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El pintoresco pueblo español que está en Francia

Llivia

Llivia es una rareza histórico-geográfica, pues se trata de un enclave español en territorio francés. Esto es producto de su condición de villa de concesión imperial. Esta bella localidad en el Pirineo francés contiene, además, la farmacia más antigua de Europa.

La singular Llivia suele ser el destino de excursiones desde España y Francia. Allí se impone visitar su histórica farmacia, la iglesia parroquial y las ruinas del castillo. Lo normal es destinar el resto de la escapada a ver la vecina Puigcerdá. Además, los más intrépidos pueden acercarse a pasear durante unas horas por la recóndita localidad de Bagà. Ésta última está situada en el Parque Natural del Cadí-Moixeró.

Breve historia de Llivia, una fortaleza fronteriza

Vista aérea de Llivia
Vista aérea de Llivia. | Shutterstock

Llivia está estrechamente ligada a su historia. Denominada originalmente Kerre, el topónimo derivaría en Kerretania y posteriormente Cerdaña. Por ser un paso natural entre las vertientes norte y sur de los Pirineos, los romanos la poblaron, denominándola Lulia Lybica. La historia de Llivia es de lo más interesante.

En lo alto de la colina denominada Puig del Castell se edificaría una fortaleza que ocuparon las distintas civilizaciones que controlaron la zona. Los musulmanes la ocuparon hacia el 715, llamándola Medinet-el-bab (Ciudad de la Puerta) a causa de su posición estratégica. Hacia el año 834 el caudillo franco Sunifredo es nombrado conde de la Cerdaña por el emperador Luís el Piadoso, conquistando la Baja Cerdaña al año siguiente.

En el año 841 rechazaron a un ejército musulmán. Esto motivó que en el 844 recibiera del Emperador el nombramiento de conde de Barcelona. El caudillo gobernó sus condados desde el castillo de Llivia.

Entre tratados y reyertas

Vistas desde el castillo de Llivia
Vistas desde el castillo de Llivia. | Shutterstock

Al no poder el rey Juan II de Aragón someter a los rebeldes catalanes apoyados por la Generalitat, firmó, en 1462, el Tratado de Bayona con el rey de Francia. A cambio de la ayuda militar gala, Aragón empeñaba los condados del Rosellón y la Cerdaña. Los habitantes no aceptaron al nuevo Señor. Por lo tanto, a partir de 1472 se comenzó una rebelión anti francesa.

Dos años después el líder rebelde Damia Descatllar se hizo con el control de LLivia y trató de tomar la vecina Puigcerdá. En 1478 el ejército francés asedió durante catorce meses el castillo hasta rendirlo. Entonces, los franceses inutilizaron la fortaleza. En 1493, por el Tratado de Barcelona, Francia le devolvió el Rosellón y la Cerdaña a Fernando el Católico.

El emperador Carlos V le concede el título de villa en 1528, decisión que tendría consecuencias de alcance un siglo después. También le regala a la iglesia parroquial una cruz procesional y una lujosa capa fluvial para que protegiera al párroco durante las procesiones. Todavía no hay explicación para tan insólitas mercedes. Es decir, no hay constancia de estancia alguna del rey en su viaje a Cataluña de 1519.

En años sucesivos se van recogiendo los distintos privilegios de la villa en el libro denominado Ferrat. Al no ser viable la restauración del castillo, en 1584, se procedió a renovar la medieval torre de Bernat de So. El fin era asegurar la defensa frente a los bandoleros que asolaban la zona.

Torre de Bernat de So
Torre de Bernat de So. | Shutterstock

Como consecuencia de la Rebelión de Cataluña, que duraría unos veinte años, en 1660, el Tratado de los Pirineos recogió la entrega del Rosellón y la Cerdaña a Francia. Al culminarse la delimitación de los nuevos límites fronterizos, Llivia quedó excluida de las localidades de la Cerdaña cedidas a Francia. En otras palabras, se trataba de una localidad con el estatus de villa, concedido por el Emperador Carlos V.

