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En busca de calor en pleno invierno: 7 rincones donde es posible

Calor en invierno en España

Cuando uno anda por la geografía española en busca de calor en pleno invierno sucede algo parecido a lo que sucede en los meses de verano lo que se precisa aire fresco. Es posible hallar ciertos rincones en los que las temperaturas no son extremas pero, en fin, España no es el Caribe, así que no puede esperarse playa ni bañador. Al menos, en condiciones normales.

Lo que uno sí puede encontrar, en cualquier caso y como ya se ha dicho, son pequeños oasis en los que las temperaturas nunca obligarán a ponerse más capas de las que un ser humano puede soportar. Estas líneas quieren repasar siete rincones en los que es posible olvidar la bufanda en casa y no sufrir por ello.

Vigo, para sorpresa de muchos

Vigo
Vigo. | Shutterstock

Puede ser una sorpresa porque las tierras del norte no pueden relacionarse de manera directa con la palabra “calor” en los meses invernales. A pesar de ello, esta ciudad gallega puede presumir de tener una de las temperaturas más templadas de la península. Por su localización, entre el mar y la montaña, durante los meses de diciembre y enero Vigo no baja de los siete grados. Lo que sería un buen día en tierras segovianas, vaya.

Además de disfrutar del ambiente navideño que desde finales de noviembre caracteriza la ciudad del dinoseto, en torno a esta hay un sinfín de rincones que merece la pena descubrir. Desde la Costa da Vela, donde el Atlántico soplará fuerte, hasta Pontevedra, que tiene uno de los cascos históricos más importantes y bien conservados de Galicia. Vigo es ideal para quienes necesitan este abrazo del calor en el norte.

Alicante, a orillas del Mediterráneo

Alicante
Alicante. | Shutterstock

Las temperaturas en Alicante, en estos meses de invierno, son también bastante templadas. Pasear a orillas del mar se convierte en posible y agradable. La brisa del Mediterráneo se agradece, como se agradece descubrir esta ciudad en sus meses más tranquilos. Hay que empezar por la plaza del Ayuntamiento, con edificios porticados de bonita arquitectura, para después descubrir barrios como el de Santa Cruz. Dentro de éste, sorprenderá la concatedral de San Nicolás, de estilo renacentista y gótico.

No hay que marcharse sin subir al monte Benacantil, donde espera el castillo de Santa Barbará, ni tampoco sin pasear por el puerto. En este lugar, además, se descubrirá el punto exacto a partir del cual se miden todas las alturas en España. También puede ser interesante visitar la isla de Tabarca, la única isla habitada de toda la Comunidad Valenciana.

Huelva, siempre digna de confianza

Muelle del Tinto, en Huelva
Muelle del Tinto, en Huelva. | Shutterstock

Siempre se puede confiar en Huelva cuando se trata de buscar algo de calor. Merece la pena visitar esta ciudad en la que uno se encontrará con temperaturas que superan, en el mejor de los días, los quince grados. Es un lugar acogedor que deja estampas tan bonitas como la que se desarrolla en el Muelle del Tinto al atardecer.

Buena parte de la provincia de Huelva conserva este clima templado en el que tomarse un respiro en diciembre y enero. En este sentido, no hay que marcharse sin peregrinar (aunque sea en coche) hasta la aldea de El Rocío, donde realmente se advierte un clima especial. El Monasterio de La Rábida es también un rincón ciertamente interesante y qué decir del Parque Nacional de Doñana. Otro mundo.

Murcia, la calidez del sur

Catedral de Murcia
Catedral de Murcia. | Shutterstock

Más calidez del sur. Murcia es una ciudad que tiene un clima extraordinario en cualquier época del año, cercano a los veinte grados aun en pleno diciembre. La mejor decisión que puede tomar un viajero a la hora de descubrir Murcia es dejarse llevar por el instinto y pasear sus calles sin mapa. Tarde o temprano se topará con los 90 metros que mide la torre principal de la Santa Iglesia Catedral de Santa María. Cinco siglos tardó en construirse, un detalle que puede apreciarse, precisamente, en la mezcla de detalles de diferentes épocas y estilos.

Murcia tiene, claro, el privilegio del Mediterráneo, así que también hay que dejarse arrastrar un poco por la brisa marinera y animarse a un día de playa invernal si el tiempo lo permite. No pasa siempre, pero si puede pasar en algún lugar, es en Murcia.

Málaga, donde el invierno es relativo

Málaga
Málaga. | Shutterstock

Algo parecido sucede con Málaga, donde la palabra invierno no significa lo mismo que en el resto de la geografía española. Invierno, en esta ciudad, significa abrigarse un poco en el peor de los días. Las temperaturas no bajan de los ocho grados y superan los quince durante las horas de luz. La verdadera dificultad a la que se enfrenta uno cuando visita Málaga es la de escoger unos pocos de los muchos lugares que deben visitarse.

Más de 2.000 años de historia respaldan a esta ciudad en la que pueden descubrirse monumentos como el teatro romano, que empezó a construirse en el siglo I a.C. Más reciente es La Manquita, la catedral de Málaga, que recibe este nombre porque una de sus torres nunca se terminó de construir. A pesar de ello, es una de las obras maestras del renacimiento andaluz.

Melilla, en otro continente

Melilla
Melilla. | Shutterstock

Literalmente en otro continente, visitar Melilla en los meses de invierno implica no bajar de los diez grados. Es sin duda una época perfecta para conocer esta ciudad que tiene más rincones turísticos de los que uno podría imaginar en un principio. No en vano, Melilla es una de las ciudades con más edificios modernistas de toda la geografía española.

Una primera visita debe tener como punto de partida la Ciudad Vieja, una fortaleza construida sobre un peñón que se adentra en el Mediterráneo. Fue declarada Conjunto Histórico-Artístico en 1953. Visitada Melilla La Vieja, hay que seguir descubriendo las cuatro culturas que conviven en la ciudad, todas con sus monumentos y tradiciones. En estos meses invernales el ambiente es perfecto para ello: cálido y tranquilo.

Fuerteventura, los veinte grados son posibles

Fuerteventura
Fuerteventura. | Shutterstock

Rozar los veinte grados en invierno es posible, pero para ello hay que viajar hasta las Islas Canarias. Concretamente, hasta Fuerteventura, que en sus mejores días alcanza esta temperatura mágica que muchos consideran la ideal. Durante la noche apenas sí bajan hasta los doce u once grados. Fuerteventura es un paraíso para aquellos que buscan huir del frío.

Debe recorrerse con calma, saboreando ese ambiente árido y los pueblos del interior, que en los meses de invierno ofrecen su cara más cercana, lejos del turismo masivo. Pueblos como El Cotillo, una de las joyas todavía desconocidas de la isla, o rincones como Villa Winter, repleta de misterios relacionados con los nazis, convierten una escapada a Fuerteventura en la escapada ideal para quien no tiene más remedio que convivir con el invierno… Pero cuanto más lejos, mejor.