¡SÃ, tú! ¿Eres de los que les gusta hacer deporte con el estómago vacÃo para adelgazar más? Pues estate atento, porque te han mentido. Vamos a ver… ¿cómo vas a hacer cincuenta flexiones sin comida? ¿Te crees que la energÃa viene por arte de magia? Sigue leyendo…
Hay quienes defienden la modalidad de hacer deporte con el estómago vacÃo como acelerador de pérdida de grasa. De hecho, algunos estudios lo confirmaron alguna vez. El entrenamiento cardiovascular con el estómago vacÃo reduce hasta un 20% más la grasa muscular. ¡Pero cuidado!, todo tiene trampa.
Según los estudios, la quema de grasa sin comer previamente al ejercicio se produce por una simple razón. El cuerpo, al no tener glucógeno proveniente de los alimentos, comienza a eliminar la grasa acumulada. ¡Qué maravilla! Pero, espera un momento. El cuerpo es sabio y se acostumbra a todo. Si adquieres esta tendencia como hábito, tu cuerpo lo guardará en su memoria. Comenzará a creer que necesita almacenar más grasas la próxima vez que comas y la quema de grasas rápida hará que tu metabolismo se ajuste, llegando a ser contraproducente.

Además, ¿crees que a tu cuerpo le gusta pasar hambre? Estudios aseguran que casi el 100% de aquellos que comen antes de realizar ejercicio, tienen menos urgencia en realizar la próxima comida. Por si fuera poco, esta tendencia puede conllevar la pérdida de masa muscular. Realizar deporte con el estómago vacÃo conducirá a la falta de glucógeno mÃnimo necesario. ¿La solución de nuestro cuerpo? Recurrir a las proteÃnas que conforman los músculos.
No hay necesidad de ser extremistas. Tampoco te pedimos que te empaches antes de llevar a cabo deporte. Unos carbohidratos previos a la práctica de deporte y alguna proteÃna para después pueden ser una buena opción. Además, tener hambre nos hace tener mal humor. Y no queremos estar enfadados después de una maratón, ¿no?
Analizando el mito de hacer deporte con el estómago vacÃo, podemos repensar si de verdad merece la pena. Machacarte a abdominales y flexiones para que la falta de comida los haga desaparecer parece ridÃculo, ¿no? No hay que olvidar que nuestro cuerpo es nuestra casa, nuestro templo. Y como templo, ¡hay que cuidarlo!