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La ruta de las Xanas, una fábula senderista en Asturias

Carteles y paisaje de la ruta de las Xanas

En el norte de España se extiende el Principado de Asturias, comunidad que destaca por la cercanía entre las playas bañadas por el Cantábrico y las montañas del interior. También por una gastronomía rica en carnes, pescados y por, como no, la fabada. Cualidades que atraen año tras año a los turistas que acuden guiados por la amplia oferta de actividades, desde rutas de diferentes dificultades, deportes de montaña o acuáticos.

En el corazón de Asturias se encuentra una de las rutas más emblemáticas del Principado. Caracterizada por ser apta para adultos y niños, brilla por sus vistas y sus caminos desde la ladera de la montaña hasta espacios tan amplios que producen una sensación inigualable de bienestar, de puro espectáculo para la vista. Se trata de la ruta de las Xanas, cuyo nombre procede de la mitología asturiana. Las xanas son seres mitológicos parecidos a una ninfa, que habitan en los arroyos de aguas cristalinas y que hechizan a los hombres.

La inmensidad está presente en la ruta de las Xanas
La inmensidad está presente en la ruta de las Xanas. | Lucía Pandiella

La ruta, conocida también como “el pequeño Cares”, es un recorrido de apenas cuatro kilómetros que da para descubrir la Asturias más profunda. Transita la boca de una antigua mina, una garganta tallada en la propia roca o un bello bosque de castaños, abedules y avellanos en el que se respira un sentimiento de grandeza. También durante el trayecto se pueden apreciar las estalactitas de antiguas cuevas, cortadas durante años por el arroyo de las Xanas a su paso por el desfiladero.

La ruta de las Xanas se encuentra situada en el centro de Asturias y discurre entre los concejos de Santo Adriano, Quirós y Proaza. Para llegar es necesario desplazarse en coche hasta el lugar del inicio de la ruta que se encuentra a aproximadamente 30 kilómetros desde Oviedo, capital del principado. Esto no llevará más de 30 minutos en coche hasta el estacionamiento de Villanueva o Molín de las Xanas.

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Una ruta llena de sensaciones y lugares mágicos

Esta senda fue realizada a principios del siglo XX para unir las localidades de Pedroveya y Villanueva. Para ello fue necesario excavar en roca el futuro camino, aunque el objetivo era crear una carretera, este fracasó por la ferocidad de la garganta, quedando así como parte de la ruta. Sus casi cuatro kilómetros hacen que la mayoría de sus visitantes hagan la ruta de ida y vuelta, ya que es la forma más sencilla para retornar al punto de partida.

Tras ascender unos 400 metros desde el parking de Villanueva, el inicio del trayecto transcurre por caminos rocosos y empedrados para llegar a unos túneles de gran tamaño labrados en la roca natural. Por ellos se debe cruzar para continuar con el ascenso del camino por la ladera de la montaña. Un pasaje incrustado en la propia montaña de poco más de metro y medio de ancho domina el paisaje a más de 100 metros de altura. La escasa tierra fértil en este tramo permite divisar algún pequeño arbusto que trata de sobrevivir rodeado de la blanca roca caliza.

Pedroveya y su valle
Pedroveya y su valle. | Shutterstock

Poco a poco, según se va ganando altitud se puede observar a la derecha del camino, cada vez más angosto, unos impresionantes desfiladeros de roca caliza. Una maroma anclada en la roca sirve de apoyo seguro para los visitantes que lo requieran. Las vistas en ese tramo son realmente impresionantes y el sonido del arroyo, oculto por las copas de los árboles, acompaña durante el trayecto. La vegetación descubre a sus visitantes cientos de tonos de color verde propios del paisaje asturiano y, en ocasiones, la niebla sorprende mezclándose con el paisaje, dejando así una postal de recuerdo en la retina de todos los caminantes.

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Un poco más adelante, a mitad de la ruta, una zona boscosa aguarda a los aventureros para introducirlos en la naturaleza más pura, en un mar repleto de castaños, avellanos y rocas recubiertas de musgo. A su derecha se abre el caudal del río con sus aguas cristalinas, y donde habitan las Xanas, donde son muchos los perros que hacen una parada en la ruta para divertirse y darse un buen chapuzón mientras que los dueños se detienen para tomar el bocadillo.

Fuente en la ruta de las Xanas
Fuente en la ruta de las Xanas. | Shutterstock

Tras atravesar el río, unas escaleras de madera sirven de ayuda para ascender en lo que será el último tramo de la ruta hasta llegar al pueblo de Pedroveya. En cada curva del camino, la naturaleza viva sorprende a sus visitantes y regala imágenes para el recuerdo. La iglesia de San Antonio es la encargada de recibir a los transeúntes en su llegada al pueblo. Un paisaje completamente diferente en medio de la montaña: amplios prados en los que pasta el ganado rodeado de montes. Ahí termina la ruta para algunos senderistas, pero es solo una parada intermedia para quienes decidan desandar el camino y disfrutar el doble la Ruta de las Xanas.

No hay mejor sensación que la de encontrarse al aire libre en medio de la montaña bebiendo la naturaleza, el aire puro, el canto de los pájaros y el sonido del agua que transcurre libremente por su cauce. Ese sentimiento en el que el ser humano es insignificante ante la inmensidad de la naturaleza.

Aprovechando los alrededores: naturaleza y patrimonio industrial

Tras la caminata viene bien un buen avituallamiento, tanto en el área de descanso que aguarda próximo a la ermita, como degustar la cocina asturiana en estado puro, de calidad y con raciones abundantes en el corazón de Asturias. El pueblo de Pedroveya está a apenas a media hora y allí se pude recuperar fuerzas en Casa Genoveva, todo un clásico. Después de la caminata nada como una buena fabada, un pote (mezcla de verdura, fabes, y compango), cabrito… Para rematar arroz con leche, un menú que cuenta con calorías suficientes para la vuelta.

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La sierra desde el desfiladero de las Xanas
La sierra desde el desfiladero de las Xanas. | Shutterstock

Aunque la ruta de las Xanas sorprenda por sus parajes naturales, esta zona de Asturias todavía ofrece alternativas, como la también reconocida senda del Oso. Pero, además, el valle del Trubia cuenta con un patrimonio industrial que es digno de mención como la Fábrica de Armas de Trubia, que cuenta con una historia de más de doscientos años. En ella se inauguró la primera Fábrica de Formación Profesional Obrera de España. Así, además de con los edificios fabriles, contaba con un auténtico poblado con casino, cantinas, bares para oficiales y obreros.

Otro lugar de patrimonio artístico industrial que merece una visita es la central hidroeléctrica de Proaza, obra de Joaquín Vaquero Palacios. Allí se aúna la ingeniería y la arquitectura moderna que conforma una auténtica maravilla arquitectónica y artística en donde el hormigón se fusiona con el arte con relieves murales de signos, geométricos. Como se ha podido comprobar, la ruta de las Xanas es una gran escapada. Nada como disfrutarla y vivir la experiencia en primera persona.