fbpx

El tubo volcánico de La Corona, una enorme cueva bajo Mordor

Tubo volcánico de La Corona

En el municipio de Haría, en la parte noreste de la isla de Lanzarote, un volcán preside la tierra árida y desértica que configura el paisaje. Una especie de Monte del Destino en las desoladas tierras de Mordor. Se trata del volcán de La Corona, el principal responsable de este paraje devastado, sí, pero bello, magnético… Hace decenas de miles de años esta montaña erupcionó, configurando lo que hoy se conoce como el Malpaís de La Corona. Entre las formaciones que la lava fue dejando a su paso, la más sobresaliente de todas es, sin duda, el tubo volcánico de La Corona.

Volcán de La Corona, Lanzarote
Volcán de La Corona, Lanzarote | Wikimedia

Las tres maravillas

A su paso por la tierra, la lava procedente del volcán se dirigió, imparable, hasta llegar al océano Atlántico a lo largo de siete kilómetros. Parte de este río de fuego se solidificó a su contacto con el aire, formando una especie de costra. Pero, por debajo, la lava seguía fluyendo. De esta forma se fue configurando una cueva alargada cuyo techo, suelo y paredes se constituyeron en su totalidad de lava solidificada. Así nacía el tubo volcánico de La Corona, madre de la Cueva de Los Verdes, los Jameos del Agua y el Túnel de la Atlántida.

Cueva de Los Verdes
Cueva de Los Verdes, Lanzarote | Shutterstock

Este tubo se formó, por tanto, en condiciones meramente subaéreas. De hecho, el último tramo del mismo se hundió en el mar unos 1.600 metros, en la parte que hoy se conoce como Túnel de la Atlántida. Esto posiciona al monumento natural como el tubo volcánico submarino más largo del mundo.

El recorrido de un tubo volcánico sin igual

A lo largo de su recorrido, el conducto se extiende de forma casi totalmente lineal. Solo se conocen algunas secciones de doble techo como el Lago Escondido, dentro del túnel submarino. Sin embargo, dicho trayecto sí se ve interrumpido por algunos desprendimientos del techo del tubo. A estas cavidades, que quedan expuestas al aire libre, se las conoce como jameos.

Así fue como se formaron los Jameos del Agua, uno de los monumentos imprescindibles a visitar en la isla. Este espacio está formado por tres jameos, intervenidos por el artista local César Manrique. Se trata de la parte previa al Túnel de la Atlántida, antes de hundirse en el mar.

Entrada a los Jameos del Agua
Entrada a los Jameos del Agua | Shutterstock

La Cueva de Los Verdes también forma parte de este conducto subaéreo repleto de maravillas. Se trata también de una visita obligatoria para aquellos que decidan visitar Lanzarote. De los tres monumentos naturales, es el que se encuentra más cerca del volcán. La cavidad se constituye de una particular red de galerías, conectadas entre sí y acondicionadas para las visitas gracias a la intervención de Jesús Soto, artista natural de Fuerteventura.

Diversión e investigación

Tanto los Jameos del Agua, como la Cueva de los Verdes son, además, el hogar de una especie única en el mundo conocida como jameito, un cangrejo albino y cigeo de apenas un centímetros de grosor. En estos dos lugares hay, además, dos imponentes y preciosos auditorios en los que se celebran fiestas y conciertos. Son las partes más culturales y ociosas del tubo de La Corona. En cambio, el Túnel de la Atlántida, que llega hasta los 64 metros de profundidad, es solo visitable por buceadores expertos y se encuentra en investigación.