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La ruta de las tres cascadas de Cerler, un camino entre barrancos

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La ruta de las tres cascadas de Cerler es uno de los planes más recomendables para los amantes del senderismo que visiten el Pirineo Aragonés. La belleza del paisaje, la gastronomía local y la facilidad del sendero la convierten en un alto obligatorio para los amantes de la naturaleza.

Un itinerario con grandes expectativas

La ruta de las tres cascadas de Cerler describe un camino circular sencillo a través del Pirineo Aragonés. Historia y naturaleza se entrelazan, creando un paraje idílico. Los mejores meses para hacer la ruta son, sin duda, mayo y junio, cuando el agua rebosa y el calor no aprieta. Aunque es una ruta fácil, conviene disponer de buen calzado y llevar abundante agua, pues no hay fuentes de agua potable durante los ocho kilómetros de la ruta.

El encanto de Cerler

Cerler
Pueblo de Cerler durante los meses de invierno. | Shutterstock

Cerler, pueblo del valle de Benasque de mayor altitud del Pirineo Aragonés, es el lugar de partida de la ruta de las tres cascadas. Darse una vuelta por sus calles antes o después del trayecto puede ser una buena idea para conocer más sobre la historia y la gastronomía de esta localidad, cuya fundación se remonta al siglo IX.

En el pasado, Cerler fue una aldea dedicada fundamentalmente al pastoreo. Los caserones, empedrados con techos de pizarra, contrastan como manchas oscuras entre las nuevas construcciones. La inauguración de la estación de esquí en 1970 es lo que más ha influido en la mutación de aquel pueblo de construcción austera que se ha transformado en los últimos años en una pequeña metrópoli.

Así, ambos mundos pueden fundirse al visitar Cerler. Pasear por el casco antiguo permite deleitarse con un paisaje medieval donde el musgo repta por los muros. Por otro lado, la abundancia de hostales y restaurantes hace posible un abanico de servicios otrora impensables.

El comienzo de la ruta de las cascadas de Cerler

El itinerario comienza en la esquina sureste del pueblo, en el paseo de Ardonés, junto a las inmediaciones del río de Barranco Alto. En este punto, un camino de piedra serpentea entre las arboledas, describiendo un estrecho sendero. Es por esto que, aunque la ruta es de fácil recorrido, no es recomendable para carritos ni para personas con movilidad reducida.

Al sortear una distancia de 700 metros, se encuentra la ermita de San Pedro Mártir, emplazamiento religioso encantador y bien cuidado que dispone de merendero. Por la misma zona, existe un pequeño fortín de arenisca utilizado por el bando republicano durante la Guerra Civil Española.

Caminando entre barrancos

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Uno de los tramos de la ruta de las tres cascadas de Cerler. | Shutterstock

Después, el sendero de arboledas comienza a abrirse para ceder su lugar a grandes planicies. Desde aquí, la ruta de las tres cascadas de Cerler discurre paralela al barranco Remáscaro durante un kilómetro. Aquí, con cielos despejados, conviene llevar protección solar.

Luego, río arriba, se encuentra la intersección entre el barranco Remáscaro y el barranco de Ampriu, donde hay un puente denominado puente de Vadiello o palanca del Molín, que permite cruzar sobre el río Ardonés.

Una vez cruzado el puente, la ruta de las tres cascadas de Cerler se vuelve tremendamente interesante y nos acerca a la primera de las cascadas. Tras unos 800 metros de camino siguiendo el barranco Ardonés, el sendero choca con la carretera que lleva al parking de las Cascadas.

En este punto, el sendero deforestado por el río queda de nuevo cubierto por un frondoso bosque. Mientras, los barrancos donde se forman las cascadas conforman un cuadro natural admirable, digno de inmortalizarse. Justo en el parking, se puede visualizar una presa que, una vez sorteada, permite continuar el recorrido.

Las estrellas de la ruta: tres espectaculares saltos de agua

A 500 metros se encuentra al fin el primer salto de agua, la cascada de Ardonés, siendo la más ancha y espectacular de la ruta. Además, el puente metálico pasa a escasos metros del agua, lo que hace de esta parada un sitio ideal donde bañarse.

cascada de Ardonés
La cascada de Ardonés, la más bella de la ruta. | Shutterstock

Por otra parte, el calzado y la precaución cobran importancia en este tramo. La cercanía de la cascada de Ardonés provoca que el sendero pedregoso sea tremendamente resbaladizo. Por suerte, hay un cable metálico que permite un paso seguro.

En esta zona confluyen los barrancos de Ardonés, Clotet y Mascarada, cuyos trazos irregulares son el caldo de cultivo perfecto para la formación de cascadas. Por tanto, es de esperar que los restantes saltos de agua de la ruta estén en la zona. Apenas a 200 metros de la anterior cascada de Ardonés, se halla la de Clotet. Mientras que a 400 metros, siguiendo la ruta, se encuentra la tercera: la cascada de Mascarada.

De vuelta al pueblo de Cerler entre pastizales

Tras el vistazo de los enclaves estrella del recorrido, la ruta de las tres cascadas de Cerler se aleja de los barrancos para adentrarse en pastizales, grandes extensiones de terreno diáfano salpicado de terrazas dedicadas al cultivo y al pastoreo. Esta parte de la ruta, aunque más larga, es también más sencilla. Siguiendo las indicaciones del sendero tendremos un camino de aproximadamente 3,5 kilómetros hasta el desvío de Cerler.

El final de la ruta nos deja en la parte norte del pueblo, concretamente en la calle de la Fuente. Es el momento perfecto para disfrutar de la merecida recompensa: una comida en alguno de los restaurantes de la zona, en cuya rica gastronomía destacan los guisos de jabalí, cordero o cerdo. O, incluso, platos de pescado, como las truchas pescadas en la zona. Así como quesos y, en determinados meses, setas. La guinda perfecta al itinerario.