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Empecemos por reflexionar en torno a los conceptos de “infravalorado” o “sobrevalorado” que, quizá especialmente este último, parecen sentenciar el valor real de las cosas para después señalar que, en general, están valoradas mal, por debajo o por encima de ese valor. Son conceptos complicados porque en la mayoría de las ocasiones es difícil establecer cuánto vale realmente algo.
Teniendo esto claro, sabiendo que nos referimos a conceptos subjetivos, queremos recorrer el mapa de las ciudades más infravaloradas de España. Que reciben pocos visitantes, que están injustamente olvidadas, que todavía son grandes desconocidas o que se han visto eclipsadas por enclaves vecinos. En base a las encuestas elaboradas por el Instituto Nacional de Estadística hemos rescatado cinco ciudades cuyo valor real hay que empezar a descubrir.
Recorremos el mapa de las ciudades más infravaloradas de España
Ourense, la ciudad del agua
Ourense ha pagado caro ser la única ciudad de Galicia que no tiene mar, y a pesar de ello está considerada la ciudad del agua. Esto es así porque la baña el río Miño, el más importante de la geografía gallega, y porque sus aguas termales hacen las delicias de quien llega hasta aquí buscando sus beneficios. Especialmente popular es la fuente de As Burgas, situada en pleno centro. Aquí el agua supera los 60 grados de temperatura.
Al margen de esto, Ourense está situada en un enclave privilegiado, entre montes, en plena naturaleza. Tiene numerosos monumentos que visitar, como la catedral de San Martiño, del siglo XII, con su espectacular Pórtico del Paraíso disputándose la belleza con el de la Gloria de Santiago de Compostela. Ourense tiene sabor medieval y mucha vida social. Es una ciudad todavía por descubrir, injustamente olvidada.
Tarragona, pasado romano
A pesar de tratarse de una ciudad mediterránea, quizá perjudicada por los numerosos enclaves turísticos que tiene a su alrededor, Tarragona no está recibiendo la atención que merece. Su historia se remonta al año 217 a.C., siendo así una de las más antiguas de la península. Los romanos la fundaron entonces como Tarraco y de esta civilización pueden apreciarse todavía numerosas huellas.
Declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, el anfiteatro romano de Tarragona, situado además frente al mar, es uno de los mejor conservados del planeta. También destaca el acueducto de Les Ferreres, situado en los alrededores de la ciudad. Y no hay que olvidar que Tarragona se mueve al compás del Mediterráneo, con todas las virtudes que este mar otorga a quien ha decidido desarrollarse a su orilla.
Soria, castellano puro
En este 2022, el diario británico The Telegraph ha querido dedicar un reportaje, semejante a este mismo tema, a esas ciudades españolas que hay que conocer. El viajero extranjero es diferente, claro, al nacional, que sabe algo más de las numerosas bondades de una Salamanca que el medio destaca por encima de cualquier otro lugar. Estas líneas se decantan, sin embargo, por Soria, que recibe un porcentaje muy inferior de turistas al mes. Y Soria es para conocerla.
Empezando por su románico, del que destacan monumentos como la iglesia de Santo Domingo, de finales del siglo XII aunque con sus posteriores reformas, o la iglesia de San Juan de Rabanera, que data del mismo siglo y ha sido declarada Bien de Interés Cultural. Los arcos de San Juan de Duero, las ruinas de un antiguo monasterio de aquella época, descansan a los pies del monte de las Ánimas de Bécquer, aunando así historia y leyenda. Artistas como el mencionado, o Antonio Machado, cayeron rendidos ante los encantos sorianos.
Badajoz, el encanto extremeño
La ciudad más grande de Extremadura es una de las menos visitadas de un país que sigue ignorando la bella tierra extremeña. Badajoz tiene un bonito casco histórico y la alcazaba más grande de Europa, conservada casi en perfecto estado. De ella destaca la torre de Espantaperros, el precedente a la conocidísima torre del Oro de Sevilla. Formas semejantes, colores semejantes y, sin embargo, popularidades desiguales.
Badajoz tiene también una de las plazas, la plaza Alta, más curiosas y bonitas de España, activa desde la Edad Media, cuando era el lugar de celebración de los mercados más importantes. La puerta de Palmas es, quizá, el símbolo más reconocible de la ciudad. Data del siglo XVI y es la puerta de entrada al puente homónimo, que cuando cae la noche luce espectacular sobre el río Guadiana. Badajoz tiene esto y mucho más y, sin embargo, sigue siendo una de las ciudades más infravaloradas de España.
Cádiz, con personalidad propia
Se ha rescatado, últimamente, un reportaje que The New York Times dedicó, en 2019, a la bella ciudad de Cádiz. En sus líneas hablaba de esta ciudad andaluza como una “joya infravalorada” para el extranjero, y lo cierto es que el viajero nacional también sigue decantándose, a la hora de bajar al sur, por muchos otros enclaves. Cádiz no recibe tanto turismo como tal vez pueda pensarse, eclipsada por otras ciudades de Andalucía como Sevilla, Granada o Córdoba.
Además de las playas que se presuponen en su entorno, Cádiz es una amalgama de culturas producto de ser una de las ciudades más antiguas de España, ya habitada en tiempos de los fenicios. Numerosas civilizaciones han habitado unas calles coloridas que hoy pueden presumir de tener monumentos tan impresionantes como la catedral, una de las más atípicas de España. Cádiz es un lugar con personalidad propia que, sin embargo, sigue siendo una de las ciudades infravaloradas de España.
