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El convento de vértigo que vigila las Casas Colgadas

Convento de San Pablo

Una de las grandes atracciones turísticas de Cuenca es, sin duda, el Convento de San Pablo. Está ubicado en un lugar espectacular, un alto tranquilo rodeado de montes y vegetación en la Hoz del río Huécar, al margen izquierdo concretamente. Es un paraje de gran belleza en pleno contacto con la naturaleza. Se trata, hoy, de un parador nacional que durante muchos años fue conocido sencillamente como el Convento de San Pablo.

Está ubicado justo en frente a las famosas Casas Colgadas y del puente rojo de San Pablo. Por ello es bastante habitual tomar fotografías representativas de la ciudad desde el antiguo cenobio. Al mismo tiempo, es un emblema muy querido por toda la población conquense. Ya se haga noche en él o simplemente se contemple, es todo un espectáculo digno de admirar.

Origen e historia del Convento de San Pablo

Monasterio de San Pablo en Cuenca
El cenobio parece colgar de los riscos en que se asienta. | Shutterstock

El convento originario, levantado sobre un pequeñísimo convento, fue la sede de la Orden de los Dominicos y estuvo fabricado sobre una gran peña. Los arquitectos del mismo fueron los hermanos Juan y Pedro de Alviz. La construcción del convento comenzó en el año 1523 gracias al impulso y la directriz del canónigo Juan del Pozo, cuyo sepulcro descansa en la misma Iglesia. Tardaron más de 15 años en levantar el edificio principal, poco tiempo dada la precariedad de medios de aquella época.

Años después se construyó el puente que une al complejo monástico con la parte alta de la ciudad de Cuenca. La idea siempre fue acercar el convento a la ciudad y que formara parte de ella. Sin duda alguna, se consiguió. La portada del convento es de estilo barroco, mientras que interiormente tiene una estructura de transición del gótico en su estructura al renacentista de su decoración. El resto de los edificios colindantes son de una época posterior, y eso se puede notar en el contraste entre unos y otros.

Tiempos de transformación en el monumento

Puente y Convento de San Pablo
Puente y Convento de San Pablo. | Shutterstock

El conjunto de San Pablo sufrió reformas en el siglo XVIII. La portada principal, antiguamente gótica, fue destruida con el propósito de alzar una nueva de estilo barroco. A lo largo de su historia, este complejo monumental ha sido constantemente transformado. Tras la desamortización de Juan Álvarez de Mendizabal, en 1836, los Dominicos se vieron obligados a abandonar el convento. Finalmente el Obispado compró todo el edificio en una subasta pública e instaló allí el Seminario Menor de San Pablo. Este acompañaba al Seminario de San Julián, destinado a órdenes mayores.

Fue convertido en un hospital en el año 1885. Posteriormente, en el año 1921, se hundió la torre de la catedral. Un año más tarde, se hizo cargo del convento la Comunidad de Los Paules. A cambio, estos dieron otro brío a todo el complejo, trabajando duramente en la reforma de las instalaciones.

Panorámica del convento y su entorno
Panorámica del convento y su entorno. | Shutterstock

También hubo tiempo para convertirse en un colegio para niños pobres, allá por la época franquista. Luego fue una guardería, y también un sanatorio donde llegaron a alojar enfermos mentales, decisión que originó una gran polémica al respecto en los mentideros de la ciudad.

En todo caso, siempre fue un edificio caro de mantener, así que hubo que buscarle inversión pública y/o privada. Ya en 1993, con una inversión de 1023 millones de pesetas de la comunidad autónoma, se convirtió en un parador nacional, una idea que se puso encima de la mesa en los años 70 y que tardó veinte años en cristalizar.

El convento en la actualidad

El Convento de San Pablo, construido en los acantilados colindantes al Huécar
El Convento de San Pablo, construido en los acantilados colindantes al Huécar. | Shutterstock

Desde el 1 de octubre de 1993, el antiguo convento funciona como un maravilloso parador. Está inmerso en una ubicación natural absolutamente privilegiada. Un destino romántico precioso con vistas a las Casas Colgadas y a la Hoz del Huécar. En este lugar, por hacer referencia a personalidades que han habitado allí, pasaron su primera noche de luna de miel los actuales reyes de España, Felipe y Leticia. Y es que el parador es todo un emblema de Cuenca: las fotos más bellas de la ciudad se han hecho desde este mirador.

Vistas de las famosas Casas Colgadas Cuenca
Vistas de las famosas Casas Colgadas. | Shutterstock

El parador consta de 63 habitaciones, dos de ellas suites, con unas vistas increíbles. En la planta común está el patio del claustro, que es el punto neurálgico del parador, donde desemboca todo. En la terraza se ubica una cafetería que es perfecta para pasar un buen rato. Por si todo esto fuera poco, desde el año 2005 tiene la función de Centro de Arte, situado en el claustro.

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