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Ruta de los Volcanes de La Palma, el alma de una isla

Ruta de los volcanes, La Palma

La isla de La Palma es uno de esos amores canarios a primera vista que siempre ocupan un lugar privilegiado en el corazón del enamorado. Sus paisajes verdes se entremezclan con terrenos rocosos propios de un planeta extraterrestre que hipnotiza al visitante. Y en el punto exacto donde confluye la paleta de colores más impresionante de la naturaleza, nacen imponentes cráteres que se elevan hasta el cielo y se convierten en eternos vigilantes.

Cuando un amante del senderismo y de la aventura se entera de que existe la posibilidad de explorar dichos cráteres en una excursión que literalmente discurre entre volcanes, lo más probable es que pasen dos cosas. La primera, que le recorra un impulso urgente de viajar a las Canarias, concretamente a la isla de La Palma. La segunda, arreglárselas para encontrar la manera más precisa de no perderse ni un detalle durante la ruta. Las siguientes líneas sobre la ruta de los Volcanes pretenden, al menos, saciar la última premisa.

Breve historia de la zona sur de La Palma

Antes de cerrar la mochila y ponerse en camino es interesante detenerse en la historia volcánica de La Palma. Lo cierto es que los volcanes que han protagonizado mayor actividad a lo largo de los años se encuentran en la zona sur de la isla. Concretamente en el parque natural Cumbre Vieja, escenario que integra esta ruta.

Ruta de los volcanes Pinos canarios en la Ruta de los Volcanes
Pinos canarios y volcanes. | Shutterstock

Una de las grandes curiosidades de la geología de esta zona de La Palma es que se formó hace tan solo 500 años. De hecho, una serie de erupciones que tuvieron lugar a finales del siglo XVI terminaron de esculpir lo que hoy en día es uno de los grandes atractivos de las Islas Canarias. La última la protagonizó el Teneguía en 1971 y duró desde el 26 de octubre hasta el 18 de noviembre de ese mismo año. Eso sin contar con los volcanes submarinos que se sitúan a más de 4.000 metros bajo los oscuros fondos del Atlántico.

En el corazón de la ruta de los Volcanes

Pocas veces uno tiene la suerte de introducirse de lleno en un escenario tan salvaje como el de la ruta de los Volcanes. Este recorrido abarca cinco gigantes de lava repartidos en paisajes lunares que quitan la respiración. ¿Lo mejor? Que este trayecto andado permite descubrir la riquísima variedad natural de la que disfruta la isla de La Palma. Una tierra de contrastes que, por raro que parezca, permanecen en el mismo lienzo.

visión panorámica del volcán de Teneguía
Volcán de Teneguía. | Shutterstock

Esta excursión puede realizarse de diversas maneras, aunque la más recomendada es la siguiente. Desde el Refugio de El Pilar hasta el faro de Fuencaliente. En total, unos 24 kilómetros que comienzan con una subida de intensidad media conocida como cuesta de las Deseadas para continuar en una cómoda bajada gradual que conduce hasta el faro. El paisaje lo completan vistosos salinares. Lo ideal es realizar el tramo en dos días con parada en el pintoresco pueblecito Los Canarios. Un lugar perfecto para reponer fuerzas y conocer un poquito de ese alegre y pegadizo carácter canario.

Faro de Fuencaliente y salinares, La Palma
Faro de Fuencaliente. | Shutterstock

El recorrido se inmersa a través del imponente cráter Hoyo Negro y el volcán Duraznero, obra de la actividad de otro que se encuentra en los límites del parque. El inicio de la ruta está marcado por bosques de pino canario que, poco a poco, comienzan a convertirse en terrenos áridos formados por arena negra, lava solidificada y las hermosas vistas al valle El Paso. Las vistas de estos dos cráteres se combinan con el hermoso paisaje de la hondonada, el océano y las nubes que campan a sus anchas entre los picos más elevados. A continuación se encuentran los imponentes volcanes Martín, San Antonio y el ya mencionado Teneguía.

El pino canario, un fénix que resurge de sus cenizas

Según cuentan algunas leyendas de la zona, en esta parcela de la Isla Bonita se reunían las antiguas civilizaciones guanches para donar ofrendas a estos volcanes con la petición de que no erupcionaran. Según sus creencias, en estas violentas montañas se escondían demonios y seres de la oscuridad que buscaban destruir sus poblados. Por si fuera poco, también querían desproveerlos de cultivos y ganado. De esta manera, con las ofrendas se aseguraban una temporada de paz sin incidentes.

Vistas volcánicas de La Palma
Paisaje volcánico en La Palma. | Shutterstock

Otra de las curiosidades de la flora canaria son sus bosques de pino canario. Considerado como el símbolo oficial de la isla de La Palma, su cualidad extraordinaria reside en que es resistente al fuego. Una propiedad ideal para las elevadas temperaturas que en ocasiones azotan a la isla y para el carácter volcánico de la misma. Muchos biólogos los comparan con el mitológico ave fénix, ya que es la única especie capaz de renacer de sus cenizas en caso de incendio.

Parada técnica en Los Canarios

Como se mencionaba al principio de este artículo, la mejor manera de disfrutar de una experiencia completa en la ruta de los Volcanes es deteniéndose en Los Canarios. Un pintoresco pueblecito ubicado a la mitad del recorrido que se vuelve la delicia de los excursionistas. Ya no solo por la rica gastronomía que ofrecen sus plazas y bares tradicionales, sino por el ambiente tranquilo que se respira. ¿Sus productos estrella? La sal de sus salinas y los exquisitos vinos fruto de los extensos viñedos que rodean el pueblo.

Pueblo de Los Canarios, Fuencaliente
Los Canarios. | Shutterstock

En la zona hay muy buenos locales para degustar las especialidades más típicas de canarias. Papas arrugadas, chocos, pescados de la zona y vinos autóctonos están entre los productos predilectos. Las opciones son diversas y se puede elegir comer tanto en un restaurante rodeado de viñedos, como frente a un mirador con vistas al océano.

Consejos para realizar la ruta de los Volcanes

Toda excursión requiere de su propia técnica, y esta no iba a ser menos. Aunque la mayor parte del terreno es amable con las rodillas, lo cierto es que esta travesía requiere de cierta preparación física. Su exigencia reside en la duración de la bajada una vez que se ha ascendido la cuesta de las Deseadas. Si se realiza noche en Los Canarios, la ruta se vuelve más accesible para los menos iniciados en el senderismo. Se recomienda equiparse con mucha agua, frutos secos y algún alimento alto en glucosa como los dátiles.