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San Felices de los Gallegos, la preciosa villa medieval que tanto luchó contra Portugal

San Felices de los Gallegos

Así como se dice que Santillana del Mar es la villa de las tres mentiras, los habitantes de San Felices de los Gallegos tienen también su propia broma. No son santos, ni tampoco son gallegos, y aunque sean felices esta denominación no proviene del afortunado atributo sino de un nombre propio: Félix. Se entiende que no todos allí se llaman Félix, así que esta es otra de esas villas de las tres mentiras.

Porque San Felices de los Gallegos es una villa. De manera oficial y documentada, desde el año 1291, cuando Sancho VI de Castilla instituyó el Mercado del Lunes. Seguramente este título se concediera años antes, aunque fue en este periodo de tiempo cuando este pueblo salmantino de apenas 400 habitantes comenzó a ser relevante. Antaño se triplicaba el número de vecinos, pero la despoblación también ha hecho mella aquí.

San Felices de los Gallegos jugó un papel curioso en La Raya, frontera tremendamente inestable en siglos pasados. Elegido, en la televisión de la comunidad, el pueblo más bello de Castilla y León en la categoría de menos de mil habitantes, es una bonita villa medieval con mucha historia. También con alguna que otra mentirijilla que se queda en nada al lado de todas las certezas que ofrece.

Mil años de historia

Castillo de San Felices de los Gallegos
Castillo de San Felices de los Gallegos. | Shutterstock

San Felices de los Gallegos puede localizarse en la comarca de Vitigudino. Concretamente, en la subcomarca de El Abadengo, en pleno Parque Natural de Arribes de Duero. El lugar donde ahora se encuentra esta villa lo ocuparon, en la Edad Antigua, los antiguos vetones, un pueblo de cultura celta que dominó parte de la provincia de Salamanca. Todavía se conservan castros en los alrededores del pueblo. Con la llegada de los romanos, la comarca pasó a formar parte de la provincia de Lusitania.

La pista de San Felices de los Gallegos se pierde en el tiempo hasta el siglo VII, cuando nace la leyenda sobre su nombre. Fue entonces cuando este lugar pasó a ser dependiente del obispo de Oporto, llamado Félix. En honor a este se decretó parte del nombre. Lo de los gallegos tiene un origen más incierto, aunque sí se sabe que tiene que ver con los pobladores de la antigua Gallaecia. La duda reside en su llegada al poblado. Podría haber sido con el propio Félix o en años posteriores, con las repoblaciones emprendidas por los monarcas del reino de León.

En cualquiera de los casos, varias certezas. Que el obispo de Oporto tuvo un papel decisivo en el nacimiento de San Felices de los Gallegos, que también los pobladores de la antigua Gallaecia fueron importantes y que esta villa tiene más de mil años.

Una existencia enfrentada a Portugal

Otra perspectiva del castillo
Otra perspectiva del castillo. | Shutterstock

La historia de San Felices de los Gallegos ha estado unida de manera indisoluble a la historia de Portugal. Tanto es así que durante un breve periodo de tiempo llegó a ser un pueblo perteneciente al país vecino.

De hecho, la construcción del castillo de la villa estuvo a cargo del rey Dionisio I de Portugal cuando, a finales del siglo XIII, sus tropas ocuparon las calles. Fue entonces cuando se firmó el Tratado de Alcañices por el que San Felices de los Gallegos pasó a pertenecer a los lusos. En 1326 se reintegró de nuevo en territorio leonés, pero había pasado casi treinta años bajo dominación de Dionisio y sus hombres. Tan solo cuarenta años más tarde, Fernando I de Portugal lo invadiría de nuevo. Por entonces había pocos conflictos que no encontraran la solución en un buen matrimonio, así que no pasaría mucho tiempo hasta que San Felices de los Gallegos regresó, enlace mediante, a territorio español.

Nunca dejó, hasta bien entrado el siglo XIX, de estar en medio de estas disputas. La Guerra de Sucesión en la Corona de Castilla y León en el siglo XV, la Guerra de la Independencia de Portugal en el siglo XVII, la Guerra de la Independencia Española del siglo XIX, donde también hubo que hacer frente a los franceses… La historia de San Felices de los Gallegos es una historia de defensa y resistencia.

Desde esta historia se explica el nacimiento de un castillo que lleva en pie desde el año 1296. En el conjunto de la fortificación pueden advertirse varias partes. Por un lado, la Cerca Vieja, que conserva gran parte de una muralla que hoy es visitable en ciertos tramos. Está compuesta por varias edificaciones que componen la llamada Plaza del Castillo. Por otro lado, el castillo mismo, que conserva dos barreras artilleras, los intramuros y los extramuros, además de la Torre del Homenaje. Bien conservada, hoy da cobijo a un Centro de Interpretación que permite conocer en detalle la historia de la villa. Como ya se ha visto, es muy rica.

Una gran colección de monumentos

El carácter medieval de San Felices de los Gallegos se percibe en prácticamente cada rincón
El carácter medieval de San Felices de los Gallegos se percibe en prácticamente cada rincón. | Shutterstock

Además de esa historia apasionante que habla de enfrentamientos continuos con portugueses, incluso con franceses, San Felices de los Gallegos está repleta de monumentos de gran atractivo. De hecho, tiene una imponente colección de iglesias y ermitas que no hacen pensar que esta sea una villa de pequeño tamaño.

Destaca la iglesia Nuestra Señora entre Dos Álamos. De la construcción inicial del siglo XII sólo queda una portada románica, pero igualmente desprende un carácter antiguo. El cuerpo principal data del siglo XIV y en las naves laterales pueden observarse dos capillas renacentistas de finales del siglo XVI. Sorprende su gran tamaño. También destaca la ermita del Cordero que, levantada sobre la antigua ermita de la Santa Vera Cruz, es un lugar de gran devoción y peregrinación para los pobladores de la zona.

Otros dos hitos importantes son construcciones ligadas a esa historia batalladora. El Arco del Puerto, que durante mucho tiempo fue la entrada principal a esta villa que, por su situación, tuvo que fortificarse. Este arco se construyó en el siglo XIV. Unos años antes se levantó la Torre de las Campanas, casi al tiempo que lo hacía el castillo, al que sirve como monumental puerta de acceso.

Paseando por una villa única

Iglesia de San Felices de los Gallegos
Iglesia de San Felices de los Gallegos. | Shutterstock

Este lugar, el lugar más bello de Castilla y León con menos de mil habitantes, se pasea con tranquilidad y con calma, pero también con atención. No vaya uno a perderse los detalles de las casas blasonadas, las fuentes o los puentes medievales que rodean la villa. Aunque el castillo se abandonó a comienzos del siglo XX, la voluntad de un ilustre vecino logró que se recuperase para el pueblo y que éste empezase a crecer a ojos del mundo. Y su población ha descendido, como ya se ha dicho, pero San Felices de los Gallegos está lejos de morir.