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Los pueblos más bonitos de ‘la Toscana española’

Pueblos más bonitos de la Toscana española

¿Existe algo conocido como ‘la Toscana española’? Sí, existe. Y es absolutamente maravillosa. En la línea divisoria que separa Cataluña de Aragón se ubica la comarca del Matarraña. Una región perteneciente a Teruel aún desconocida por muchos que alberga algunos de los pueblos más bonitos de España. Y no es para menos. La esencia medieval que se respira en cada uno de ellos, combinada con la tranquilidad tradicional del mundo rural, los convierte en una opción ideal para disfrutar de una experiencia de relax en plena naturaleza. 

Visitar ‘la Toscana española’ es sinónimo de amor a primera vista. Puentes de piedra, ríos, paisajes de cuentos de hadas, pinturas rupestres… y 18 pueblos que conforman una de las postales más bellas de España. Aunque, puestos a elegir, estos son los 7 pueblos de ‘la Toscana española’ que sí o sí hay que visitar una vez en la vida.

7 pueblos para enamorarse de ‘la Toscana española’

Valderrobres, un paseo por la capital de la comarca

Valderrobres
Valderrobres. | Shutterstock

Enmarcado dentro de la asociación de pueblos más bonitos de España, Valderrobres enamora desde el primer momento. Un puente medieval cruza el cauce del río Matarraña y conduce al visitante a través de casitas colgantes, cada una de un color diferente. La magia del lugar es inigualable y comienza con su gran riqueza arquitectónica.

La Calle Mayor reúne edificios históricos como la Casa Consistorial y la Fonda Blanc y marca el recorrido a seguir hasta llegar a la impresionante iglesia de Santa María la Mayor. Un templo de estilo gótico que merece mucho la pena visitar. Por no hablar del castillo de Valderrobres, construido entre los siglos XIV y XV, que se alza majestuoso sobre las casitas de piedra y desde el que se puede disfrutar de una agradable vista al valle.

Ráfales, un alto en el camino

Ráfales
Ráfales. | Millars, Wikimedia

Si hay un pueblo ideal para desconectar y hermoso a la vez, ese es Ráfales. Callecitas pintorescas de piedra, el Molí de l’Hereu, un antiguo molino de aceite rehabilitado hoy en día, la iglesia gótica dedicada a Nuestra Señora de la Asunción construida en el siglo XV… y un ambiente rural que invita a descansar.

Calaceite, cuando el nombre habla por sí solo

Calaceite
Calaceite. | Shutterstock

Además de estar considerado como uno de los pueblos más bonitos del país, Calaceite destaca entre los amantes de la gastronomía por dedicar gran parte de su economía al cultivo del aceite. En sus alrededores se encuentran algunas fincas olivareras productoras de aceite de oliva prémium y ecológico cuyo sabor es una experiencia aparte. Cerca de esta zona también se encuentran poblados ibéricos como San Antonio, con restos arqueológicos, y la ruta de los túmulos funerarios del Matarraña, pertenecientes a la Edad de Hierro.

El interior del pueblo tampoco tiene desperdicio. Declarado Conjunto Histórico Artístico, Calaceite está considerado por muchos como centro cultural de Matarraña. La plaza de España, la calle Maella, el Ayuntamiento y la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción son auténticas maravillas arquitectónicas de obligada visita.

La Fresneda, un cuento de hadas

Ermita de Santa Bárbara en La Fresneda
Ermita de Santa Bárbara en La Fresneda. | Shutterstock

Si hay algo que caracteriza a La Fresneda es que todo aquel que la visita afirma que parece un pueblo sacado de un cuento. Su casco antiguo, declarado Conjunto Histórico-Artístico, es uno de los más bonitos de la comarca. Un paseo a través de sus casas palaciegas, la torre del Compte, el convento y la capilla del Pilar se convierte en todo un viaje a través del tiempo. Tampoco pueden faltar las ruinas del castillo de Santa Bárbara, destruido durante las guerras carlistas.

Muy cerca de este castillo se sitúa la ermita de Santa Bárbara, precedida de un gran número de escaleras construidas a modo de calvario. Aunque pueda parecer una gran subida, las hermosas vistas al valle la compensan con creces. Como también lo hacen los restaurantes a los que acudir para reponer fuerzas. ¿Una curiosidad? El famoso cocinero Karlos Arguiñano es un completo enamorado de la gastronomía de este pueblo.

Cretas, la tierra del vino

Iglesia de la Asunción, Cretas
Iglesia de la Asunción, Cretas. | Shutterstock

Aunque suele ser uno de los grandes olvidados en las listas de los pueblos más bonitos de la Toscana española, Cretas es una maravilla en sí mismo. Para empezar, sus alrededores están cubiertos de viñedos y oliveras, gran indicativo de su excelencia gastronómica. Comer en Cretas es un auténtico placer para el paladar, y su repostería es especialmente reseñable.

Con una población de menos de 600 personas, este pueblo se ha convertido en un destino de relax y actividades deportivas favorecidas por las numerosas visitas de ciclistas y amantes de la hípica que recibe al año. Su iglesia de la Asunción, la casa Turull y la capilla de San Antonio de Padua son algunos de sus grandes atractivos.

Peñarroya de Tastavins, hogar de dinosaurios

Peñarroya de Tastavins
Peñarroya de Tastavins. | Shutterstock

Peñarroya de Tastavins destaca en el mapa por varios motivos. El primero, por la gran riqueza natural de sus alrededores traducida en barrancos, pinares y excursiones que incluyen escalada. El segundo, porque en este pueblo se encontró el primer ejemplar de Tastavinsaurus, un tipo de dinosaurio que vivió hace más de 100 millones de años en esa zona. De hecho, su primer ejemplar se descubrió en esa localidad.

El tercer motivo que convierte este pueblo en un indispensable es su santuario de la Virgen de la Fuente. Una construcción de gran riqueza arquitectónica que engloba dos ermitas, una hospedería y una impresionante fuente. Esta bella estampa conforma uno de los grandes atractivos de Peñarroya junto a la iglesia de Santa María la Mayor, declarada Bien de Interés Cultural.

Beceite, senderismo y piscinas naturales

Piscinas naturales de Beceite
Piscinas naturales de Beceite. | Shutterstock

Además de albergar la gran riqueza medieval de ‘la Toscana española’, Beceite es especialmente conocido por el hermoso entorno natural en el que se encuentra. La ruta El Parrissal es la excusa perfecta para disfrutar de la belleza de los campos de olivos de la zona mientras se sigue el cauce del río Matarraña. ¿Lo mejor? Las impresionantes piscinas naturales que se forman en el camino, perfectas para refrescarse antes de seguir la marcha.

Otra de las rutas senderistas recomendadas de Beceite es la de Rocas del Masmut. Su exigencia física y técnica es elevada al tratarse de un camino en continuo ascenso con partes de pequeña escalada. Su belleza y sus mágicos rincones lo convierten en un claro ejemplo de la belleza de ‘la Toscana española’.