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Qué ver en San Martín de Trevejo

Panorámica que ver en San Martin de Trevejo

Un pueblo con un dialecto propio y alejado de todo

Posiblemente esta población cacereña sea la más aislada de España, enclavada en la Sierra de Gata y haciendo frontera con Salamanca y Portugal. Este aislamiento geográfico puede explicar que tenga un casco urbano alejado de todos los estereotipos extremeños. Además conserva un dialecto propio, A Fala, declarado Bien de Interés Cultural. Así son la historia y los mejores lugares que ver en San Martín de Trevejo.

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Su ubicación entre las sierras de Gata y la Malvana hace que llegar a este lugar ocupe casi siempre un tiempo considerable. Tal aislamiento se percibe en la arquitectura, el idioma y la escasa afluencia de visitantes. No es un destino de turismo al uso. En un radio de acción corto no hay otros destinos turísticos, por lo que quien allí vaya solo va allí. Por ello, no cabe recomendar excursiones a poblaciones adicionales. De este modo, lo ideal es preparar una escapada de varios días para disfrutar del ambiente y lo que ver en San Martín de Trevejo.

Una vez en el pueblo, cabe relajarse con su paisaje y la conversación con sus gentes. Hay anécdotas e historias interesantes esperando a quien sepa escuchar. Por otra parte, los aficionados al senderismo tienen bastantes alternativas interesantes cerca. Por suerte hay buenos hospedajes y restaurantes en la zona, resumidos en las páginas sobre Dormir y Comer en San Martín de Trevejo. Asimismo, los alrededores son protagonistas de varias de las actividades de turismo activo de la provincia de Cáceres.

¿Quieres conocer este sitio?

Dadas sus especiales condiciones, para apreciar lo que ver en San Martín de Trevejo hace falta conocer su historia. Al respecto, la estela funeraria hoy exhibida en la antigua Oficina de Turismo confirma que la localidad estuvo poblada ya el Bronce Final. Los romanos también dejaron su impronta en estas tierras, como demuestra la calzada que serpentea la sierra. La población sería ocupada más tarde por los bereberes. Ellos fueron quienes legaron las técnicas del cultivo, tan importantes para la economía de la Sierra de Gata.

La zona fue reconquistada por el rey Fernando II de León en el siglo XII. Con el objetivo de defenderlas, la entregó a la Orden de San Juan de Jerusalén en 1184. Se considera esta fecha como la de la fundación histórica de San Martín, que nacería como aldea de la Encomienda de Trevejo. Dada la tradición vitivinícola de la zona, al principio se la llamó San Martín de los Vinos. El topónimo mutó al de San Martín de Trevejo en la redacción del fuero que le fue concedido en 1230 para acelerar su repoblación.

El territorio cobró importancia cuando los caballeros hospitalarios trasladaron a San Martín el centro de la bailía. Debido a ello construyeron la Casa del Comendador, desde donde se administraban las localidades del entorno. En 1520, al estallar la guerra de las comunidades, San Martín se mantuvo al lado del monarca Carlos V. Esta posición durante el conflicto le valió el título de “Muy Noble y Leal”.

San Martín de Trevejo foto antigua
Lugareños en una procesión en San Martín de Trevejo

Llegado 1642, a consecuencia de la Guerra de Independencia de Portugal, el pueblo fue arrasado. Tal destrucción hubo que se decidió construirlo de nuevo, pero en la zona más alta. La fundación del convento franciscano, así como su importancia administrativa, política y religiosa, convirtieron a San Martín de Trevejo en la población de mayor importancia de la Sierra de Gata, cabeza del Corregimiento de Jálama. Ya en la guerra de la Independencia fue base para el ejército español. Desde allí se despachaban órdenes a las tropas acuarteladas en las poblaciones cercanas.

En 1833, la reorganización territorial de Javier de Burgos traspasó la villa de Salamanca a Cáceres. El comercio de vino y aceite junto a una floreciente industria textil le permitieron mantener su protagonismo comarcal. No obstante, este fue perdiendo peso paulatinamente a lo largo del siglo XIX.

Fruto de la situación geográfica de esta zona con respecto a Portugal y del origen de sus primeros repobladores, leoneses y gallegos, nació el dialecto llamado A Fala. Esta característica es compartida con las localidades vecinas de Eljas y Valverde del Fresno. Todavía se discute si es una derivación de castellano, portugués o gallego, incluso si es una lengua propia. Por otro lado, en San Martín de Trevejo se denomina mañegu, en Valverde, valverdeiru y en Eljas, lagarteiru. Hoy día sigue vigente gracias al aislamiento de este rincón serragatino. Está presente en todos los ámbitos y lugares: en los nombres de las calles, en los carteles de las tiendas y, principalmente, en las conversaciones de los lugareños… Por ello, que el visitante castellanoparlante no se extrañe si en su visita encuentra términos difícilmente descifrables.

