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La oveja merina, una mirada artística

Che Marchesi, última visión de La oveja merina: celebrando un modo de vida

Los comensales han terminado de saborear los platos elaborados por Daniel Valverde, que ha demostrado, desde los fogones, las grandes posibilidades culinarias de la oveja merina. Unas posibilidades que no concluyen en este ámbito, como ahora expone Che Marchesi. Este artista comparte con sus compañeros de mesa un temprano acercamiento al campo y un gran conocimiento de este. De la oveja en general, de la merina en particular, con la que ha trabajado dentro de este proyecto de La Nave Va.

Los pastores Muñoz representan, en esta mesa de Extremadura, la primera aproximación, el cuidado y la atención constante. Antonio Granero sostiene el pasado para comprender el presente y preparar el futuro. Daniel Valverde le da un sentido culinario, lo lleva a los hogares, lo convierte en arte y también en costumbre, porque la oveja merina es para cada día. Che Marchesi aporta otra visión, una propia, personal pero también universal, porque así es el arte. Como explica Pepe, que ha reunido a todo el equipo, representa “una mirada adelantada de los problemas actuales”. Sus obras, que todos contemplan, son arte y reflexión.

Los iconos no verbales

Obra de Che Marchesi en La Nave Va, con la oveja merina como protagonista
Obra de Che Marchesi en La Nave Va, con la oveja merina como protagonista

Che Marchesi explica a quienes le acompañan el valor de construir algo que no existía antes: “el hecho de implicar el arte en un proyecto de este tipo creo que ayudará bastante a generar esos iconos no verbales, plásticos, de imagen, que transmitan y resuman todo el esfuerzo del proyecto”. Su efecto en quien las contempla variará en función de las experiencias personales, pero es importante comprender que siempre existirá ese impacto. Es interesante advertir la mirada de Miguel Muñoz o de Antonio Granero, que sienten la misma cercanía con el animal pero la abordan desde una perspectiva completamente diferente. Por eso esta reunión, esta comida, es tan estimulante.

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“Creo que sus obras”, explica Pepe, “aportan una reflexión profunda de cómo el hombre se está desconectando de la naturaleza y del mundo natural, del mundo animal, y cómo nos damos cuenta de que eso no es posible. Que eso nos está llevando a un gran error”. Y aquí coinciden todos.

Conceptos en torno a la merina

Han sido un total de tres los proyectos que Che Marchesi ha desplegado en La Nave Va. El arte en relación con el animal lleva en su vida desde hace más de veinticinco años. Empezó en Holanda, hoy está presente en Extremadura, donde se ha observado con claridad la sensibilidad y la conciencia con la que Marchesi trabaja.

Quizá el más llamativo de todos estos proyectos, por su forma y también por su significado, sea el que expone en una estructura de madera, donde ha entrelazado con tacto la lana de la oveja. Poniendo en valor la “excelencia” de esta característica de la merina, Marchesi ha creado un filtro con ésta. “Quería hacer un filtro para ver el mundo desde el otro lado de la lana, desde dentro. Es un poco como sentir que eres la oveja y que eres capaz de mirar a través de ti mismo. Aproveché para traducirlo y conseguir estirar un vellón hasta hacer este filtro con el que mirar el mundo desde el otro lado”, explica. El mundo a través de la oveja merina.

Che Marchesi, Alba y Elsa Ramos
Che Marchesi, Alba Ramos y Elsa Ramos

Contaba Miguel Muñoz, al comienzo de esta conversación, que ningún animal esculpe tan bien el paisaje como la oveja. Coincide en este punto con Marchesi, que ha tomado su paso por éste para crear otra de sus obras. “Un rebaño de ovejas deja una impronta muy característica, masiva, de su paso por los caminos cuando se humedecen”, explica, mientras enseña cómo ha logrado capturar ese caminar gracias a tres elementos clave: yeso, agua, paciencia. Un rebaño de merinas ha dejado su huella en el campo de Extremadura, donde Marchesi tenía preparada una pequeña parcela para, bajo la atenta mirada de todos, inmortalizarlas. El resultado es claro, limpio, animal.

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Huellas de la oveja merina
Huellas de la oveja merina

Es evidente que las patas de las ovejas han llamado la atención del artista, por esas huellas y también por la sensibilidad que, aprendió comiendo con los pastores, tienen en ellas. Sus patas, sus cascos o cascabillos, como se les conoce en Extremadura, son uno de sus sentidos más importantes. A través de ellas se guían, captan y comprenden el escenario en el que se mueven. Casi como si fueran una antena. Marchesi ha fusionado, así, ambos mundos: el humano y el animal, colocando esos cascabillos sobre una antena que hoy luce La Nave Va.

Una de las obras de Che Marchesi, que ahora lucen en La Nave Va
Una de las obras de Che Marchesi, que ahora lucen en La Nave Va

Así ha construido Che Marchesi estos conceptos visuales, a través de otros ya existentes que pertenecen a la merina. Los ha proyectado hasta hacerlos visualmente impactantes para el ojo humano. Así es el arte.

Disfrutar lo que tenemos

Celebrando una forma de vida en torno a la oveja merina
Celebrando una forma de vida en torno a la oveja merina

Estas seis figuras relacionadas con la oveja merina se han reunido en esta mesa de Extremadura por varias razones. En primer lugar, para poner en valor a este animal, fundamental en la historia y el devenir del país, prácticamente olvidado desde hace siglos. En segundo lugar, tomando esto último como base, para fomentar un impulso que enriquecerá el campo y las mesas de todos los hogares.

Por último, como el mismo Che Marchesi resume, para disfrutar de lo que tenemos, de profesiones y pasiones que no deben perderse. Se han reunido para enaltecer un modo de vida muy concreto, relacionado con el ámbito rural y el respeto por la oveja merina. “Para celebrarlo, ¿no?”, concluye Marchesi. Y así es.