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Qué ver en Rosas, un pueblo milenario en la Costa Brava

Qué ver en Rosas, un pueblo milenario de la Costa Brava

Rosas, Roses en catalán, no es solo uno de los lugares de veraneo más encantadores de la Costa Brava. Es mucho más. Con una historia milenaria, este pueblo de grandes dimensiones nos permite dar un paseo por un pasado fascinante, disfrutar de entornos naturales de enorme belleza, practicar deportes tan dispares como el senderismo y el submarinismo o contemplar uno de los ocasos más increíbles de la costa mediterránea. Rosas seduce y atrapa hasta tal punto de que antes de abandonarla ya se sueña con regresar. Vamos a repasar los lugares que ver y disfrutar en Rosas.

Un poco de historia de Roses

Rosas desde la montaña
Rosas desde la montaña. | Shutterstock

Podría decirse que la historia de Roses se remonta a varios milenios atrás. Así lo atestiguan algunos dólmenes que aún se conservan en sus alrededores. Pero si hay un hito destacado es la llegada de los griegos a estas tierras. Es más, durante mucho tiempo esta fue puerta de entrada a la península ibérica por la vía marítima.

Los griegos, que desembarcaron aquí en el siglo IV antes de Cristo, le dieron el nombre de Rhodas y crearon en la zona un próspero puerto comercial. Un siglo más tarde llegarían los romanos. Tras vencer en la batalla de Rhode, el asentamiento militar dio paso a una floreciente ciudad dedicada también al comercio.

Tras ellos estas tierras fueron dominadas por visigodos, árabes y, finalmente, aragoneses. Pero hay algo que Roses no perdería: su carácter comercial y estratégico. De ahí que estuviera constantemente expuesto a ataques de piratas y más tarde a las tropas francesas, aunque nunca dejó de ser una localidad próspera. Así hasta mediados del siglo XX, cuando los que desembarcaron no fueron ejércitos ni corsarios, sino el turismo. De hecho, hoy es una de las principales fuentes de ingresos de Rosas.

Qué ver en Rosas

Rosas a pie de playa
Rosas a pie de playa. | Shutterstock

A la hora de planificar qué visitar en Rosas, es muy fácil seguir esa cronología histórica. De todos los asentamientos que ha habido en la zona se conservan vestigios. Esa es, precisamente, nuestra propuesta.

La Ruta Megalítica

Dolmen cerca de Rosas
Dolmen cerca de Rosas. | Shutterstock

Adentrándose en el Parque Natural Cap de Creus se encuentra la huella de los primeros pobladores de Roses. La ruta lleva por varios kilómetros en los que se descubre un interesante conjunto megalítico formado por dólmenes, menhires y otros monumentos funerarios. Entre ellos destaca el dolmen de la Creu d’en Cobertella, el más grande de Cataluña. Lo forman siete bloques de piedra en vertical coronados por una enorme losa.

La Ciudadela de Roses

La Ciudadela de Rosas
La Ciudadela de Rosas. | Shutterstock

Si hay un lugar que refleja la historia de Roses es este complejo arqueológico. Es una fortaleza amurallada renacentista que se levantó en el siglo XVI para protegerse de los ataques enemigos. Pero aquí también pueden contemplarse restos del primitivo asentamiento griego, de una villa romana, una necrópolis paleocristiana, edificios visigodos y un antiguo monasterio lombardo. También se puede ver el viejo trazado medieval del casco urbano y restos más modernos, de la época de la construcción de la ciudadela. En resumen: toda la historia de Rosas.

Castrum Visigótico

Castro visigótico
Castro visigótico. | Gordito1869, Wikimedia

No es de los lugares más conocidos de Rosas, pero merece una visita. Situado en lo alto del Puig Rom, desde este lugar hay una magnífica vista del casco urbano y de toda la bahía de Roses. Además, aquí se encuentran los restos de una fortificación visigoda, de la que se conservan vestigios de la vieja muralla, así como de viviendas, silos y calles.

