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Valderredible, el paraíso de las iglesias rupestres

Qué ver en Valderredible, el paraíso de las ermitas rupestres

Valderredible es el municipio más meridional de Cantabria. Tomó su denominación del concepto “valle de la riberas del Iber”, del río Ebro. Ocupa casi en su totalidad la depresión que forma su discurrir, que atraviesa Valderredible de norte a sur. A partir de su existencia se forman paisajes de gran belleza, pero si por algo destaca esta comarca es por la profusión de iglesias rupestres que se concentran aquí. Entre pueblos medievales que también merece la pena descubrir, una ruta por los rincones que descubrir conduce al viajero por un escenario de otro tiempo en una naturaleza cántabra que ya tiende hacia Castilla.

Las ermitas rupestres de Valderredible: la joya de la comarca

Ermita de Arroyuelos
Ermita de Arroyuelos. | Shutterstock

La roca arenisca es la protagonista de este territorio, seguramente una de las razones por las que proliferaron las iglesias o ermitas rupestres que protagonizan esta escapada a tierras cántabras. Estos rincones sirvieron de refugio a los eremitas y anacoretas de los siglos X y XII, personas que decidían dedicar su existencia a la oración, al margen de la vida en los núcleos de población habituales. Estos lugares de retiro espiritual se construyeron, en la mayoría de las ocasiones, aprovechando una cueva natural o un abrigo rocoso que acondicionaban para que fuera a la vez templo y hogar.

Los templos que hay que visitar

Ermita rupestre de Cadalso
Ermita rupestre de Cadalso. | Shutterstock

Así surgieron las ermitas e iglesias rupestres de Valderredible, todavía hoy visitables. Destaca especialmente la de Santa María de Valverde, con un interior sorprendente que conduce directamente a tiempos antiguos. Es la única de todas las iglesias de la zona que sigue dando cobijo al culto religioso. La dieron forma durante el periodo de tiempo que comprende los siglos VII y XIII. A su lado, el viajero encontrará el Centro de Interpretación de las Ermitas Rupestres, así como una necrópolis que da buena cuenta de la antigüedad de la zona.

La ermita rupestre de Arroyuelos destaca por su gran monumentalidad. Tiene una estructura irregular, dos pisos y a su interior hay que acceder por un túnel. En cambio, la ermita de Cadalso es de pequeñas dimensiones y sirve para entender la sencillez con la que se abordó este tipo de construcciones, con las que simplemente se pretendía encontrar un lugar de reposo. En Cadalso también se celebra, de manera temporal, culto religioso. Como esta, la iglesia de San Miguel en Campo de Ebro es un pequeño templo de una sola nave que se excavó en el siglo VII.

Por último, en Villaescusa de Ebro se encuentra el complejo rupestre de El Tobazo, una obra de gran originalidad que ejemplifica con mucho acierto la forma en que los eremitas se adecuaron a las formas de la naturaleza. Este conjunto de cuevas naturales se encuentra en la entrada de los cañones del Ebro. Fueron labradas, en su día, de tal modo que se formaron celdas organizadas en torno a una pequeña iglesia. 

Los pueblos de Valderredible, otro tipo de paseo

Villanueva de la Nía
Villanueva de la Nía. | Shutterstock

El ser humano se instaló en Valderredible desde tiempos primitivos. Los asentamientos que han llegado hasta nuestros días son evoluciones medievales de otros más antiguos. Seguramente el pueblo más destacado de Valderredible, por su sencillez y belleza, sea Loma Somera. De cuidado trazado medieval, sufrió una acusada despoblación a mediados del siglo pasado. Hoy es un lugar tranquilo, situado a casi 1000 metros de altitud, con un par de iglesias simples y numerosos elementos que remiten a la época medieval mencionada.

La capital de Valderredible es Polientes, situado en el centro del valle, que celebra cada 7 de agosto el llamado Día de Valderredible. Hay que destacar de este lugar, además, que desde principios de los años noventa cuenta con un Centro de Educación Ambiental que recibe escolares para fomentar el contacto con el entorno natural, a través de diferentes actividades deportivas y de convivencia. No hay que dejar de visitar otros rincones destacados como la colegiata de San Martín de Elines, del siglo XII. Durante la Edad Media se construyeron también numerosas iglesias románicas y este es el ejemplo, levantada, además, sobre los restos de una anterior de estilo mozárabe.

En general, Valderredible es una tierra que recorrer sin prisa, siempre pendiente de los detalles que pueden surgir a uno y otro lado del camino. Sin perder de vista el Ebro y con la mirada puesta en el camino, no vayas a estar pisando una de las numerosas tumbas antropomórficas que pueden descubrirse en la zona. Una de las más bellas e interesantes de esa Cantabria infinita.