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El Bosque de Béjar

El Bosque de Béjar

Iniciamos un recorrido por una serie de jardines de los que “el criterio de selección –por supuesto muy subjetivo– ha sido que fueran espacios con alma propia y que estuvieran abiertos al público”, según las propias palabras de la autora de los textos, Anneli Bojstad. Comenzamos con el El Bosque de Béjar (Salamanca). Una auténtica joya de jardín que alcanza su esplendor en otoño.

«He llegado a mi villa no para cultivar los campos, sino el alma», escribió Cósimo di Médici en 1462 al referirse a su finca de recreo en las cercanías de Florencia.

El Bosque de Béjar
Villa renacentista de El Bosque / Foto: salmancaactiva.es.blogspot.com

El Bosque de Béjar, se creó en 1567 por el segundo duque de la localidad, Francisco de Zúñiga y Sotomayor. Es su vástago español, una villa renacentista concebida para la contemplación y el disfrute de la vida rural.

Todavía hoy existe este excepcional conjunto, que incluye palacete, jardines, huertas, prados y bosque. Conserva la esencia de los jardines humanistas italianos. Estos se inspiran a su vez en las villas romanas descritas por autores clásicos como Cicerón y Plinio el Joven en sus cartas.

Una arquitectura que se fusiona con la naturaleza

Fiel a las recomendaciones que hace el arquitecto Alberti en su emblemática obra De re aedifi catoria, la villa se situó sobre la ladera de una colina cercana a la ciudad (el bosque se encuentra a sólo un kilómetro del centro de Béjar).

Se guardó una relación íntima entre el edificio y el jardín, dispuesto en terrazas decoradas con elementos arquitectónicos y decorativos. Por ejemplo, escalinatas, fuentes, bancos, plazoletas, exedras… Estos elementos, hoy envueltos en líquenes y acompañados por viejos plátanos y castaños, son vestigios de la exquisitez del diseño original.

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Pero si el trazado clasicista del jardín invoca la Italia renacentista, el enorme estanque, verdadero protagonista de El Bosque de Béjar, evoca lugares más remotos. Con una isleta en el centro –que actualmente cuenta con un cenador romántico de finales del siglo XIX–.

Recuerda a los grandes jardines mogoles del norte de la India y Pakistán, con sus pabellones flotando en medio de gigantescas extensiones de agua, como los del famosísimo palacio del Lago en Udaipur.

Probablemente esta influencia oriental llegará a través de Portugal. Fue el primer país europeo con presencia en la India desde la llegada de Vasco da Gama en 1498. Es similar a las estructuras de estanques con pabellones de los bellísimos jardines de la Quinta das Torres.

El Bosque de Béjar
Jardín de El Bosque / Foto: elgiganteegoista.es

Es la riqueza del agua –gracias a un abundante manantial que nace en la cercana sierra de Candelaria– lo que hace posible el conjunto del Bosque de Béjar. Con sus múltiples elementos acuáticos, su generoso huerto y su frondoso bosque de robles y castaños. Encontramos aquí una delicada simbiosis entre el paisaje natural y el paisaje cultural.

Si seguimos nuestro recorrido por el Bosque de Béjar, al bajar desde el estanque a una terraza inferior nos encontramos con un jardín de corte romántico, que pertenece ya a otros tiempos.

El legado renacentista

En 1869, el último duque de Béjar, Mariano Téllez Girón, vendió la propiedad. Los nuevos propietarios cambiaron la original estructura geométrica por otra muy de moda en la época, con caminos sinuosos y exóticas coníferas, secuoyas, píceas, pinsapos, además de un magnífico ejemplar de Magnolia grandiflora.

En un nivel inferior se extiende la huerta, poblada de frutales regados por acequias con las aguas del gran estanque, que servía de depósito de agua. Más abajo, el agua se recoge en otro estanque, de reducido tamaño, que servía de reserva. Así se unen lo práctico y lo estético en un conjunto único, que a pesar de varias modificaciones conserva su disposición original.

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Desde 1996 el Bosque de Béjar es propiedad del ayuntamiento del municipio. La cordillera del Sistema Central, verde y granítica, que separa las dos Castillas. Se convierte aquí en un remanso de serenidad con resonancias de cuentos orientales.