Como sucede con el castillo de San Jorge, que facilitó la reconquista de Sevilla a Fernando III el Santo, los orígenes del castillo de Salvatierra son imprecisos. La hipótesis más celebrada afirma que fueron los musulmanes quienes levantaron la construcción, en torno a los siglos IX y XI. También fueron los musulmanes quienes, siglos más tarde, protagonizarían varios de los episodios más históricamente emocionantes de la zona. Musulmanes y cristianos, claro, por esa pugna que mantuvieron durante la época ya mencionada.
El castillo de Salvatierra fue fundamental durante un buen tiempo, por su situación estratégica. Frente a lo que acabaría siendo la mezcla de fortaleza y convento de de Calatrava la Vieja, entonces el humilde castillo de Dueñas, formaba parte de las fortificaciones que determinaron esa frontera entre Castilla y Al-Andalus. La misma construcción apuntala esta relevancia. Por su ubicación, en lo alto de una colina de naturaleza escarpada, fue un lugar de difícil acceso y casi imposible conquista. Los cristianos, en un momento en que se vieron asediados por sus enemigos musulmanes, se encomendaron a estas cualidades para considerar este castillo como un lugar de salvación. Terminarían perdiéndolo, pero antes lucharon. Vaya que si lucharon.