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Qué ver en Hellín, localidad de Albacete que vibra en Semana Santa

Hellín

Hellín es una importante localidad de Albacete, de origen árabe. Es especialmente conocida por su Semana Santa y por la tamborada que la acompaña. Los lugares que ver en Hellín se complementan, además, con la visita al importante monumento natural del Pitón Volcánico de Cantarix y al vecino Saladar de Agramón, una zona donde se organizan actividades de turismo activo.

Un poco de historia de Hellín

Hellín
Hellín. | Luis Rogelio HM, Wikimedia

Los importantes yacimientos arqueológicos encontrados en la zona de Hellín, que también forman parte de los lugares que ver, sitúan el origen de la ciudad en el Paleolítico Superior. En la época musulmana estaba integrada en la Taifa de Denia y se conocía por el nombre de Iyyu. Tras la conquista castellana del siglo XIII, Hellín se incorporó al Reino de Murcia, dependiente de Castilla.

En 1304 fue una de las villas fronterizas que fueron asignadas por lauda arbitral al rey Jaime II de Aragón. No obstante, años después se reincorporaría al Reino de Murcia, formando parte de los dominios del infante Don Juan Manuel, autor de El conde Lucanor. Conocida después como Fellín o Montellin, la derrota de los marqueses de Villena frente a los Reyes Católicos motivó que en 1476 volviera a la jurisdicción real.

En el siglo XVIII la villa de Hellín adquirió gran importancia por sus Reales Minas de azufre, de gran importancia en la fabricación de pólvora. Otra importante fuente de riqueza fue la recolección y elaboración del esparto. Se empleaba para la cordelería de la marina y como combustible para elaborar cerámica. Esto causó problemas entre ambos negocios, pues la Corona llegó a prohibir el uso de esparto como combustible de hornos para preservar su empleo náutico.

Durante el turbulento siglo XIX la historia de Hellín se llenó de asaltos por partidas de “revoltosos”, que buscaban dinero y vituallas gratuitas. En octubre de 1873, el jefe carlista Roche tomó la población con solo 3 o 4 soldados. Se constituyó como autoridad legítima, quemó el registro de la propiedad y se marchó después con todos los fondos del ayuntamiento. Al año siguiente, un contingente de insurrectos independentistas del Cantón de Cartagena, que iba de camino hacia Valencia, penetró en Hellín, llevándose también toda la hacienda municipal. En septiembre de ese mismo año un grupo carlista comandado por el jefe Lozano se volvió a llevar el capital local y el de algunos vecinos, aunque este último no quedaría impune, pues sus tropas fueron derrotadas poco después, siendo Lozano fusilado.

Qué ver en Hellín

Iglesia de la Asunción
Iglesia de la Asunción. | Wikimedia

El casco antiguo de Hellín es de origen árabe, diseñado según un trazado irregular de callejuelas que nacen alrededor del cerro del castillo. En su parte alta todavía se conservan algunos restos de las murallas almohades de los siglos X y XII, y sus estrechas vías e irregulares manzanas mantienen aún el espíritu de aquella época.

En este casco antiguo destaca la iglesia parroquial de Santa María de la Asunción. Se trata de una obra del siglo XVI con elementos góticos y renacentistas. Sobresale una portada que sigue el estilo de Andrés de Vandelvira, el arquitecto albaceteño que tanto influyó en las edificaciones de esta región durante el siglo XVI.

Del mismo siglo es el convento de los Franciscanos. Un conjunto compuesto por el templo, de nave única, un claustro renacentista y coro y capillas de estilo barroco. Lo más interesante es el camarín (1760-1770), en la cabecera de la iglesia. Se trata de un ejemplo de la arquitectura rococó dotado de pavimentos de azulejería valenciana. En sus paredes se pueden observar cuatro interesantes lienzos de tema religioso de Francisco Villanueva. También se conserva una Dolorosa de Francisco Salzillo y una copia de la Virgen de la Concepción, cuyo original era obra de este mismo imaginero.

Otros edificios religiosos importantes que ver en Hellín son el santuario de Nuestra Señora del Rosario, construido sobre la antigua mezquita de la ciudad. Cuenta con un esbelto campanario y un bello camarín rococó. También el antiguo convento de Santa Clara, del siglo XVII, ahora centro socio-cultural, y la ermita de San Rafael, patrón de la ciudad. En todos ellos se puede disfrutar de las imágenes que los hellineros sacan en procesión cada año.

Entre los edificios civiles hay que ver en Hellín, destacan las casas-palacios repartidas por la villa. Un conjunto de construcciones del siglo XVIII dotadas de un patio interior con columnas. Entre ellas se pueden mencionar especialmente la casa de los Salazar, la de los Falcón Morote y la casa del Conde. Esta última se llama así por haber sido del poderoso conde de Floridablanca, ministro de Carlos III y Carlos IV. También es indispensable el Museo Comarcal, que está ubicado en una antigua casa de estilo modernista. En sus tres plantas alberga diversos hallazgos arqueológicos de la zona, además de una muestra de cerámica y esparto, las dos actividades artesanales más importantes.

Ya en las afueras de la ciudad se encuentra el Parque Arqueológico del Tolmo Minateda, asentamiento ibero-romano, y las pinturas rupestres del mismo nombre, declaradas, junto con el resto de pinturas levantinas, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Contiene también una ciudad romana en proceso de musealización.

La Semana Santa de Hellín y su famosa Tamborada

Tamborrada en Hellín
Tamborrada en Hellín. | Shutterstock

Si por algo merece la pena visitar Hellín es por su Semana Santa, declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional, con sus procesiones de imágenes y las famosas Tamboradas. Desde el Miércoles Santo y hasta el Domingo de Resurrección, más de 30.000 tamborileros inundan las calles de Hellín. Convierten la ciudad en un ininterrumpido redoble que alcanza su momento álgido en la madrugada del Viernes Santo.

Aunque se desconoce el origen de esta costumbre, se cree que puede proceder de los repobladores aragoneses que se instalaron en la zona en el año 1305. Incluso del intento de asustar a las tropas del emir de Granada en 1332. Sus célebres procesiones se asocian también a la visita de San Vicente Ferrer en 1411, precedida de tambores que anunciaban el paso de los fieles por las calles. A partir del siglo XIX los tambores fueron separándose de las peregrinaciones religiosas, manteniéndose así hasta la actualidad.

Los alrededores de Hellín

Liétor
Liétor. | Shutterstock

En las inmediaciones de Hellín se halla el Pitón Volcánico de Cancarix, un monumento natural que constituye el ejemplo más representativo en España de chimenea volcánica, descubierta, con el paso de los milenios, por efecto de la erosión. Otra excelente excursión puede tener como destino Jumilla, pudiendo también visitar alguna de sus bodegas de vino con DO. Hacia el oeste se puede visitar el espectacular paraje natural donde está enclavada la bella Liétor.