoy quedan sólo algunas partes, destinadas a diversas utilidades. El claustro, abierto por haberse derrumbado los lados sur y oeste del recinto, forma una pequeña plaza pública. La iglesia fue convertida en cine y en el resto de dependencias se han instalado las oficinas de Correos y los Juzgados.

También merece la pena ver la Casa de las Comedias. Se trata de un antiguo corral de teatro del siglo XVII reconvertido en una casa particular y en taberna. También hay que visitar la Casa-Museo de Fray Luis de León y el palacio de los Baíllo, edificio del siglo XVI que en la actualidad alberga la Cámara Agraria. Así como el palacio de Buenavista, hoy transformado en hostería.

Son de obligada visita el museo de las Cosas de la Gente, con una variada colección etnográfica y antropológica, y el molino El Puntal. Aquí podemos ser testigos de una tradicional molienda de trigo.

Los alrededores de Belmonte

Una buena escapada es cruzar la autovía a la altura de El Pedernoso para pasar el día viendo aves en la Laguna de Manjavacas. O visitar la cervantina localidad de El Toboso y la menos conocida, pero también interesante, Corral de Almaguer. Quienes estén dispuestos a penetrar en lo más profundo y menos visitado de la provincia de Cuenca pueden continuar hasta la localidad de San Clemente.