El escenario es este. Un pequeño pueblo perdido en el verdor de Galicia. La humedad y la niebla cubren el cielo y le dan un toque de misticismo al amanecer de un nuevo día. Una mujer joven sale de su casa y se pone a ordeñar a su vaca. Leche blanca como la nieve emana de las ubres del animal. De repente, la joven ve a una anciana que la observa. Debe de llevar ahí mucho tiempo, pero la muchacha no se había dado cuenta. “¡Buenos días!”, le espeta la chica. La anciana le echa una última mirada antes de irse, pero no contesta. Un escalofrío recorre el cuerpo de la joven. Para cuando vuelve a ordeñar a su vaca un rojo intenso sustituye al blanco anterior. De los senos del animal ahora mana sangre. La certeza acude entonces a la mente de la muchacha: aquella vieja no era otra cosa que una temible meiga, la quinta integrante de Asusta Niños SA.
Las Meigas, las brujas gallegas contratadas por Satán
