Los vinos de La Mancha son de una amplia variedad que van desde sus excelentes tintos hasta sus burbujeantes espumosos, sin olvidarnos de blancos y rosados de magnifica calidad. Predomina la producción de vinos blancos, dedicando la mayor extensión de cultivo a la cepa blanca Airén, pero últimamente el consumo de los vinos manchegos tiende hacia los tintos.
Joven, que han de consumirse preferentemente en el mismo año de cosecha para aprovechar todo su potencial aromático. Puede ser Blanco Seco o Fermentado en Barrica, los primeros son más ácidos mientras que en los segundos su postgusto recuerda la barrica. Temperatura de servicio entre 5-7ºC
Tradicional, guardan un punto de distancia y equilibrio entre los vinos jóvenes y los de crianza. Su vida es comparable a cualquier otro vino de crianza, aunque su conservación o en tinajas. En la mesa se recomiendan para acompañar mariscos, pescados y quesos frescos, servidos a una temperatura entre 5-7ºC.
Vinos envejecidos en barrica de Roble, cuya elaboración es igual a la de los vinos jóvenes, pero con una permanencia mínima en barrica de roble de 60 días. Los cuales gracias al paso por el roble adquieren aromas y sabores característicos.
Aquellos vinos de añadas concretas que hayan adquirido una armonía en su conjunto de cualidades debidas al proceso de crianza y envejecimiento, se podrán encontrar las indicaciones Crianza, Reserva y Gran Reserva; los cuales se han sometido a un proceso de envejecimiento en barrica de roble y botella de 24, 36 y 60 meses respectivamente.
En su elaboración se pueden utilizan uno o varias variedades, siendo la mayor representante la variedad Airén, entre las que encontramos Chardonnay, Gewürztraminer, Macabeo, Moscatel de grano menudo y Parellada entre otras.
Vinos jóvenes o tradicionales de color rosáceo a rojizo tenue. De aromas frutales y florales, equilibrados con su graduación alcohólica, ligeramente ácidos y equilibrados en boca. Consumo recomendado entre 6-8ºC, buen acompañante de arroces, carnes guisadas, calderetas y ensaladas.
Joven, que han de consumirse preferentemente en el mismo año de cosecha para aprovechar todo su potencial aromático. Puede ser Blanco Seco o Fermentado en Barrica, los primeros son más ácidos mientras que en los segundos su postgusto recuerda la barrica. Temperatura de servicio entre 10-12ºC.
Tradicional, guardan un punto de distancia y equilibrio entre los vinos jóvenes y los de crianza. Su vida es comparable a cualquier otro vino de crianza, aunque su conservación o en tinajas. En la mesa se recomiendan para acompañar carne, pescado en salsa y quesos, servido a una temperatura entre 10-12ºC.
Aquellos vinos de añadas concretas que hayan adquirido una armonía en su conjunto de cualidades debidas al proceso de crianza y envejecimiento, se podrán encontrar las indicaciones Crianza, Reserva y Gran Reserva; los cuales se han sometido a un proceso de envejecimiento en barrica de roble y botella de 24, 36 y 60 meses respectivamente. Entre las variedades tintas cultivadas destacan como preferente la Cencíbel o Tempranillo, por delante de otras variedades como la Bobal, Cabernet Franc, Garnacha Tinta, Merlot y Syrah entre otras.
La elaboración de espumosos acaparados con la Denominación de Origen fue contemplada de forma reciente a través del nuevo reglamento de la denominación. En la actualidad, un espumoso manchego tiene como origen un buen vino elaborados por el método tradicional, procedente de la variedad Airén o Macabeo, o una mezcla de ambas variedades, con un mínimo de 9 meses de crianza en botella. Encontrando las categorías seco, semi-secos, dulces, extra-secos y extra-brut según su contenido en azúcar. Se recomienda servir a una temperatura en torno a 6-8ºC, consumo recomendado tanto en entrantes y aperitivos como con los postres, idóneo para maricos crudos o cocidos.
La tradición vitivinícola de La Mancha se remonta como mínimo a la Edad Media, aunque se cree que data de la época del Imperio Romano.
Podemos encontrar alusiones al vino manchego en los grandes literatos del Siglo de Oro. Miguel de Cervantes en su universal obre Don Quijote, hace referencias al vino como aquella que dice: “tanto alababa el vino que lo ponía por las nubes, aunque no se atrevía a dejarlo mucho en ellas porque no se aguase”.
El primer reconocimiento oficial que de hace al vino de La Mancha como Denominación de Origen data de 1932, apareciendo publicado en la Gaceta de Madrid (hoy Boletín Oficial del Estado), lo que convierte a ésta en una de las más antiguas de España.
La denominación de origen La Mancha incluye 182 términos municipales de la provincia de Albacete, Ciudad Real, Cuenca y Toledo. Constituyendo la mayor agrupación el vitivinícola a nivel mundial. La Mancha tiene una tierra llana, sin grandes alturas y con una tierra rojiza fruto de sedimentos de estructura caliza. La sequedad es otra de sus características más acusadas, ya que debido a su micro-clima es poco frecuente la entrada de vientos húmedos, presentando escasas precipitaciones.
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Ruta del Vino de la Mancha
