Los cereales a lo largo de la historia han constituido la base de la alimentación de todas las civilizaciones. El pan como derivado de los cereales se descubrió de forma accidental seguramente en la Época Neolítica. Como los cereales no pueden ser digeridos por sí solos, se trituraban. Mezclados con agua formaban una papilla que olvidada en una especie de olla dio una torta granulada y seca.
Desde esas tortas al pan que actualmente conocemos su evolución ha ido paralela al desarrollo de las civilizaciones. Se encuentran panes con los cereales disponibles en la zona. Tal es la importancia de éste producto que en muchas civilizaciones se usa como sinónimo de alimento. También está presente como elemento simbólico en rituales religiosos. En la actualidad forma parte de índices que evalúan el coste de la vida.
El Pan de Cea es originario de San Cristovo de Cea al norte de la provincia de Ourense. Éste junto al Pan de Cruz de Ciudad Real y Pa de Pagès gozan de la categoría de Indicación Geográfica Protegida.
El pan de Cea se elabora con harina de trigo, agua, sal, masa madre y levadura. El pan es alargado y redondeado en los extremos con una línea transversal denominada “fenda”. Esto le da su aspecto característico dividiendo el pan en dos mitades ensambladas. La corteza es dorada muy crujiente que tiende a hacer láminas. El color de la miga recuerda al trigo entero y tiene burbujas de forma irregular que lo hacen muy esponjoso.
Podemos encontrar dos tamaños, “poia” como denominan al grande de 1kg aproximado y “molete” al pequeño de medio kilo. Los hornos donde se cuecen estos panes son elemento característico de la producción del Pan de Cea. Son hornos de piedra granítica con una bóveda esférica que favorece un horneado homogéneo en el pan.