El Castillo de Arteaga se alza rotundo, enmarcado en un paisaje de gran belleza. En un primer vistazo es sencillo imaginarlo protagonista de un mundo onírico, una especie de transición temporal. Quizás, formando parte del set de rodaje de una película de época, a punto de entrar en escena princesas, caballeros, e incluso una bruja. …