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Qué ver en Badajoz

badajoz espana fascinante

Taifa ilustrada y fortaleza disputada

Esta bella plaza fuerte sobre la vega del río Guadiana fue frontera entre musulmanes y cristianos. Hoy lo es entre españoles y portugueses, ofreciendo una atractiva oferta cultural y monumental. Aunque esté algo eclipsada por Mérida, sigue habiendo mucho que hacer y que ver en Badajoz.

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La capital provincial es una importante ciudad que no se visita tanto como se merece. Para disfrutar de todo lo que ver en Badajoz se requiere de un fin de semana completo. Si se quiere alargar la estancia, quienes no conozcan Mérida deberían visitar esta cercana Ciudad Patrimonio de la Humanidad, lo que llevaría como mínimo una jornada.

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Otra opción es dirigirse al sur para visitar la singular plaza fuerte de Olivenza y continuar luego hacia el oeste, hacia Almendralejo. En los meses calurosos una muy buena idea es tomar la autovía hacia Mérida para luego bajar hasta la villa medieval de Alange. Allí se puede disfrutar de sus termas romanas además de un enorme embalse. En él se pueden practicar múltiples actividades de turismo activo, como la navegación y el baño. En Badajoz capital hay una buena y económica oferta gastronómica. En las páginas sobre Dormir y Comer en Badajoz hemos seleccionado los mejor sitios donde reservar.

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Los cerros de la Muela Picada y de la Cabeza del Monturio disponen de unas condiciones defensivas que favorecieron el establecimiento de poblaciones desde la antigüedad. Esto motivo que el área fuese duramente disputada entre iberos y romanos. Se ha afirmado que Badajoz capital fue la ciudad llamada Badía, donde se firmó el tratado de paz entre los romanos y Viriato. Esta hipótesis haría que el enclave recibiera el apelativo Civitas Pacis, ciudad pacense o de la paz. La ciudad romana aparece poco a poco gracias a los continuos descubrimientos arqueológicos. Sin embargo, todo apunta a que Badía sería en realidad Beja, en Portugal. La asociación con Badajoz sería fruto de un error durante la conquista cristiana.

En el año 715 los musulmanes conquistan y arrasan la ciudad visigótica, martirizando a su último obispo, San Julián. Durante un siglo la abandonaron, concentrando sus esfuerzos en sofocar los reiterados levantamientos en la cercana Mérida. En el año 875, un muladí, antiguo cristiano convertido al Islam) se instaló allí. Se trata de Ibn Marwan, apodado “El gallego”. Decidió llamarla Mu’Assassat Batalyaws, fundación de Batalyaws. Durante los siguientes cuarenta años, el refundador y sus descendientes la gobernaron con independencia de Córdoba. Esto supuso un espectacular florecimiento de la ciudad, hasta el punto de convertirla en una de las principales de Al-Andalus. La prosperidad que atrajo la atención del califa Abderramán III. El mandatario derribó sus murallas y asumió el mando en la urbe en el año 930.

A finales del siglo, un antiguo esclavo llamado Sapur “El Maridi” se ganó la confianza del califa hasta el punto de ser nombrado señor autónomo de Batalyaws. Después de varias décadas al frente de la ciudad, y tras la muerte del caudillo en el 1016, se declaró rey independiente. Durante los siguientes seis años desarrolló su reino, hasta su muerte en el año 1022. Esta dinastía aftásida reinó hasta el año 1095, cuando los almorávides conquistaron Al-Ándalus.

Los almohades les sucedieron hasta que en el 1169 fueron asediados por el célebre caballero portugués Gerardo Sempavor o “sin miedo”. En auxilio de los defensores acudieron las tropas de Fernando II de León. De este modo, sitiaron a los sitiadores capturando a Sempavor y al rey de Alfonso de Portugal. Los leoneses dejaron a los almohades el control de la plaza y se llevaron a sus dos importantes prisionero. La treta les valió la obtención de numerosos castillos.

La segunda etapa del reino taifa de Batalyaws se extendió entre la derrota almohade de 1212 y el 19 de marzo de 1230. Tal día, la ciudad fue conquistada por el rey Alfonso IX de León. Durante el reinado de Alfonso X se la designó como sede episcopal y se comenzó a construir la catedral de San Juan Bautista. Ya en 1336, el rey Afonso IV de Portugal puso bajo asedió la ciudad de Badajoz. Se trata de un momento clave, que reforzaría la condición fronteriza de la urbe.

