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Viaje por el legado del modernismo más allá de Catalunya

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Basta con mencionar la palabra modernismo para automáticamente pensar en Barcelona y la comunidad autónoma que comanda. La mente va de Gaudí hasta otros populares arquitectos catalanes, como Josep Puig o Cèsar Martinell. Pero lo cierto es que, a lo largo de todo el territorio español hay numerosas muestras de este característico estilo. Por eso traemos esta pequeña ruta para descubrir el legado del modernismo más allá de Catalunya.

Melilla, la segunda ciudad con más edificios modernistas

Plaza España Melilla
El Palacio de la Asamblea en la plaza de España de Melilla. | Shutterstock

Hablar del modernismo más allá de Catalunya sin mencionar a Melilla es imposible. Y es que, esta ciudad ubicada al norte del continente Africano presume de tener hasta 900 edificios modernistas. Gran parte del mérito es de Enrique Nieto, un arquitecto barcelonés que trabajó durante años con Gaudí en proyectos como la Casa Milà. En 1909 se trasladó a la ciudad melillense para crecer lejos de su maestro y hacer sus propios proyectos. Pero además, la localidad norteafricana se encontraba en pleno crecimiento, lo que ayudó a que ahora sea la segunda con más edificios modernistas.

La razón es que durante aquellos esos años surgió el proyecto de ampliación de Melilla a través de un ensanche que, respetando el estilo defensivo de la ciudad, imitaba a otras como Barcelona o Madrid con sus grandes avenidas rectangulares. El estilo modernista aquí es más suave que el de la Ciudad Condal, pero todas las construcciones de esos años destacan por sus formas geométricas, el anhelo del movimiento y los motivos de inspiración natural.

Esta zona es conocida como el Triángulo de Oro, dónde las joyas modernistas están a escasos metros unas de otras. El recorrido comienza en la plaza de España, donde destaca el palacio de la Asamblea o la casa Melul y continúa hasta la antigua sede del diario El Telegrama del Rif, que sorprende por su ventanal ovalado. El edificio de La Reconquista es uno de los más emblemáticos de la población y dónde el modernismo llega a su máximo esplendor local.

Pasear por la plaza de Menéndez Pelayo es obligatorio en este repaso, ya que cuenta con 90 pérgolas y bancos inspirados en Gaudí. Especial mención a la casa de los Cristales, la casa Tortosa o el edificio del Acueducto. Los edificios religiosos no pueden faltar en este paseo, como la sinagoga Yamín Benaroch, la mezquita Central o la iglesia Sagrado Corazón de Jesús.

Valencia, el modernismo con estilo propio

Mercado Central, Valencia
Mercado Central, Valencia. | Shutterstock

La ciudad es conocida por el gótico valenciano, pero muchas veces se pasan por alto sus edificios modernistas. Destacan por tener su propio estilo, adaptado a las tradiciones de Valencia, con motivos inspirados en su cultura y naturaleza, como las naranjas o azulejos. Además, están combinados con otras tendencias como los motivos geométricos y los acabados barrocos.

El recorrido puede comenzar en la plaza de la Almoina que alberga la casa Punt de Ganxo, conocida por la decoración de su fachada que recuerda al ganchillo. A escasos metros sorprende la marquesina del teatro Olympia. En la zona del centro destaca el edificio de Correos, la casa Noguera, el edificio Suay o el Mercado Colón.

El mercado central de Valencia es una de las mejores muestras del modernismo valenciano. Fue construido por Alexandre Soler i March et Francesc Guàrdia i Vial, ambos aprendices de Domènech i Montaner. Más alejada del casco histórico se encuentra la antigua fábrica de Bombas Gens o el edificio del Reloj.

Albacete y su pasaje comercial modernista

Tragaluz del Pasaje de Lodares
El tragaluz de cristales que cubre el Pasaje de Lodares. | Shutterstock

La ciudad de Albacete alberga multitud de tesoritos arquitectónicos. Entre ellos se esconde uno de los edificios modernistas más increíbles del territorio español: el Pasaje Lodares. Este lugar está ubicado en pleno centro de la ciudad y es la conexión de sus principales vías, Mayor y Tinte. En sus inicios fue una galería comercial, al estilo italiano. De hecho, es uno de los tres únicos ejemplos de este tipo de pasajes modernistas que se conservan en España, junto con el pasaje Gutiérrez de Valladolid y el pasaje del Ciclón de Zaragoza. Fue diseñado por Buenaventura Ferrando Castell y en él predomina la inspiración en la naturaleza, pero incorporando novedades propias de la revolución industrial, como el acero y cristal. Se ha convertido en uno de los monumentos más emblemáticos de la ciudad.

Salamanca y su casa de cristal

Museo Art Nouveau y Art Déco Casa Lis
Museo Art Nouveau y Art Déco Casa Lis. | Sutterstock

Salamanca es una ciudad con un gran alma turística, una que atrae cada año a miles de viajeros apasionados de la cultura y la historia. Su mayor valedor patrimonial es el conjunto protagonizado por su universidad. Pero, más allá de su trazado medieval con elementos barrocos o renacentistas, cuenta con algunas muestras modernistas de gran valor.

Destaca la Casa Lis, obra del arquitecto Joaquín Vargas, que levantó una vivienda modernista para Miguel de Lis, un industrial que se enamoró de las influencias del Art Noveau durante sus frecuentes viajes por Europa. Este antiguo palacete ocupa parte de la muralla y sorprende por su fachada norte repleta de vidrieras y hierro característicos del estilo. También destaca la plaza del Mercado o la plaza de Toros, otros ejemplos del movimiento en la ciudad.

Madrid, el modernismo en la capital

Palacio Longoria
Palacio Longoria, Madrid. | Shutterstock

La capital también alberga algunos de los edificios más bonitos del modernismo, aunque pasa más desapercibido que en el resto de ciudades, puesto que la decoración de sus fachadas es menos ornamentada. Uno de los ejemplos destacados es el cementerio de la Almudena, que combina el Art Noveau, el modernismo y el neomudéjar. No en vano, tras él está Francisco García Nava.

Otros de los edificios más emblemáticos del estilo en Madrid es el palacio de Longoria, ubicado en el barrio de Chueca y conocido por su voluptuosa fachada. Asimismo sobresalen el cine Doré, con su fachada con decoraciones modernistas, o la Casa Pérez Villaamil, que destaca por sus balcones y rejas al estilo Gaudí. Queda así claro que hay modernismo más allá de Catalunya, aunque allí sea donde se encuentren sus mayores muestras. Un legado repartido por multitud de ciudades como estas, y otras como Astorga o León, pasa más desapercibido de lo que debería.