‘Barco Bilbao’ debería convertirse en una nueva palabra que unifique dos realidades históricamente hermanadas; no se puede entender Bilbao sin los barcos que a través de su ría trajeron lo mejor del mundo a esta ciudad tan cosmopolita, y que vienen exportando sus productos a todo el mundo. Por ello, uno de los planes más entretenidos e instructivos que se pueden hacer en la capital es hacer el trayecto en barco entre Bilbao y Portugalete (hermosa villa de origen medieval en la que se pueden disfrutar dos atractivos como el Puente de Bizkaia y el Abra bilbaína.
Navegar en barco Bilbao y su ría hasta Portugalete -o en sentido inverso- es una delicia. Un plan relajado y en familia que permite entender la importancia económica, social, medioambiental y paisajística del Nervión: en el pasado, en la actualidad, y los planes de desarrollo. Los vestigios arqueológicos han demostrado que desde tiempos romanos se viene extrayendo el mineral de hierro de la llamada ‘vena de Somorrostro’; y a partir de la fundación de Bilbao en el año 1300 innumerables veleros hicieron la complicada singladura fluvial entre el mar y Bilbao, aprovechando la fuerza de la marea creciente para que los arrastrase durante los casi veinte kilómetros de meandros, y arenales que antiguamente formaban la riviera del Nervión. Muchos de ellos fracasaron en su intento, quedando varados sin remedio, siendo desembarcadas las mercancías no deterioradas y desguazados sus cascos. Con la implantación de la propulsión a vapor y las numerosas obras realizadas durante los siglos XIX y XX el trayecto ha dejado de ser una aventura.
Si tomamos el barco en Bilbao, el recorrido pasa los puntos de interés con la siguiente secuencia. Al embarcar se ve el ayuntamiento de la ciudad, para pasar por debajo de los puentes de Zubizuri y de La Salve. Después contemplamos las singulares formas de ese museo escultura que es el Guggenheim. Tras dejar atrás la pasarela Pedro Arrupe (prepósito general de los jesuitas) vemos el campus ribereño de la jesuítica Universidad de Deusto. A continuación se pasa por el puente de Deusto (que antiguamente se elevaba para facilitar el paso del barco de Bilbao). Una de las sorpresas del trayecto es el ‘edificio del tigre’ un original ejemplo de arquitectura art decó que puede apreciarse detenidamente desde éste barco de Bilbao. Tras pasar por debajo del puente Euskalduna se puede ver el recomendable Museo Marítimo Ría de Bilbao, en cuyos muelles a menudo atracan barcos clásicos y que tiene un dique seco al aire libre con viejos barcos. El gran meandro de Olabeaga – Zorrozaurre fue un centro portuario e industrial que va a tener una espectacular transformación con los planes urbanísticos en marcha; es testigo de un pasado que el pasajero del barco Bilbao – Abra puede contemplar. Tras pasar bajo el altísimo e imponente puente de Rontegi, vemos otro bastión de la economía de la ría son los grandes astilleros de La Naval. El último hito es el Puente de Bizkaia, que por ser el primer transbordador aéreo que se construyó (hace más de 125 años) en el mundo, está declarado Patrimonio de la Humanidad. A la derecha del mismo está la interesantísima villa de Getxo que conviene visitar detenidamente, pues desde ella puede disfrutarse del magnífico paseo por su ribera, contemplando el Abra y las mansiones que la dominan.
El paseo en barco Bilbao – Abra puede hacerse también en sentido contrario; tomando el barco en Portugalete. Normalmente se hace ida y vuelta, pero es posible hacerlo en un único sentido, regresando desde Portugalete en tranvía o desde Getxo en metro. En todo caso, conviene ir provisto de gorra, prismáticos (para ver mejor los detalles) y un cortavientos (pues resulta un placer añadido estar en la cubierta al aire libre pero en todo río suele haber más corriente de aire).