Convento Adoratrices badajoz foto antigua
Convento de las Adoratrices

Más tarde, en 1524, se celebraron las célebres Juntas de Badajoz. La ocasión unió a insignes marinos para delimitar las esferas de influencia hispano-lusas. Entre los presentes se hallaban Hernando Colón, Juan Caboto o Juan Sebastián Elcano entre otros. Fue en éste siglo cuando se produjo un gran florecimiento cultural que ha dejado muchos elementos que ver en Badajoz hoy día. Esto se vio acompañado por la activa participación de muchos de sus habitantes en la conquista de América. Algunos de los más insignes fueron Pedro de Alvarado, Sebastián Garcilaso de la Vega.

En el año 1580, el rey Felipe II trasladó la Corte a Badajoz para seguir desde allí la gobernación de su reino de Portugal. Por ello, en esta ciudad falleció su esposa, la reina Ana de Austria. La unión con Portugal se vio alterada tiempo después por la insurrección del año 1640. A su vez, esta dio lugar a la Guerra de Restauración de Portugal, que provocó varios ataques a Badajoz capital. En 1653, los habitantes de Badajoz compraron, junto con AlcántaraTrujilloPlasenciaMérida y Cáceres, un voto en la Cortes.

El hecho les valió para defender sus intereses colectivamente. La independencia portuguesa motivó la renovación de las fortificaciones locales según el sistema Vauban. Estas imponentes obras de piedra, ladrillo y hormigón duran hasta hoy y son épicos elementos que ver en Badajoz. las defensas protegieron a la ciudad de los ataques portugueses durante la Guerra de Sucesión (1704-1714).

El 6 de junio de 1801 se firmó el Tratado de Paz de Badajoz. El documento ponía fin a la breve Guerra de las Naranjas. Con él se cedía a España la zona al oeste del Guadiana, que comprende Olivenza y su comarca. La disputa territorial generada aún perdura.

En mayo de 1808 algunos pacenses acusan al gobernador de la ciudad de ser “afrancesado”. Todo terminó con el dirigente asesinado poco después en plena calle. Badajoz se mantuvo en manos de los hispanos hasta el 16 de febrero de 1811. La muerte del general español al mando supuso la rendición de la urbe al Mariscal Soult. El 7 de abril de 1812, las tropas anglo-portuguesas del general Wellington volvieron a tomar el lugar. La dureza de la lucha enardeció a los atacantes, que una vez dentro saquearon la ciudad, asesinando a un centenar de pacenses.

En 1816 se funda la Real Sociedad Económica de los Amigos del País de Badajoz, que desde sus valores ilustrados y liberales promovió el desarrollo económico y cultural del territorio. Fue un siglo de grandes desarrollos urbanísticos en la ciudad.

En julio de 1936, tras el golpe de estado fascista del Frente Nacional, la ciudad de Badajoz se mantuvo leal a la República democrática. Sin embargo, el 14 de agosto, tres mil soldados del Ejército de África, entraron en escena. Comandados por el teniente coronel Yagüe, atacaron la Badajoz capital, que estaba defendida por unos seis mil milicianos. Una vez triunfaron, los prisioneros y simpatizantes de partidos de izquierda fueron concentrados en la plaza de toros. Allí se produjeron centenares de ejecuciones sumarias. Estos asesinatos se conocen como la “Masacre de Badajoz”. Las crónicas de los reporteros extranjeros reflejaron a nivel internacional el abominable hecho.

Pese a ser relativamente desconocida, el catálogo patrimonial que ver en Badajoz es muy extenso. Asentada sobre el cerro de La Muela, en la margen izquierda del Guadiana, la ciudad ha extendido su perímetro a uno y otro lado del río. Por ello, nuevas barriadas, amplias avenidas radiales y zonas verdes rodean el núcleo primitivo y la antigua Alcazaba.

El casco histórico tiene como centro fundamental la Plaza de España, rodeada por el edificio neoclásico del Ayuntamiento y la gótica Catedral de San Juan (1232). Se encuentra levantada sobre el solar de una antigua iglesia mozárabe, lo que explicaría su situación en los extramuros de la alcazaba. Como tantas otras catedrales, tardó siglos en ser concluida. Cinco, concretamente. Tal es la razón de que presente estilos que van del gótico al barroco. Presenta un aspecto de fortaleza por la sólida torre almenada en la que se abrieron ventanas gótico-platerescas. Dentro, destacan la sillería del coro del siglo XVI, el retablo churrigueresco del altar mayor, las rejas del presbiterio y el claustro gótico de estilo manuelino (portugués). En la sacristía se muestra una colección de tapices flamencos del siglo XVII. La sala capitular acoge actualmente el Museo Catedralicio, que exhibe orfebrería sacra y valiosas pinturas.

