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El hogar de Raúl Moreno: Albacete, un juego de niños

Hogar de Raúl Moreno

Conocí a Raúl en un viaje a Islandia en el que él era el guía. Ambos íbamos en la parte de alante de la furgoneta junto a otra compañera de viaje, Susana, atravesando las infinitas y desnudas carreteras de aquella inmensa isla glacial. Les contaba que yo pasaba muchas veces por Albacete como parada obligatoria entre Madrid y Murcia. “Ya sabéis, Albacete, caga y vete”, dije riendo. Ambos acompañantes callaron y Susana me contestó, refiriéndose a Raúl: “Pero hombre, no le digas eso a alguien de Albacete”. Ahora, cuatro años después, Raúl Moreno, fotoperiodista y guía, me mira desde el otro lado de la pantalla para hablarme precisamente de Albacete.

Un lugar de recreo

Moreno ha viajado mucho. Ahora vive en Roma, pero antes lo ha hecho en Islandia y de vez en cuando coge su cámara en busca de historias que contar. Sus viajes le han llevado a Ucrania, a Groenlandia, al Mont Blanc… Sus trabajos se han publicado en diarios como The Washington Post, ABC, El Salto, Revista 5w, El Español… Y cuenta, además, con numerosos premios y reconocimientos tanto a nivel nacional como internacional. Sin embargo, a pesar de sus muchos destinos, lo tiene claro: su hogar está en Albacete, en el barrio de Fátima. “El concepto de hogar cada vez lo tengo más difuso, pero siempre vuelvo a este lugar. Es como la madre que siempre está ahí”, señala.

barrio de Fátima
Barrio de Fátima, Albacete. | Raúl Moreno

Para Moreno su barrio sabe a pisto manchego, fluye al ritmo del flamenco y se lee al compás de La llamada de la selva, del escritor Jack London. Un libro que versa sobre el despertar salvaje de un perro que se dedica a tirar de un trineo en Alaska. Una llamada, la de los nuevos horizontes, que despertó hace mucho tiempo en Moreno: “Albacete es un lugar que me llena, pero cuando llevo 15 días se me cae el mundo encima”.

Sin embargo, el fotoperiodista lo evoca con el cariño que suele ir asociado a la infancia: “Lo recuerdo con añoranza, como un lugar de recreo. Y también como un lugar de reencuentro”. “Un lugar de encuentros con amigos, un lugar donde salir a la calle, donde poder jugar con tranquilidad”, señala mientras rememora sus andanzas de la niñez.

Un paseo por Albacete de la mano de Raúl Moreno

Raúl Moreno, El hogar de Raúl Moreno: Albacete, un juego de niños
Pasaje de Lodares, Albacete. | Shutterstock

Albacete se ha ganado la fama de ser solo una ciudad de paso, un páramo desolado en las llanías de La Mancha, un enclave al que a veces solo se le recuerda por la célebre frase “caga y vete”. Moreno reconoce que Albacete no es Islandia, pero que, sin embargo, tiene su encanto. Si el fotógrafo tuviera que llevar a una persona allí por primera vez en la vida, la llevaría, apunta, “a los lugares más representativos”.

“Por ejemplo, la plaza del Altozano o el pasaje de Lodares, que está entre las calles más bonitas de España”. El fotoperiodista tampoco se olvida de los edificios modernistas que salpican la urbe, entre los que destaca la Casa Hortelano, sede del Museo de la Cuchillería. “Evidentemente también la llevaría a ver algunos bares”, dice riendo, mientras reitera el ambiente festivo del que hace gala la ciudad, “sobre todo a medio día”.

Los Picarzos, Aýna y Santa María de lo Alto
Los Picarzos dominan el pueblo de Ayna. | Shutterstock

La ciudad de Albacete es el hogar de Moreno y a ella le unen, claro, multitud de emociones y recuerdos. Pero donde el entrevistado cree que reside la verdadera belleza de esta provincia es en los alrededores. “Si salimos de la ciudad, te llevo a ver el nacimiento del río Mundo”, apunta. De ahí, Moreno nos conduciría al pueblo de Ayna, al de Alcalá de Júcar… La voz se le llena de entusiasmo al comentar cómo la sierra albaceteña se junta con la de Cazorla: “En general, toda la zona de la sierra es espectacular”.

Los rincones más íntimos del barrio de Fátima

Pero hemos venido a hablar del hogar, y si para Moreno hay un hogar ese es su barrio, Fátima. “Hay una iglesia, la iglesia de Fátima, que es como una cúpula blanca. Y, a su alrededor, chalés donde entra mucha luz”, apunta. Moreno cuenta que, cuando vivía aquí, le gustaba pasear por aquellas zonas, así como por el parque Abelardo Sánchez, al que también se refiere como el parque Grande. Este espacio verde es el mayor de la ciudad y el más grande de Castilla-La Mancha.

Ahora bien, si el entrevistado tuviera que elegir un rincón que significara hogar ese es sin duda el que conoce como el Triángulo. “Era una plaza polivalente, donde jugábamos a todo. Los bancos hacían de portería, el arco que hacía el árbol hacía de canasta… ”, apunta. “Cada vez que paso por ahí se me ponen los pelos de punta porque me veo, me veo saltando, jugando al fútbol, con el monopatín, al baloncesto… Me veo jugando”, añade el manchego.

Raúl Moreno
Raúl Moreno en uno de sus viajes a Groenlandia. | Raúl Moreno

Desde que Moreno fuera un niño han pasado, no obstante, muchos años. En ese tiempo Fátima ha pasado de ser un barrio que estaba casi a las afueras de la ciudad a ser un espacio que está casi en el centro. Como en tantas otras ciudades de España y del mundo, la metrópoli lo ha absorbido todo. Para Moreno este cambio se puede apreciar en mudanzas físicas que han saneado el barrio y lo han hecho más habitable, “pero también le han quitado la identidad”, indica.  “Ha perdido esa identidad de comunidad que tenía antes, donde todos se conocían”.

La feria de Albacete en tiempos sin feria

Y, claro, no se podía pasar por Albacete sin hablar de su feria. Celebrada anualmente en el mes de septiembre, la Feria de Albacete está declarada como de Interés Turístico Internacional y es una de las más antiguas de España. Para Moreno se trata de la tradición albaceteña por antonomasia: “Ahí es donde se condensa todo. Es el espíritu manchego llevado al máximo. Hay todo tipo de sabores, olores y músicas tradicionales”.

Asimismo, el recinto ferial destaca por sí mismo. Se trata de una macroedificación conocida como La Sartén y declarada Bien de Interés Cultural. Raúl Moreno comenta que “la feria es en septiembre, pero durante el resto del año puedes caminar por el espacio que ocupa la feria”. “Está al lado de mi casa y he pasado mucho tiempo allí jugando, paseando con mis amigos y mis perros”, añade.

Un hogar que huele a madre

“¿Qué es para ti el hogar?”, le pregunto a Moreno. “El hogar puede ser cualquier sitio que te haga sentirte tranquilo, seguro, caliente cuando hace frío, fresco cuando hace calor y donde hay alguien que te abraza, que te espera con cariño”. Para el fotógrafo esa persona que le espera no es otra que su madre, una madre que hace precisamente de Albacete ese hogar y le da también su olor. “Te iba a decir olor a leña, pero el hogar huele a madre”, afirma rotundo.