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La Muralla China de Finestres, el desconocido tesoro natural de Huesca

Muralla China de Finestres o Roques de la Villa

La senda que marca el río Noguera-Ribagorçana contiene atractivos de casi todos los tipos imaginables en su travesía por la sierra del Montsec. Desde que sus aguas se embalsaran a mediados del siglo XX, ha marcado la frontera entre Huesca y Lleida. En sus altos barrancos se agarran a la piedra ermitas imposibles, mientras que vertiginosos pasos entre orillas marcan rutas de senderismo de impresión. Aunque el desfiladero de Mont-Rebei es su enclave natural más conocido, hay otro que resulta incluso más llamativo. Se trata de la poca conocida Muralla China de Finestres.

Muralla China de Finestres o Roques de la Villa
Vista nocturna de la Muralla China de Finestres. | Shutterstock

Dientes de piedra que salen de la misma montaña

Llamada también Roques de la Villa, la Muralla China de Finestres recibió su curioso nombre por su aspecto. Se extiende durante unos 500 metros y se levanta decenas de ellos. Su aspecto de recinto amurallado es totalmente reconocible. Una carambola natural que generó una tradicional frontera natural entre tierras oscenses y catalanas. A su vez, es parte del enorme embalse de Canelles, que deja tramos que recuerdan del malagueño Caminito del Rey o al mallorquín Gorg Blau.

Un capricho de la tectónica de placas es el responsable de este espacio. Se cree que en un principio los grandes muros de piedra tenían una posición más horizontal. Sin embargo, movimientos telúricos llevaron a que se alzaran. El efecto de la erosión, muy acusado en toda la zona, acabaría provocando que se generaran dos líneas paralelas casi perfectas de dientes serrados. De ahí, precisamente, viene otro de sus motes, Dents de Finestres.

Muralla China de Finestres o Roques de la Villa
La Muralla China de Finestres. | Shutterstock

Por suerte, ni la guerra ni la ingeniería afectaron al conjunto. Eso a pesar de que su “ronda de guardia” acogió un castillo medieval. Más recientemente, sus sólidas rocas actúan como contención del pantano de Canelles. La ondulación dentada parece estar bien consolidada y resulta estable. Por ello, se augura que seguirá siendo parte del paisaje de esta tierra de frontera durante mucho tiempo.

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Muralla China de Finestres o Roques de la Villa
Roques de la Villa en Finestres. | Shutterstock

El pueblo despoblado que da nombre a la Muralla China

Como ocurrió con multitud de poblaciones de esta parte de la Ribagorza, Canelles se llevó por delante la economía local. Zona eminentemente agraria, la inundación de las áreas de cultivo llevó al abandono de una miríada de pueblos. Entre ellos se encontraba Finestres o Finestras. Todavía lo visitan antiguos vecinos o vástagos de los mismos. Sin la espectacularidad de lugares como Turruncún en La Rioja, posee el aura nostálgica y de cierta belleza que transmiten los enclaves despoblados.

Sobresale lo que queda de la iglesia de Santa María, con su espadaña en alto. Precisamente sus templos son los que mejor hablan de la antigüedad de la localidad. De la Edad Moderna son el mencionado edificio y la ermita de San Marcos. Mientras tanto, las ruinas de la de San Vicente se ubican en la misma Muralla China de Finestres.

Ermita San Marcos muralla china de Finestras
Ermita San Marcos. | Wikimedia

Parte de un castillo del medievo, de la ermita sobreviven solo ciertos elementos de su estructura. Todavía se puede contemplar secciones de su portada y ábside. En este destaca su bóveda. Data del siglo XII y se adapta a la perfección al difícil terreno en el que se ubica. En este sentido recuerda a las de Santa Quiteria y San Bonifacio o a la de la Mare de Déu de la Pertusa. Ubicadas remontando el curso fluvial un poco, sobrevuelan la salida del desfiladero de Mont-Rebei como funambulistas. Este gusto por las ubicaciones extrañas se extiende a San Vicente.

El pequeño templo formaba parte de un conjunto fortificado llamado el castillo de As Finestres. Construido inicialmente por los árabes, suponía un enclave casi imposible de tomar. Cabe recordar que en aquella época las gargantas del Noguera-Ribagorzana eran más imponentes, debido a que el agua no estaba embalsada. Así, la altura de la fortaleza era mucho mayor. El tiempo llevó a que la plaza fuerte se arruinara, pero sobreviven basamentos y algunos muros. Las vistas desde este lugar resultan impresionantes.

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Muralla China de Finestres o Roques de la Villa
Ermita de San Vicente. | Wikimedia

La ruta a la Muralla China de Finestres

Por suerte es posible visitar la ermita de San Vicente y el interior de los Roques de la Villa. Conforman una ruta senderista agradable y sencilla. Apenas son unos tres kilómetros desde el despoblado. Por tanto una mañana es suficiente para llegar al mirador y volver. La subida a la formación se facilita a través de una suerte de escalinata. En todo caso, conviene prestar atención, pese a ser fácil de usar.

muralla china de Finestras o Roques de la Villa
Vista lateral de los Roques de la Villa. | Shutterstock

Tomando como referencia el antiguo centro urbano, sendos carteles señalan el camino a las ermitas. Conviene hacer el pequeño recorrido a la de San Marcos. Todavía se sigue usando y se ubica junto a un mirador realmente notable. Desde allí es posible desandar lo pateado hasta el pequeño templo y poner rumbo a San Vicente y la formación geológica que lo contiene.

La senda transita a través del barranco de Sabinós hasta los Roques de la Villa. La visión es realmente espectacular desde la base, a veces anegada de agua. Ya arriba, de nuevo las vistas son inmejorables. Otra forma de admirar la Muralla China de Finestres es desde el propio embalse. Dado lo habitual que es la práctica del turismo activo, es sencillo conseguir una canoa. Así, se puede combinar la visión de los dientes desde la parte inferior con atravesar el desfiladero de Mont-Rebei.