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Los pueblos más bonitos de Pontevedra

Los pueblos más bonitos de Pontevedra

Da la sensación de que Pontevedra está en contacto con muchos territorios. Esta provincia limita con A Coruña al norte, con Lugo al nordeste, con Ourense al este, con Portugal al sur y con el océano Atlántico al oeste, así que ha bebido de todas estas influencias para formar un carácter propio. Especialmente conocido por sus localizaciones costeras, por esas Rias Baixas cada vez más apreciadas, Pontevedra esconde también secretos en el interior que, por supuesto, tienen que ver con la naturaleza y con la rica historia de toda la comunidad gallega. En este repaso por esos pueblos que se deben conocer faltan nombres, pero es así porque Pontevedra está repleta de imperdibles. Se puede comenzar, en cualquier caso, por estos 11 lugares.

Pontevedra fascinante: sus pueblos más bonitos

A Guarda, el lugar donde muere el Miño

A Guarda
A Guarda. | Shutterstock

El municipio de A Guarda es uno de los más interesantes de Galicia al completo, el último pegado al Atlántico antes de cruzar la frontera hacia Portugal. Queda separado del país luso por el Miño, que encuentra en este punto su desembocadura en el océano. Dicen que los mejores atardeceres gallegos se contemplan aquí y que comer langosta es obligatorio. Su puerto, su lonja, las casas de colores que miran hacia el mar, las Casas Indianas y varios edificios de importancia histórica, como la iglesia románica del siglo XII, justifican conocer A Guarda. Por si esto fuera poco, también aquí se ubica el Castro de Santa Trega, declarado Monumento Histórico Artístico Nacional y Bien de Interés Cultural. Según indican los petroglifos encontrados en el monte, este castro estuvo habitado entre los siglos I a.C. y II d.C. A Guarda es historia y belleza.

Agolada, el corazón de la Galicia verde

Agolada
Agolada. | José Antonio Gil Martínez, Wikimedia

Este peculiar municipio se ha hecho con un sobrenombre que tiene mucha importancia en esta comunidad: el corazón de la Galicia verde. Situado muy cerca de la frontera con la provincia de Lugo, Agolada es un pequeño núcleo de población que ha sabido conservar su pasado al tiempo que ha luchado por seguir el ritmo de los tiempos modernos. Además de destacar sus alrededores, visitar Agolada permite descubrir un conjunto de edificaciones declaradas Conjunto Histórico-Artístico en 1985. Se trata de los Pendellos de Agolada, cabañas de piedra, madera y teja que se levantaron en el siglo XVIII para acoger el mercado. El lugar fue además un importante centro comercial, donde la ganadería y la artesanía eran las estrellas, y ha sabido mantener prácticamente intacta esta parte de su historia.

Baiona, donde tenerlo todo

Baiona
Baiona. | Shutterstock

Esta localidad marinera ha adquirido en los últimos años una gran relevancia turística, encontrándose como se encuentra en un lugar privilegiado. Declarada Conjunto Histórico-Artístico, Baiona es importante, en realidad, desde hace siglos. Su puerto fue, de hecho, el primer puerto de Europa en conocer la llegada de Cristóbal Colón a América, pues en él atracó La Pinta a su regreso. Hoy en día puede verse una réplica de la carabela en el lugar que la acogió. En Baiona, además, hay que dejarse arrastrar por las calles de su centro histórico y también por sus playas, entre las que pueden destacarse la de Ladeira. No hay que marcharse tampoco sin recorrer los 3 kilómetros que ocupan las murallas del castillo de Monterreal, una fortaleza del siglo XI que fue construida sobre una colina para dominar toda la bahía. Un par de elementos más a conocer: la iglesia de Santa María, el Cruceiro de Trindade o el monumento Virgen de la Roca, de 15 metros de altura y situado en lo alto del monte de San Roque.

Barro, paraíso de interior

Barro
Barro. | Shutterstock

El municipio de Barro se encuentra en un espacio natural insuperable: el Parque de la Naturaleza del Río Barosa. Cuando uno habla de naturaleza encuadrándola dentro de Galicia solo se pueden esperar grandes paisajes y aire puro. Dentro de este parque, merece la pena hacer una ruta de senderismo que descubrirá, entre otras cosas, los casi veinte molinos de agua distribuidos en torno al río. Cuenta también con una preciosa cascada que salva más de treinta metros de desnivel en un espacio muy reducido, creando una imagen muy hermosa. Dentro del núcleo de población, es interesante visitar el pazo da Crega, que fue rehabilitado en 2008 y hoy acoge diferentes celebraciones. También monumentos como la iglesia de San Martiño de Agudelo, del siglo XII, uno de los mejores ejemplos del románico gallego de la provincia.

Caldas de Reis

Caldas de Reis
Caldas de Reis. | Shutterstock

Perfecto para disfrutar de la tranquilidad, de la naturaleza, para desconectar. Caldas de Reis es un enclave de tamaño moderado, calles empedradas y puntos interesantes, como la fuente termal de las Burgas. En el centro de la localidad se localiza esta curiosa fuente de la que mana agua caliente, algunos dirían incluso que ardiendo. También hay que visitar el puente romano de piedra, así como el cruceiro que queda junto a este. Caldas de Reis salva como puede el transcurso del río Umia, en torno al que pueden disfrutarse de rutas de senderismo preciosas y también de alguna que otra zona de baño. Por mencionar algún hito concreto, la iglesia de Santo Tomás Becket, edificada en el siglo XIX en honor al Arzobispo de Canterbury y Canciller de Inglaterra, es un lugar curioso.