El hecho de estar rodeada por territorio francés permitió que los habitantes de Llivia se libraran de las consecuencias de los conflictos civiles que asolaron el resto de Cataluña en los siglos XVIII y XIX.

En 1936 la iglesia parroquial recibió la visita de milicianos anarquistas que destruyeron el altar mayor y parte de sus imágenes. En febrero de 1939, al llegar las tropas franquistas a Puigcerdá no pudieron cruzar la escasa distancia que le separa de Llivia. el motivo es que tenían que cruzar armados a través de territorio francés. Por esta razón las autoridades franquistas recabaron un permiso excepcional del Gobierno de Francia. Una vez conseguido, tomaron el enclave sin resistencia.

Qué ver en Llivia, un tesoro entre países

Vista panorámica de Llivia
Vista panorámica de Llivia. | Shutterstock

Comenzamos la visita a Llivia desde su castillo. Es singular porque incluye vestigios romanos, de los siglos IX y XI. En el siglo XV fue completamente rehecho. Se le dotó de una estructura cuadrangular alrededor de un gran patio central con una gran cisterna de agua. Está protegida por muros de 35 metros de lado, con torres circulares y un profundo foso. Desde allí se puede disfrutar de excelentes panorámicas sobre el conjunto del enclave de Llivia.

La farmacia más antigua de Europa

Farmacia Esteve
Farmacia Esteve. | Shutterstock

En el casco urbano, la Farmacia Esteve, fundada en 1415, está considerada la botica más antigua de Europa. Por lo tanto, es un lugar emblemático por el que merece la pena pasarse en Llivia. Estuvo funcionando con éste cometido. Sin embargo, en 1942, León Antoni Esteve, séptima generación de la misma familia, cerró el establecimiento y se trasladó a Puigcerdá.

Posteriormente la compra el ayuntamiento y abre como museo. Contiene una importante colección de albarelos o potes de color azul cobalto, algunos de los cuales son del siglo XVI y otros del XVIII. Están decorados con retratos de santos y personajes. También tiene instrumental antiguo y un espectacular armario barroco. Lo esculpió Josep Sunyer a inicios del siglo XVIII y está coronado por una hornacina con la Virgen del Rosario.

Los monumentos y lugares más emblemáticos de Llivia

La iglesia de Nostra Senyora dels Angels es un templo edificado en el siglo XVI y finalizado, de hecho, en 1617. Por ello, es un templo estilo gótico excepcionalmente tardío. Lo primero que llama la atención son los bellísimos herrajes de su puerta, que fueron realizados en el siglo XIII. Su nave central está complementada por cinco capillas y tiene un ábside poligonal. Su fachada del siglo XIII es lo que queda de un templo anterior.

En su interior, el altar mayor es procedente de una iglesia jesuítica de Logroño, pues el original se destruyó en 1936. Sí es original del templo la imagen de Cristo de Llivia, románico-gótica del siglo XIV.

Iglesia de Nostra Senyora dels Angels
Iglesia de Nostra Senyora dels Angels. | Shutterstock

Esta ha venido siendo muy venerada por los arrieros que desde el Medievo pasaban por Llivia en su cruce de los Pirineos. En ella se inspiró el compositor francés Deodac de Severac para escribir Los Arrieros Delante del Cristo de Llivia. Entre las curiosidades que guarda se encuentra una capa fluvial realizada en Dalmacia. Fue un regalo del emperador Carlos V. Además, una cruz procesional regalada también por éste.

La ausencia de batallas desde el siglo XV, la dedicación agropecuaria de la población y la tardía llegada del turismo ha permitido preservar mucho el patrimonio arquitectónico. Alrededor de la Plaza Mayor, en las calles Mercadal, Fontcitrana y Santa María se pueden ver en Llivia viviendas cuyas estructuras se remontan en algunos casos al siglo XIII.

La Torre de Bernat de So es una edificación medieval de estructura redonda. De la misma hay noticia desde el siglo XIV. Fue propiedad del vizconde de Eroles. Después de eso, en 1458 se renovó para proteger a la población de los ataques de los bandidos.

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