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Ruta por Santander: del cabo Mayor al Centro Botín

ruta por Santander

Santander es una ciudad con motivos más que de sobra para ser visitada. Acogedora, moderna, cosmopolita y con una intensa y variada vida cultural. En esta ruta por Santander recorremos su costa, su bahía, una de las más bellas del mundo. Esta ciudad, eternamente enamorada del mar, está construida y pensada en torno al Cantábrico. Sus muchas calles empinadas (pindias para los santanderinos) siempre se dirigen al mar. ¿Nos acompañas?

Espectáculo marítimo en el cabo Mayor

Como no podía ser de otra manera, empezamos la ruta por Santander en el faro del cabo Mayor. Este lugar, donde se juntan el mar y la tierra, ofrece unas vistas difícilmente olvidables. La inmensidad del Cantábrico y la bravura de sus olas, unidas a los verdes prados que dejas a tu espalda, lo convierten en un sitio mágico. Además, el faro (que desde 1839 vigila imponente la bahía), se ha convertido en un museo. En su interior, al que recomendamos acceder, alberga más de 200 cuadros y cerca de mil dibujos, acuarelas y grafitos del artista santanderino Eduardo Sanz en honor a los distintos faros de España.

ruta por Santander: Cabo Mayor
El faro sobre el Cabo Mayor

Desde el cabo Mayor verás cómo la impresionante torre circular de piedra de 30 metros (91 si se mide desde el mar), queda tapada por más de una ola que choca con fuerza. Al pie del faro hay un restaurante en el que degustar el excelente pescado y marisco de la zona. O simplemente tomar una bebida y dejarse embelesar por las vistas que te ofrece esta ruta por Santander.

Por la extensa playa del Sardinero

1.700 metros de arena fina dorada que todo el mundo, para abreviar, llama El Sardinero, como si fuera una sola playa, cuando son cinco: la del Camello, la de la Concha, la Primera y la Segunda del Sardinero (las más grandes) y la de Molinucos. El Sardinero cuenta con un dato curioso. Fue una de las primeras playas en España en ofrecer baños de ola allá por el siglo XIX, cuando la gente solo se mojaba por prescripción médica o por accidente. En ese momento se estaban poniendo muy de moda las ciudades balneario en toda Europa, y a Santander se le unieron San Sebastián y Biarritz. Actualmente el ayuntamiento revive esta época durante unos días de julio celebrando la verbena “baños de ola”. Puede ser una buena fecha para realizar la ruta por Santander.

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El Gran Casino Sardinero

Antes de llegar a la playa del Sardinero desde el Cabo Mayor, a la que se puede acceder por un sendero que bordea toda la costa, pasamos por la playa de Mataleñas, donde hay un campo de golf del mismo nombre. Lo curioso es que está al borde de mar y el jugador ha de ser diestro si no quiere que todas las bolas acaben en el Cantábrico. En el otro extremo del Sardinero aparecen los edificios más representativos de la zona: el Gran Casino Sardinero y el Gran Hotel Sardinero. Ambas son construcciones impresionantes.

Tras los pasos de la reina Victoria

Para continuar esta ruta por Santander, desde la playa del Sardinero tomamos la Avenida Reina Victoria. Llegamos a la península de la Magdalena, el generoso regalo que la ciudad hizo en 1908 a Alfonso XIII. Querían que veranease en un bonito palacio de aire inglés y así agradar a la reina Victoria Eugenia, que era británica. El palacio de la Magdalena es obra de los arquitectos Riancho y Bringas y fue construido con todo tipo de lujos. Cuenta con diez cuartos de baño, una cifra astronómica para la época. Tras la guerra civil, el edificio fue cedido por la Familia Real para ser utilizado como sede estival de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo y finalmente vendido al Ayuntamiento por una cantidad simbólica. El Palacio es parada obligatoria en cualquier ruta por Santander que puedas imaginar.

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Palacio de la Magdalena

Todo en Santander invita a pasear y no es extraño ver a caminantes, solos o en grupo, paseando a paso ligero ya sea por las playas (incluso en invierno) o por los diferentes itinerarios al borde del mar o de la bahía. Nosotros seguimos por la avenida reina Victoria y vamos bordeando la bahía por el paseo marítimo. No hay prisa: el paseo es largo pero estás de vacaciones.

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Una de las primeras atracciones que encontramos es el Museo Marítimo del Cantábrico. Si seguimos unos minutos más aparece el Real Club Marítimo de Santander, levantado en el agua simulando un puente de mando de un buque. Junto al club se halla el conjunto escultórico de Los raqueros, del escultor santanderino J. Cobo Calderón. Esta escultura tan representativa de la ciudad, aunque no lo parezca, recuerda un acto cruel. Los raqueros eran niños de origen humilde que se lanzaban al mar a por las monedas que los ricos, para su divertimento, les lanzaban.

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Los raqueros, detrás el Real Club Marítimo

Mucho arte en el Centro Botín

Como punto y final de esta ruta por Santander y tras unos veinte minutos de paseo desde el Club Marítimo, nos acercamos hasta el Centro Botín. Desde que se inauguró en 2017 se ha convertido en uno de los principales atractivos de la ciudad. Un edificio modernísimo, obra del arquitecto de prestigio internacional Renzo Piano. Este centro de arte cuenta con dos salas de exposiciones, un auditorio y un restaurante dirigido por el chef Jesús Sánchez. Sorprende el contraste entre la modernidad del Centro Botín y la cercana vieja máquina conocida como grúa de piedra, que desde 1900 está en el paseo marítimo.

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El Centro Botín entre los jardines de Pereda y el mar

El Centro Botín está compuesto por dos volúmenes de diferentes tamaños apoyados sobre columnas y suspendidos parcialmente sobre el mar. Se integra perfectamente en el entorno y deja patente el amor de los santanderinos por su Cantábrico. Además, frente a él están los jardines de Pereda, un paseo más que agradable.

Texto: Paloma Díaz Espiñeira