Cambados, el caminar sin prisa

Cambados
Cambados. | Shutterstock

Uno de los municipios con más vida de Pontevedra: Cambados. No solo por la celebración que cada verano tiene lugar en torno al Albariño, una fiesta que comenzó en 1953 como una competición entre dos de los bodegueros más importantes de la zona y que ha terminado siendo una feria de importancia nacional. Cambados es mucho más. Tiene uno de los conjuntos históricos mejor conservados de la zona, por lo que en un paseo por su casco histórico se descubrirán pazos y casas nobles por doquier. Si uno se aventura a sus calles sin prisa, disfrutará de otros monumentos muy estimulantes como la Torre de San Sadurniño, repleta de historias, o la iglesia de Santa Mariña Dozo, que descansa a los pies del monte A Pastora y tienen, dijo Álvaro Cunqueiro, el más melancólico camposanto del mundo.

Combarro, las postales inolvidables

Combarro
Combarro. | Shutterstock

Dicen que Combarro es uno de los pueblos más bonitos de Galicia. Hay quien se atreve a ir más allá y afirmar que es, de hecho, el más bonito de la comunidad. Sin necesidad de tirar de afirmaciones tajantes, lo cierto es que Combarro deja postales inolvidables a orillas del Atlántico. Lo que le hace tan sumamente bello, además, es su esencia, su historia: es un pueblo de casas marineras en el que se construyeron decenas de hórreos, necesarios antaño para la conservación de los alimentos, que hoy conforman un conjunto de gran valor. Quizá el turismo esté masificando las pequeñas calles de Combarro, pero aun con gran afluencia de gente merece la pena conocerlo. Casi que uno se plantea quedarse frente al océano durante horas para asistir al baile de las mareas, que deja también imágenes impresionantes.

Isla de Arousa, el único municipio insular de Galicia

Isla de Arousa
Isla de Arousa. | Shutterstock

Situada frente a Villanueva de Arosa se encuentra esta isla que fue declarada Reserva Natural por la Unión Europea. Se tomó esta decisión por los 36 kilómetros de costa que posee, de los cuales once están conformados por bellas playas de arena blanca y fina. Es también un destino de gran popularidad turística, unido como está a la península ibérica por un puente de dos kilómetros de longitud. La isla de Arosa se encuentra en la ría del mismo nombre y constituye una experiencia diferente dentro de Pontevedra, por eso se ha elegido y por eso debe ser una opción siempre que uno planee un viaje a la provincia gallega.

Nigrán, repleto de monumentos

Panxon, dentro del municipio de Nigrán
Panxon, dentro del municipio de Nigrán. | Shutterstock

Este municipio forma parte de la comarca de Val Miñor, una de las más inexploradas y sin embargo cautivadoras de Galicia. Dentro del municipio pueden descubrirse varias parroquias que entusiasmarán a los visitantes, desde la que da nombre al conjunto, Nigrán, hasta la parroquia de Panxón, que cuenta con el templo Votivo do Mar, de aspecto único. Nigrán es mar y montaña, un lugar de pazos, naturaleza y playas como la de América, un enorme arenal de más de un kilómetro. No hay que marcharse de la zona sin acercarse a Monteferro, una lengua de tierra que se adentra casi un kilómetro y medio en el mar, ofreciendo miradores excepcionales para contemplar el océano y las islas Cíes. En esta península se encuentra también el monumento a la Marina Universal de Monteferro, inaugurado hace casi un siglo como memorial para los marineros. Su tamaño, 25 metros de altura, propicia que pueda verse tanto desde las aguas como desde diferentes puntos de la provincia.

Oia, mar y montaña

Oia
Oia. | Shutterstock

Dicen que el municipio de Oia es un auténtico paraíso y no faltan razones para considerarlo así. Oia inspira tranquilidad, con construcciones típicas adornando las orillas del Atlántico, diseminadas en diferentes puntos entre el océano y los montes que guardan sus espaldas. Dentro de este municipio pueden descubrirse monumentos como el monasterio de Santa María, que se levantó en el siglo XII para acoger a los denominados “monjes artilleros”, que se comprometieron a defender el poblado de los frecuentes ataques piratas. En los alrededores destaca la ermita de Santa Uxia de Mougás, las pozas de Mougás, que ofrecen unas bonitas vistas del entorno, o los petroglifos de Auga dos Cebros, un lugar histórico donde se han encontrado numerosas huellas de arte rupestre.

Tui, una ciudad que es pueblo

Tui
Tui. | Shutterstock

Aunque Tui está declarada ciudad, la sensación que transmite es la de ser un pueblo tranquilo donde se vive bien. Sus formas conducen directamente a tiempos medievales, destacando de esta característica el fantástico estado de conservación tanto de su trazado como de los monumentos que pueden verse en sus calles empedradas. El casco antiguo está declarado Conjunto Histórico-Artístico. Tui se ha desarrollado a expensas del Miño, que sirve como frontera natural entre España y Portugal. No hay que marcharse sin cruzar a pie el Puente Internacional. Antes, varios monumentos a los que atender. Por ejemplo, la Catedral de Santa María, que parece más una fortaleza que un templo y que sorprende ya desde un primer contacto. Tui, en general, es una grata sorpresa.

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