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Ruta de Benitatxell, los acantilados que se asoman a un paraíso mediterráneo

Ruta de Benitatxell, playas, acantilados y cuevas

Con el buen tiempo acechando, la ruta de Benitatxell se vuelve, cuanto menos, apetecible. El Mediterráneo en su máximo apogeo se manifiesta acantilado tras acantilado en un paisaje que quita el aliento. Las formaciones rocosas que se alzan sobre el mar nos regalan la viva imagen del Mediterráneo más puro y salvaje. Una ruta lineal con la línea de salida en la cala de Moraig, bañada con agua cristalina, y la meta en la cala Llebeig, otra calita que nada tiene que envidiar a otras calas paradisíacas, mucho más virgen.

La cala Moraig, una de las más bellas de la Costa Blanca
La cala del Moraig, una de las más bellas de la Costa Blanca | Shutterstock

Que comience la aventura

La ruta de los acantilados de Benitatxell nace en la popular cala Moraig. Las vistas a esta cala nos tientan a sumergirnos bajo el Mediterráneo. Y quizá sea esta la mejor opción antes de comenzar la ruta. Estas aguas cristalinas son la oportunidad perfecta para disfrutar de un espectáculo de vida marina. Esta cala tiene la fama de ser una de las más bellas de toda la Costa Blanca.

Cala del Moraig, un emblema de la ruta de los acantilados de Benitatxell
Cala del Moraig, un emblema de la ruta de los acantilados de Benitatxell | Shutterstock

Varios acantilados de vértigo nos acompañan a lo largo de esta ruta. Algunos incluso superando el centenar de metros de altura, como el del Morró Falquí, custodiado por la falla del Moraig. Pero esta no es la única sorpresa de esta ruta. Unas cuevas misteriosas aguardan la llegada de visitantes, esperando a ser descubiertas.

La primera de ellas es, sin duda, la más impresionante de todas: la Cova dels Arcs. A pocos minutos de la cala Moraig, esta cueva se trata de la salida al mar del curso de agua subterránea más larga de toda España. Es recomendable bajar con precaución, pues el suelo rocoso es bastante resbaladizo, aunque también alberga muchos tesoros para los buceadores más intrépidos y, desde ella, se puede contemplar un atardecer de ensueño.

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Vistas a la Cova dels Arcs
Vistas a la Cova dels Arcs | Shutterstock

¿Listo para una inesperada visita al antiguo hogar de los pescadores y contrabandistas de la zona? La Cova dels Arcs no es la única de la ruta de los acantilados de Benitatxell. Estas cuevas se conservan bastante bien y, sin duda, se merecen una parada durante esta ruta. Ya va quedando menos para la guinda del pastel: la cala Llebeig.

Vista a una cueva de los antiguos pescadores de la zona de Benitatxell | Shutterstock

El deseo de descubrir esta calita tan virgen y auténtica se van acumulando durante la ruta. Y la cala Llebeig no decepciona. Más pequeña que la cala Moraig, pero con mucho que ofrecer. La bajada hacia esta calita es, quizá, la parte con más dificultad de la ruta, pero, aun así, es accesible para todos. La custodian algunas casas abandonadas de contrabandistas, que eran el puesto de vigilancia para esta zona. Un baño en esta cala tampoco puede faltar para coger fuerzas y regresar a la cala Moraig, haciendo el mismo recorrido.

Una última recomendación antes de acabar

Vistas a la cala de Llebeig
Vistas a la cala de Llebeig | Shutterstock

La ruta de los acantilados de Benitatxell es bastante segura, apta para los turistas con más vértigo y nada complicada. Eso sí, hay que tener cuidado con los meses de calor. En esta zona azota fuerte el sol y se recomienda hacerla fuera de la temporada alta. A partir de los 6 años, los niños también podrán recorrer casi sin problemas las maravillas de esta ruta. Un par de horas de desconexión, vistas de escándalo y un buen baño para acabar de la mejor manera posible.