A Vicente Blasco Ibáñez le interesaban las historias del pueblo, la vida corriente de la gente corriente, sus preocupaciones, rutinas y desempeños. Político, periodista y escritor, hizo del pueblo su centro temático y de la Comunidad Valenciana el escenario de estas narraciones. Para escribir de la Albufera, lugar protagonista de Cañas y barro, se trasladó durante veinte días a vivir a la laguna más famosa de España. La abandonó después de contraer unas fiebres, pero el tiempo que pasó en ella fue suficiente para entender sus particularidades.
La representó de forma realista y con virtusismo. A pesar de sentir fascinación por este lugar, no cayó nunca en la trampa de romantizar sus idílicos paisajes y un entorno que, sobre todo hoy, puede considerarse bucólico. Así que nos dejó un bello y muy realista retrato de la Albufera del siglo XX. Un lugar que todavía puede reconocerse aunque, a pesar de los deseos del personaje más representativo de la novela, haya cambiado.