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Ecos de historia y leyendas en la Hoya de Huesca

Rutas por la Hoya de Huesca

Los relatos que conforman la iniciativa Ecos en el paisaje conducen a un viaje por la Hoya de Huesca donde la historia, que ha logrado que esta comarca sea la que es, importa tanto como el paisaje. En estos dos nuevos relatos, que acompañan a dos rutas tan estimulantes como las anteriores, importa el poder de las palabras, el poder de las historias, las tradiciones y el pasado, que nunca, en ningún caso, debe olvidarse ni dejarse de lado.

Descubriendo un pasado medieval

Turismo Hoya de Huesca
Turismo Hoya de Huesca

Ese eco que llega al viajero en forma de relato tiene, en la cuarta ruta propuesta, un sabor medieval. Entre Liesa, Ibieca y Casbas, Ecos en el paisaje transporta a quien lo escucha a un pasado lejano que permite comprender dos aspectos fundamentales de la Hoya de Huesca. Por un lado, lo antiguo de una región que ya en el siglo XIII, época en la que se ambienta este Creciendo entre piedras, estaba llena de vida. Por otro lado, esa vida se centra en un joven cantero que ha heredado el oficio de su familia, a la que quiere honrar convirtiéndose en un profesional tan bueno como su padre o su abuelo.

Es fantástico recorrer estos municipios entendiendo cuánto de lo que puede verse existía ya entonces. Comenzando por Ibieca, el joven cantero llamado Miguel sitúa la acción en Foces, como los hombres de su familia paterna, descrito como “un lugar importante, muy bien situado en el camino real que une la villa de Alquézar con Huesca. La actividad que se narra en Foces, donde “es fácil ver a diario viajeros de todo tipo”, con su mercado y sus romanceros inundando las calles, traslada de inmediato a ese ambiente medieval buscado para esta ruta.

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En esta primera parada es posible descubrir el monasterio que mandó construir, en el año 1249, Ximeno de Foces. La iglesia de San Miguel de Foces, que debía hacer las veces de panteón familiar, impresiona por su tamaño y por el lugar en que está enclavada. Cuando uno se acerca a conocer sus detalles, guiado por esta narración, descubre que cuenta con decenas de marcas de canteros que trabajaron en sus piedras, así como la importancia de este oficio en el desarrollo de la Hoya de Huesca se hace evidente. La construcción es tan solo un proyecto cuando Miguel es llamado a trabajar en ella, pero ya entonces transmite detalles como que su artífice, ya en su concepción, quería donarla a la orden de los sanjuanistas, como finalmente sucedió en 1259.

Liesa
Liesa. | Turismo Hoya de Huesca

Junto a Liesa, un pequeño núcleo rodeado de colinas tapizadas de carrascas y olivos, se descubre en lo alto y dominando el paisaje, la ermita de Santa María del Monte, de origen románico tardío y modificada en siglos posteriores. Miguel narra el momento en que el templo se está construyendo, las necesidades que el señor don Ximeno contemplaba en relación a este lugar, su pensamiento hacia los peregrinos que recorrían la zona y la manera en la que padre, hijo y todo el gremio debían trabajar en su levantamiento. Entre tanto, la sierra de Guara vuelve a ejercer como guardiana. “Desde aquí la veo gris y azul, pero en su falda se adivina un color más oscuro, supongo que oliveras, carrascas y más árboles”. Porque la Hoya de Huesca es historia, pero nunca deja de ser naturaleza.

Este itinerario propone como última parada Casbas, donde puede descubrirse el monasterio femenino de Nuestra Señora de la Gloria. Fundado a finales del siglo XII, constituye uno de los máximos exponentes de la orden cisterciense en Aragón. La comunidad que lo habitaba cerró sus puertas a comienzos de este siglo, pero todavía puede admirarse lo que un día fue. Se declaró Monumento Histórico-Artístico en 1979, reconociendo así el valor de lo que Miguel describe, en su siglo XIII, como un espacio casi único en aquella Hoya de Huesca que habitaba el personaje. Este relato es sensacional para descubrir el valor de lo histórico, de la tradición y las huellas que permanecen de un pasado que, como ya se ha dicho, no debe olvidarse.

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Entendiendo el valor de las historias

Turismo Hoya de Huesca
Turismo Hoya de Huesca

La quinta ruta propuesta es fundamental no solo para seguir conociendo la comarca, también para comprender esta iniciativa de Ecos en el paisaje, pues en esta ruta se da una importancia primordial a ese valor de las palabras mencionado anteriormente. Son dos las protagonistas que van a guiar al viajero en este nuevo recorrido: una periodista de viajes que ha viajado tanto como puede esperarse de su profesión y una mujer de edad avanzada que vive tranquila en el pueblo que sirve como escenario.

Este es Albero Alto, un pequeño rincón de esos que tienen un encanto discreto. Su imponente iglesia parroquial domina el espacio, con una esbelta torre que puede contemplarse desde prácticamente cualquier punto. Aquí empieza este viaje en el que Matilde enseña a la periodista, y también a todo aquel que escuche sus palabras, a disfrutar de los lugares de otra manera. A través de sus tradiciones, leyendas y cuentos que se han mantenido durante siglos como un velo invisible entre el paisaje y sus construcciones.

El otro mundo de Albero Alto
El otro mundo de Albero Alto. | Turismo Hoya de Huesca

Así, cuando se visita el pozo de Albero Alto, “muy antiguo, de tiempos de los moros, con unas escaleras que parece que bajan al centro de la tierra”, no solo se disfruta de esa historia, también uno se permite creer en la leyenda que lo acompaña. Otro tanto sucede con el pozo de Piracés, del que Matilde advierte: “cuando baje a su interior parecerá que entra en otro mundo”. Quizá por eso resulta sencillo creer que, tal vez sí, la mitológica figura de la lamia habita sus aguas turquesa.

Piracés
Piracés. | Turismo Hoya de Huesca

Este es el viaje aquí propuesto: un viaje a través de las palabras que da un sentido completo a Ecos en el paisaje. El valor de las historias es que permiten conocer de otra manera la tierra que se visita. No hace falta creer en la veracidad de ese conjunto de leyendas, solo entender que han dado personalidad a los lugares y las personas que los habitan. No hace falta ser creyente sino disfrutar, como dice la buena de Matilde, de “esa sensación de misterio en la piel”.

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Al margen de estas leyendas, esta quinta ruta circula también por rincones como la Piedra de Mediodía, donde se descubre “una sierra sorprendente, quebrada y seca como la de una estepa, de colores ocres con detalles verdes oscuros de las encinas y los olivos”. Las vistas desde lo alto son de impresión y sirven también para entender que la Hoya de Huesca es montaña, sí, pero también es mucho más. Es “campos y campos agrícolas que dibujan un paisaje que empieza a teñirse de verde” en esos meses de invierno en los que se ambienta este relato.

Artículo creado en colaboración con Turismo Hoya de Huesca.