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El santuario vanguardista incrustado en un barranco

El santuario vanguardista incrustado en un barranco

Cuenta la leyenda vasca que, corría el año 1468 cuando la mismísima Virgen se le apareció a un cabrero que respondía al nombre de Rodrigo de Balzategi al tiempo que este desarrollaba su jornada pastoral. Situada en medio de un espino, el pastor, totalmente boquiabierto y sorprendido le preguntó: «Arantzan zu?», que equivale a decir en castellano: «¿tú, entre los espinos?». 

Los siglos posteriores, en ese punto de Guipúzcoa, encuadrado en un impresionante barranco natural, sumergido entre las rocas, se erigió el santuario como un punto ineludible de rezo, culto, erudición, devoción y peregrinaje. 

El edificio fue levantado en la época medieval pero sufrió, al menos, dos incendios de envergadura a lo largo de su historia que lo dejaron casi inutilizable. Finalmente, en 1950, y a través de varios concursos, fue construyéndose lo que es la base del santuario que hoy podemos ver, visitar y disfrutar.  

Un enclave asombroso y único

Santuario de Arantzazu
Santuario de Arantzazu. | Shutterstock

Las vistas del Santuario de Arantzazu y su enclave son su punto fuerte. Permanece completamente rodeado de montañas rocosas y de vegetación, al borde de pequeñas simas. Se integra perfectamente en un entorno natural que se encuentra a escasos diez kilómetros del pueblo de Oñate, en la provincia vasca de Guipúzcoa, en pleno País Vasco

Para la construcción de este santuario, a mediados del siglo XXI, se conformó un equipo de artistas únicos. El lugar es espectacular por el edificio en sí, pero también por el ambiente que proyecta. Tiene una fuerza especial, es un lugar para mirarse hacia dentro, estar tranquilos, conectar con la naturaleza, reflexionar, etc. 

Pasear por el santuario transmite paz, quietud y tranquilidad.
Pasear por el santuario transmite paz, quietud y tranquilidad. | Shutterstock

A mediados del siglo XX, en 1950, el proyecto de construcción del Santuario de Arantzazu fue un hecho importante en dos vertientes: en la arquitectura y el arte del País Vasco, que entró en ese mismo momento en la modernidad. Fue una novedad que un templo religioso adoptara esas expresiones plásticas tan modernas y vanguardistas.

El Santuario de Arantzazu, la entrada del País Vasco en la vanguardia artística

La arquitectura supuso un síntoma de distensión en un franquismo al que se le exigía apertura en sus relaciones internacionales, sobre todo con Estados Unidos. La participación en el proyecto de los célebres arquitectos Sáenz de Oiza y Luis Laorga, que consiguieron enrolar en el mismo a otros artistas como Jorge Oteiza, el célebre escultor Eduardo Chillida, los pintores Lucio Muñoz o Nestor Basterretxea entre otros, supuso un shock. Se trataba de la más importante manifestación de la contemporaneidad en el País Vasco, una nueva etapa artística se había abierto. Fue una iglesia revolucionaria

Retablo del Santuario de Arantzazu
Retablo del Santuario de Arantzazu. | Shutterstock

Las dos torres gemelas que enmarcan la fachada del santuario y la torre del campanario están realizadas con bloques de piedra caliza tallados en punta de diamante. La morfología en espinas, en puntas, está relacionada con la leyenda que abre este artículo: es un homenaje. 

La entrada a la iglesia está vigilada por los asombrosos apóstoles de Jorge Oteiza. La figura de la piedad, situada arriba de estos, tuvo una gran polémica por relacionar la imagen con la lucha armada de ETA. Además, bajo los apóstoles, se abren las grandes puertas de hierro ideadas por Eduardo Chillida, que están resueltas de una forma completamente abstracta, que recibieron el nombre de «las puertas del infierno».

El interior del Santuario de Arantzazu, una apariencia engañosa

El interior de la iglesia es un espacio más convencional que el resto. La planta es lo que más se parece al proyecto original. Esto se debe a que está condicionada por la base de la iglesia antigua que se quemó. Dentro de la misma, se puede percibir el desarrollo de los muros que aprovechan el suelo de antaño.

El retablo del santuario derrocha detalles y simbolismos
El retablo del santuario derrocha detalles y simbolismos | Shutterstock

La iglesia parece normal, con forma de cruz latina, pero la percepción de la misma cambia conforme el visitante se acerca al altar. La nave principal tiene 17 metros de ancho por 30 metros de largo y 17 de altura. Las vidrieras, preciosas, son del fraile Javier María Álvarez de Eulate. 

Por otro lado, el retablo de Lucio Muñoz es impresionante, tiene unas dimensiones imponentes, monumentales… El origen de la luz procede de un gran ventanal que se ubica arriba. Asimismo, el retablo, realizado en 1962, de 600 metros cuadrados y tallado en madera, otorga al recinto un aspecto de cueva oscurecida. Se trata de una evocación del paisaje de los barrancos que rodean a la iglesia. Los materiales que utilizó Lucio Muñoz fueron la madera, la arena, virutas, etc., que dotan al conjunto de un color tirando a ocre.   

Esta es la virgen de Arantzazu original
Esta es la virgen de Arantzazu original | Wikimedia Commons

En medio del retablo se sitúa la causante de todo esto: la talla original de la virgen de Arantzazu junto a un cencerro, que hace alusión al pastor al que se le apareció. Esta tiene pequeñas dimensiones, como se supone que se la encontró el pastor. Es una talla gótica realizada en piedra. En la mano derecha, porta una bola que intenta representar el globo mundial. 

Un lugar insólito para una iglesia

Bajo la actual construcción se halla la iglesia del siglo XIX, convertida hoy en cripta. En sus paredes se encuentran las pinturas del artista Néstor Basterretxea, que muestran la evolución del ser humano y Cristo resucitado. Estos murales, que fueron desarrollados en dos fases, no es lo que alguien espera encontrar en una cripta de una iglesia: el color, las formas… todo es especialmente moderno. Se puede divisar encima del altar un cristo de grandes proporciones en color rojo en una cruz deformada. 

Este es un lugar insólito para fundar una iglesia. La orden de los franciscanos lleva encargándose del santuario desde el siglo XVI. Existen muchos grupos de peregrinación, organizados por las comunidades cristianas, que acuden a este majestuoso y vanguardista santuario a rezar. No es raro ver grandes grupos visitando esta emblemática, accidentada y premiada construcción. 

El santuario es objeto de peregrinación por creyentes de todo el mundo
El santuario es objeto de peregrinación por creyentes de todo el mundo. | Shutterstock

Aquella virgen que encontró un pastor, según la leyenda, con el tiempo se convirtió en la patrona de Guipúzcoa. Arantzazu, la expresión con la que el pastor se dirigió a la virgen, es una expresión común en todo el País Vasco y en parte del planeta. Este es un lugar para la meditación y la búsqueda, un espacio único que sobrecoge e inspira. 

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