Qué ver en Alcalá de Guadaíra

Muy atada a la de la metrópolis sevillana, conviene repasar la historia local antes de tratar lo que ver en Alcalá de Guadaíra. Vestigios romanos y de civilizaciones anteriores prueban que la zona estuvo ocupada largo tiempo. Más tarde, los musulmanes la llamaron Al-Kalat Wad Ayra que significa “El Castillo del río de abastos”. El topónimo hacía referencia a su papel como suministrador de alimentos a Hispalis.

Otra explicación, más legendaria, tiene que ver con la denominación del río, Al-Guadaira. A su vez, este provenía del nombre de la hija del alcaide del castillo. La muchacha se enamoró del caballero cristiano Garcí-Maléndez, cautivo de su padre. En pleno arrebato se fugó con él se fugó cruzando la llamada “Puerta de la traición”. Sin embargo fue alcanzada en el río por su prometido, Abul Suleiman, que la dio muerte allí mismo.

Sea como fuere, el Castillo de Alcalá de Guadaíra data del periodo almohade (transición del siglo XII al XIII). En 1248, en las operaciones previas al asalto a Sevilla, fue conquistada por Fernando III. Treinta y dos años más tarde le fue concedida la carta puebla como villa de Alcalá, dependiente de Sevilla. Pedro I el Cruel encerró en la fortaleza al obispo francés Juan de Cardellach, en el hoy llamado Patio de los silos. Permaneció encerrado hasta 1389, cuando fue asesinado el monarca. Al liberarlo, encontraron que se había vuelto loco.

Alcalá de Guadaíra fue partidaria de la princesa Isabel en la Guerra Civil Castellana. Por ello fue asaltada por el marqués de Cádiz, defensor de La Beltraneja. Tres años después, las familias Ponce de León y Guzmán, cabezas locales de los dos bandos enfrentados, firmaron las “Paces de Marchenilla”, finalizando la contienda.

Entre febrero de 1810 y agosto de 1812 el pueblo estuvo ocupado por los franceses. Durante los combates para la liberación falleció el teniente coronel inglés John Scrope Colquitt. Como era protestante no pudo ser enterrado en el cementerio. Por ello se cavó una fosa sobre la que se puso tiempo después una cruz monumental. Durante 1829, el escritor romántico norteamericano Washington Irving visitó la ciudad.

A continuación, los mejores lugares que ver en Alcalá de Guadaira.

La visita a lo que ver en Alcalá de Guadaíra arranca en El Puente del Dragón. Situado en la entrada del pueblo, sobre el río Guadaira, se asemeja al fantástico animal. Conocido como “El Guardián del Castillo”, es obra del ingeniero José Luís Manazanares, autor también del Puente del Cachorro en Sevilla. Cuenta con con 123 metros de longitud, y está recubierto de mosaicos cerámicos.

El principal monumento es el enorme Castillo de Alcalá de Guadaíra, construido en torno a los patios de la sima y de los silos. Se halla flanqueado por once torres. El edificio encierra una serie de edificaciones bajomedievales, entre las que destaca el Alcázar Real. Destacan asimismo dos lugares concretos de la fortaleza: la Puerta de la Traición y la Torre del Homenaje. En los depósitos subterráneos todavía se pueden ver las marcas que el obispo Cardellach realizó durante su cautiverio. Una forma de no perder consciencia del paso del tiempo que no tuvo mucho éxito.

Otros dos hitos que ver en Alcalá de Guadaíra son el Palacio del marquesado de Gandul y la Iglesia de San Juan Evangelista. Asimismo, en la necrópolis de Gandul hay restos de enterramientos humanos del Calcolítico.

De nuevo en el casco urbano, existen una gran cantidad de edificios interesantes. En su mayoría son de estilo regionalista y obra del maestro Talavera. Estos son el Teatro Municipal Gutiérrez de Alba, la Casa de la Cultura o el Hotel Oromana. De visita obligada son también la Casa del Pósito, el Puente de Carlos III y el antiguo Hospital de San Ildefonso. Esta última construcción es actualmente el Ayuntamiento.

El principal edificio religioso que ver en Alcalá de Guadaíra es la Iglesia mudéjar de Santa María del Águila (ss. XIII–XIV). Posee una torre-campanario separada del cuerpo principal. En su nave sur conserva un interesante fresco gótico. Una leyenda local explica que, poco después de su reconquista en el siglo XIII, los primeros repobladores vieron como un águila se puso a dar vueltas sobre un lugar. Allí hallaron una imagen escondida por los godos ante la llegada de los moros a la que llamaron la Virgen del Águila.

No lejos queda la gran Iglesia de Santiago el Mayor, remodelada por completo en los siglos XVIII y XIX. En la portada lateral derecha conserva un bello azulejo del siglo XVIII. Además, puede resultar estimulante acercarse al bello Convento de Santa Clara. El lugar ofrece la posibilidad de comprar los excelentes dulces elaborados por sus monjas: suspiros, corazones, bocaditos, etc…

En la parte moderna del pueblo hay un pequeño monolito con la Cruz del inglés. Recuerda el lugar aproximado donde fue enterrado, en 1812, el coronel John Scrope Colquitt. Al ser protestante, no podía descansar en un cementerio católico. Por ello, sus restos fueron depositados en lo que antes fue un cruce de caminos. Un bonito hito que ver en Alcalá de Guadaíra.

El rico entorno natural de Oromana, situado a orillas del río Guadaira, es otra zona a visitar. Cuenta con alrededor de 140 hectáreas de zonas verdes con una gran variedad de especies vegetales. Se trata de un espacio natural con amplias zonas recreativas y bellos miradores desde los que contemplar las mejores vistas de la ciudad. En esta ruta se levantaron los Molinos harineros que dan fama al lugar. Sus orígenes se remontan a la época islámica. Cada uno dispone de un espacio para almacenar el grano y otro para molerlo.

Continuando con lo que ver en Alcalá de Guadaíra y alrededores, a cinco kilómetros pervive el Castillo de Marchenilla (s. XV). Otrora importante explotación agrícola, fue donada a Rodrigo Álvarez tras la reconquista. Fue el escenario de la negociación entre Ponce de León y Guzmán, que culminó con “Las Paces de Marchenilla”. En el interior destaca la capilla de San Isidro Labrador. El espacio queda presidido por una valiosa pintura de la Virgen de Guadalupe.

Alcalá de Guadaira tiene un lugar de honor en la historia el flamenco. En ella se creó el cante por soleá de la mano del alcalareño Joaquín el de la Paula. Desde entonces, diversas figuras locales han ido dando forma a este palo. Esta localidad forma parte de la ruta del compás de tres por cuatro. Así, cada verano se realiza un festival flamenco en el recinto del castillo.

Es habitual llevarse a casa, tras una visita al lugar, algunas piezas de pan local. Este se elabora desde hace siglos en multitud de formas y tamaños: bollos, teleras, regañás, molletes, cuarterones o medias bobas. Con esto concluye el repaso a lo mejor que ver en Alcalá de Guadaíra.

Imagen destacada cedida por ©EMPRESA PÚBLICA PARA LA GESTIÓN DEL TURISMO Y DEPORTE DE ANDALUCÍA