De todo lo que ver en San Martín de Trevejo, lo primero que llama la atención es su cuidada arquitectura popular. La planta baja de las viviendas, utilizada antaño como bodega o establo, está formada por grandes muros de granito. También de este material son los escalones o poyos que salvan el desnivel entre calle y puerta. Sobre esta planta se elevan, apoyados en vigas de madera labradas, los otros dos pisos. El primero está destinado a la vivienda y el segundo hace de almacén. Las fachadas muestran un entramado de madera y adobe. Por los arroyos o “regatos” corre incesante el agua que baja desde la ladera del Jálama, aprovechada por los vecinos para el regadío.

La Plaza Mayor de San Martín de Trevejo es su verdadero centro social. Es de trazado rectangular y en dos de sus fachadas se abren amplios soportales que descansan sobre robustos pilares de granito. En uno de sus ángulos se levanta la Torre-Campanario de la antigua iglesia. El templo quedó destruido en la guerra de Independencia de Portugal. La construcción todavía exhibe el escudo de armas del Emperador Carlos V. Hacia el centro de la plaza se encuentra una fuente circular de 1888. Por último, el flanco este lo ocupa la Casa del Comendador, antigua residencia del maestro de la Encomienda de Trevejo.

El pasado asociado a la Orden de San Juan de Jerusalén se aprecia en las fachadas blasonadas de las casas solariegas. Son particularmente destacables la Casa de los Ojesto, de grandes dimensiones y cuyo interior alberga importantes restos arqueológicos. Por último, quedan la Casa Rectoral, con portada adintelada, y la ya citada Casa del Comendador.

Otro lugar que ver en San Martín de Trevejo es la Iglesia de San Martín de Tours (siglo XVII). Se trata de una construcción de tres naves que guarda en su interior importantes obras de arte. Sobresalen entre ellas las tres tablas atribuidas a Luis de Morales, El Divino, que representan al Padre Eterno, San Miguel y San Matías. Datan de la década de 1570. También cabe fijarse en el retablo mayor y las imágenes barrocas de San Pedro y San Pablo, de la Escuela Salmantina.

Fuente en la Plaza Mayor de San Martín de Trevejo y Torre-Campanario al fondo
Fuente en la Plaza Mayor de San Martín de Trevejo y Torre-Campanario al fondo

Ya en las afueras del pueblo queda el Convento de San Miguel. Solo sobreviven de su construcción original la iglesia y la torre. Según la tradición, el propio San Francisco de Asís fue responsable de situar un eremitorio en el lugar. Se supone que lo habría hecho al pasar por el Alto de Santa Clara, que unía Extremadura con Castilla. En el año 1454, el Papa Nicolás V autorizó la construcción del imponente convento. Desde su fundación se convirtió en foco formativo para toda la comarca. Estudios de Teología Moral y Gramática se impartían en este bello lugar que ver en San Martín de Trevejos. Capuchinos y jesuitas ocuparon posteriormente el monasterio, hoy convertido en hospedería.

Resulta también interesante la Ermita de la Cruz Bendita, con un retablo del siglo XVIII. Igualmente notable es la Ermita de San Pedro, con imágenes dieciochescas del Nazareno y de San Antonio de Padua. La Fuente del Chafaril se distingue por el escudo imperial de los Austrias.

Además del agua, presente en sus calles y fuentes, dos son los líquidos que han marcado desde tiempos remotos la vida del lugar: el vino y el aceite. Por ello las boiga, bodega en mañego, son lugares imprescindible que ver en San Martín de Trevejo. En ellas puede uno empaparse de la tradición vitivinícola local de la Sierra de Gata. Respecto a su aceite de oliva, cuenta con la Denominación de Origen Gata-Hurdes.

Ambos productos protagonizan el Museo del Aceite y el Vino, situado en una almazara del siglo XII. Consta de tres secciones. La primera alberga las salas del aceite y del vino, mientras que en la segunda se sitúa la prensa, el moledero y la batidora. Por último, la tercera versa sobre la decantación, los depósitos de aceite y la turbina.

Una calzada romana conduce hasta el Puerto de Santa Clara, de 1.000 metros de altitud. En el camino, bosques de robles y castaños se entremezclan en la reserva paisajística del Monte Jálama, que aún conserva túneles y excavaciones de su anterior uso minero. El Castañar de los Ojestos o el puente que salva las aguas del río de La Vega son otros de los atractivos encontrados antes de hacer cima. Desde las alturas se contempla el Castillo de Rapapelo y las Torres de Hernán Centeno, famoso bandolero de leyenda. Con esto concluye el recorrido por lo que ver en San Martín de Trevejo.

Imprescindibles

Ermita de San Martín de Trevejo
Ermita de San Martín de Trevejo
Plaza Mayor se San Martín de Trevejo
Plaza Mayor se San Martín de Trevejo

Datos prácticos

Coordenadas

40° 12 46.24 N, 6° 47 46.75″ W

Distancias

Cáceres 137 km, Madrid 136 km.

Aparcamiento

Recomendable a las afueras del pueblo.

Altitud

796 m.

Habitantes

883 (2013).

Aquí las mejores fiestas que ver en San Martín de Trevejo. La Cruz Bendita (3 de mayo), Fiestas de Agosto (semana anterior al 15 de agosto), Fiestas Patronales de San Martín (11 de noviembre), San Isidro (15 de mayo) y San Cristóbal (10 de julio).

Cooperativa San Martín-San Isidro.