“En ninguno de los corros aquellos faltaban los correspondientes chiquillos, que campando por sus respetos y chillando a más y mejor, o se revolcaban por el suelo, o se entretenían, hartos ya de comer, en acariciar a sus madres restregándoles por el rostro los deditos llenos de pringue, o andaban, en fin, enredando por todas …