Castillo de la Trinitat

Castillo de la Trinitat
Castillo de la Trinitat. | Shutterstock

La siguiente parada en la historia de Rosas es esta imponente fortificación del siglo XVI, que se levantó para apoyar la labor defensiva de la ciudadela. Con forma de estrella de cinco puntas y muros de dos metros de grosor, tenía varias terrazas con artillería para defender la costa. Las tropas francesas lo destruyeron en 1814, pero después de una restauración es posible visitarlo para conocer más de la historia de Roses y también para tener unas vistas espectaculares.

Casco antiguo de Roses

Casco antiguo de Roses
Casco antiguo de Roses. | Shutterstock

El centro de Roses invita a un paseo tranquilo para perderse por sus callejuelas peatonales hasta encontrar la neoclásica iglesia de Santa María. Si se dirigen los pasos hacia la plaza de Catalunya lo que se encontrarán son bonitos ejemplos de arquitectura modernista, como la Casa Mallol, hoy sede del Ayuntamiento. Y en la plaza de la Pau espera al visitante un viejo refugio antiaéreo y un grupo escultórico que sirve de reflexión sobre el sinsentido que son los enfrentamientos bélicos.

Si a estas aturas de la visita a Roses hay hambre, el casco antiguo es un buen lugar para probar las delicias de la cocina local. Una gastronomía en la que los protagonistas son los productos del mar y de la huerta, bien acompañados de un buen vino con Denominación de Origen Empordà. No hay que dejar de probar el suquet de pescado, el plato más tradicional.

Qué hacer en Rosas: paisajes, naturaleza y playas

Playa la Almadrava
Playa la Almadrava. | Shutterstock

Más allá de las visitas de interés cultural, Roses ofrece muchas posibilidades para disfrutar de jornadas inolvidables. No hay que olvidar que estamos en el corazón de la Costa Brava y que algunos de los paisajes de esta franja costera son espectaculares, por no hablar de sus playas y de sus calas.

Para los amantes del senderismo, o para aquellos que simplemente quieran disfrutar de las vistas, la propuesta es el camino de ronda de Roses a Cala Montjoi. Son ocho kilómetros entre pinos y vegetación típicamente mediterránea para admirar algunas de las vistas más bonitas de la zona. Los más aventureros pueden seguir el sendero hasta Cadaqués, atravesando el Parque Natural de Cap de Creus.

También hay planes más relajados, como es disfrutar de las playas o calas del entorno de Roses. La lista es larga: playa la Almadrava, playa el Rastrell, cala Murtra, Cala Pelosa… Por cierto, el escritor Josep Pla dijo que desde Roses se pueden ver las mejores puestas de sol, las más grandiosas e inolvidables. Un plan añadido para poner un punto y final espectacular a ese paseo por la costa o ese día playero.

Los alrededores de Roses

Atardecer en Cap de Creus
Atardecer en Cap de Creus. | Shutterstock

Rosas por sí sola merece una visita calmada. Pero si hay tiempo para ello, es una base de operaciones perfecta para descubrir algunos otros tesoros de Girona, en particular, de la Costa Brava. El primero de ellos es el Parque Natural de Cap de Creus, un espacio natural de una belleza salvaje en el que se intercalan acantilados con calas idílicas. Es un paraíso para los amantes del senderismo y también del submarinismo. De hecho, es el único parque marítimo-terrestre de Cataluña.

En una pequeña escapada desde Rosas también se pueden visitar pueblos medievales espectaculares, como son Begur, Pals, Peratallada o Besalú. Y siempre es recomendable seguir los pasos de Dalí. Primero en Cadaqués, en la pedanía de Portlligat, donde se encuentra la que fue su casa. Después habrá que dirigir los pasos a Figueres para recorrer el sorprendente Teatro-Museo Dalí.

Y hay más lugares de interés que ver en Girona a solo unos minutos de Roses: Empuriabrava, conocida como la Venecia catalana por sus canales, las ruinas de Empúries, que hablan de ese pasado grecorromano de esta zona, o el Parque Natural Aiguamolls de l’Empordà, un humedal de enorme valor ecológico.