Amanece. El sol se comienza a reflejar en las piedras de las históricas calles de Santillana del Mar. El rocío humedece las flores que asoman en los balcones. Huele a campo. Huele a Cantabria. Un niño se levanta de su cama en la fría y bonita mañana. Pero es incapaz de apreciar los olores, los colores o el clima. Él solo siente cansancio. Un cansancio que se aprieta sobre su cuerpo como una serpiente a una presa. Se mira al espejo: está blanco como el mármol y sus ojeras, azules, se marcan con fuerza sobre sus facciones. En su cuello reluce una pequeña herida. La Guaja ha estado aquí esta noche. Esta es la historia de la segunda de abordo de la plantilla Asusta Niños S.A.