Los Pinares de Rodeno —primer espacio protegido de la provincia de Teruel— se encuentran situados en plena sierra de Albarracín. En 1995 fueron declarados Paisaje Protegido ampliándose dos años después su extensión hasta las 6.829 hectáreas que ocupan en la actualidad.
El principal rasgo característico de los Pinares de Rodeno es la roca arenisca roja que compone la mayor parte de sus suelos. Junto al verde de las frondosas extensiones forestales, aporta al conjunto una interesante singularidad cromática.
El paisaje, en general, está dominado por una sucesión de escarpes y grietas colonizadas por vegetación. Muestra su punto más elevado en los 1.602 metros del cerro de la Cruz de Montoyo.
La erosión ha sido la encargada de moldear durante siglos las montañas de los Pinares de Rodeno. Sus rocas adoptan formas caprichosas de especial interés geológico como taffonis (huecos semiesféricos), gnammas (grandes depresiones circulares) o anillos de Liessegang.
Por su terreno discurren varios cursos fluviales que en determinados tramos aparecen encajonados entre estrechas hoces excavadas entre paredes de roca. Los Pinares de Rodeno cuentan con un gran número de abrigos y cuevas como las del Prado del Navazo, la de Doña Clotilde o la Cocinilla del Obispo. En algunas de ellas se conservan muestras de arte rupestre levantino.
Vegetación y fauna
El pino rodeno es la especie vegetal dominante de todo el conjunto y el máximo protagonista de todo el espacio protegido. A su lado aparecen extensiones más o menos pobladas de roble o enebro.
Su fauna es la típica de los montes de la sierra de Albarracín y de las montañas del este de España: jabalí, corzo, ciervo, zorro y garduña. Mientras que sus cielos son surcados por aves rapaces como el águila real, el búho o el halcón peregrino.