Qué ver en Hita

Antes de tratar lo que ver en Hita lo mejor es descubrir su pasado. El cerro fue utilizado por los romanos para vigilar la calzada que enlazaba Mérida con Zaragoza. Los musulmanes también ocuparon la población y edificaron una atalaya. Fue conocida entonces como Fita, término de origen latino que significa lugar fijo y sobresaliente.

A pesar de su escaso tamaño, su posición motivó que fuese muy transitado durante la Edad Media. Por ejemplo, aparece citada en tres importantes textos medievales: el Cantar del Mío Cid, la Leyenda de los Siete Infantes de Lara y la Vida de Santo Domingo.

En el año 1085 la reconquistó Alvar Fáñez. Tras ello y durante dos siglos convivieron allí importantes comunidades de las tres religiones. Durante el reinado de Pedro I, Samuel Leví estableció en el castillo un centro de recaudación de impuestos.

De 1330 es el primer manuscrito del Libro de Buen Amor, atribuido a un misterioso Arcipreste de Hita. Sus vagos datos biográficos hacen pensar que bien pudiera ser un seudónimo. En cualquier caso resultó ser un buen conocedor de la comarca, a la que dio fama imperecedera.

La villa alcanzó su máximo esplendor en el siglo XV. Entonces, Íñigo López de Mendoza, primer marqués de Santillana, se estableció como Señor de Hita y la fortificó. Sin embargo, el declive de la localidad castellana comenzó con la expulsión de los judíos, motor económico de la población.

La Guerra Civil de 1936 supuso la pérdida de gran parte de su patrimonio, al ser línea de frente durante toda la contienda. Sin embargo, todavía conserva un casco antiguo de trazado medieval importante. Tanto es así que fue declarado Conjunto Histórico Artístico en 1965.

Ahora, lo mejor que ver en Hita.

El recorrido comienza por la Puerta de Santa María, única superviviente de las tres que tuvo la muralla. Aunque muy restaurada, se trata de un bello ejemplo de la arquitectura militar gótica. Aún hoy continúa siendo la entrada principal a la localidad. Sobre su arco, apuntado y flanqueado por dos grandes garitas, está el escudo heráldico de los Mendoza.

Al otro lado del arco se halla la Plaza Mayor o del Arcipreste de Hita. Se trata de un espacio porticado en dos de sus lados, con fachadas de ladrillo de estilo mudéjar. Por otro lado, en la Casa-Museo del Arcipreste hay una galería arqueológica y etnográfica que alberga también la oficina de turismo.

Un punto también interesante que ver en Hita son las ruinas de la Iglesia de San Pedro. Fue el templo principal de Hita hasta su destrucción en 1936. En los restos puede admirarse la lápida sepulcral de Fernando de Mendoza, alcaide de la fortaleza en el siglo XV.

Mientras tanto, en la calle Cerería se alza la Iglesia de San Juan. Es un edificio cuyas naves y artesonado gótico-mudéjar se construyeron entre los siglos XV y XVI. Más tarde se le añadió una torre de estilo herreriano. Sobresalen su pila bautismal románica, sus pinturas (siglo XVII) y el artesonado mudéjar conservado en una de sus capillas.

Siguiendo con el recorrido por lo mejor que ver en Hita, bajo el casco histórico se extienden un centenar de cuevas. Llevan siendo utilizadas como bodegas desde la Edad Media. Asimismo, los bodegos son oquedades que sirvieron hasta los años sesenta como viviendas.

A los pies de la muralla que rodea la villa se encuentra el Palenque, lugar donde se desarrollaban los torneos de caballeros. Esta diversión popular de la Edad Media cobra vida hoy con en el Festival Medieval de Hita, acto organizado para rememorar el pasado de la villa. En la programación se incluye la visita a las bodegas y bodegos.

Próximo al municipio de Torre del Burgo, en la vega del río Badiel, se localizan las ruinas del Monasterio de Sopetrán. Tal edificio, de origen visigodo, fue antaño el centro religioso y cultural de estas tierras. A 300 metros se halla la Ermita de la Fuente Santa, de estilo renacentista alcarreño.

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