Casi en la frontera con el país vecino, cerquita de donde el caballero Roldán partió la montaña en dos, destaca este impresionante macizo llamado Monte Perdido. Con sus 3.355 metros, es el más alto de Europa. Por sus condiciones y también por su belleza, es uno de los rincones de la cordillera de los Pirineos en los que han surgido leyendas a tutiplén. Pero, ya se dijo, hay que comenzar por el principio: la misma formación. Olvidando los fenómenos geológicos, se rescata una leyenda con moraleja: sé amable, que nunca se sabe.