Los ciclos son preclaros en la Serranía de Guadalajara, especialmente según esta se arrincona contra las provincias de Segovia y Madrid. La gran barrera natural que es la sierra de Ayllón da sustento a víctimas ideales para cámaras profesionales o de teléfono móvil. En uno de los momentos cumbre del eterno retorno natural, el otoño, las ya ocres hojas de robles y hayas magnifican la oscuridad de la pizarra. Pero no solo los árboles son cíclicos en este remoto rincón del centro de España. También alguna población. Umbralejo, pese a ser uno de los Pueblos Renacidos, no está vivo ni muerto. Parecía perenne pero resultó ser caduco. Y cuando rebrotó, lo hizo mutado.
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