A partir de la plaza España arranca un laberinto de bulliciosas y sombreadas calles que albergan las tabernas más señeras. Una seña de identidad que se encuentra en mucho de lo que ver en Badajoz capital. Todo el casco histórico de Badajoz conserva los aires de zoco y es peatonal. A la altura de la calle Muñoz Torrero, el visitante se encontrará con una sucesión de locales de comida con precios asequibles. Por otro lado, las vías Juan Carlos I y Menacho forman el núcleo comercial más bullicioso y moderno del lugar. El ambiente juvenil y universitario se hace sentir desde la noche del jueves por el entorno del casco histórico. Este adquiere su punto álgido los fines de semana en la parte más moderna de la ciudad.

Al final de la calle Duque de San Germán está el Museo de Bellas Artes. Instalado en dos casas-palacio del siglo XIX, es un imprescindible que ver en Badajoz ciudad. El espacio reúne una amplia colección de obras costumbristas de artistas extremeños. Ascendiendo por la calle San Juan, desde la plaza de España hacia la Alcazaba, está la Iglesia de la Concepción (siglo XVII). También la Plaza Alta. Esta fue construida en el siglo XV y reformada en el XVII. Sus soportales la convierten en uno de los espacios pacenses más singulares.

plaza toros badajoz
Plaza de Toros

La plaza Alta es el primer paso en la subida hacia la colina de la Alcazaba de Badajoz. Para ello hay que dar un interesante paseo. Se atraviesa el Arco del Peso de Colodrazgo y la contigua plaza de San José. De allí, tras ver unas casas mudéjares, se llega al Convento de las Adoratrices. Al tiempo, aparece la portada renacentista que precede al acceso original de a la alcazaba.

La conocida como Puerta del Capitel se caracteriza por haber sido construida en recodo. Es una característica entrada almohade llamada así por el capitel romano que hay incrustado sobre el arco de herradura apuntado. La alcazaba fue edificada en el siglo IX y es el monumento más contundente que ver en Badajoz capital. Desde su construcción, ha sido reformada en numerosas ocasiones. Su perímetro ovalado mantiene las murallas, algunas de sus puertas y varias torres defensivas.

En el entorno del alcázar, junto a los jardines y la mezquita, se encuentra la torre de la Antigua Catedral de Santa María del Castillo. Anexa se encuentra el palacio de los duques de la Roca, sede del Museo Arqueológico Provincial. Posee cuatro torres flanqueando las esquinas y un amplio arco aterrazado en la fachada principal. El entorno alberga piezas que van desde el Paleolítico hasta la Edad Media.

Desde la muralla de la alcazaba es posible disfrutar de una bonita panorámica sobre el Guadiana y sus cuatro puentes. Unida a ella por medio de un adarve puede verse la Torre albarrana popularmente conocida como “Espantaperros”. Su aspecto es muy similar al de la Torre del Oro de Sevilla, para la que sirvió de modelo. Enlazando con los muros defensivos, se construyeron en el siglo XVII las fortificaciones que envolvían la totalidad del casco histórico. El uso de la artillería obligó a consolidar una sucesión de ocho baluartes. La muralla tiene espectaculares accesos como la Puerta de la Trinidad y la Puerta del Pilar. La visita a este conjunto en la Alcazaba de Badajoz supone un gran paseo. Si el visitante no quiere fatigarse, puede limitar la caminata a los baluartes de San Vicente, sobre el rio Guadiana, y de San José.

Durante el descenso de la Alcazaba de Badajoz en dirección al río se pasa por la Plaza de la Soledad, bajo la torre de la Iglesia de la Soledad y ante el edificio La Giralda. El objetivo, sin embargo, es una de las construcciones más emblemáticas que ver en Badajoz: la Puerta de Palmas. Este monumento del siglo XVI se caracteriza por sus dos sólidos torreones almenados. A su vez, están rodeados por el cordón franciscano, que se unen por un arco de medio punto. Frente a la puerta se prolonga el Puente de Palmas, erigido en 1596 siguiendo los planos de Juan de Herrera. Destacan por que varios pilares de la época romana se usaron para levantarlo.

El Parque de Castelar, muy cercano al puente, o el Parque de la Legión, al este del casco antiguo a modo de prolongación del bosque de pinos del castillo. Se trata de los mejores parques que ver en Badajoz capital y son espacios idóneos para el paseo.

Imprescindibles

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Plaza Alta
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Puerta de Palmas

Datos prácticos

Coordenadas

38° 52′ 43” N, 6° 58′ 15” W

Distancias

Cáceres 92 km, Madrid 400 km.

Aparcamiento

En el recinto interior de la Alcazaba.

Altitud

182 m.

Habitantes

150 621 (2013)

Estas son las principales festividades que ver en Badajoz: Semana Santa.

He aquí otros eventos que ver en Badajoz: Carnavales (febrero), Feria de San Juan (finales de Junio), Fiesta de Almossasa Batalyaws o fiesta de la fundación de Badajoz (septiembre u octubre), Romería Botoa (primer domingo de Mayo), Romería San Isidro (tercer domingo de Mayo).

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